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La casa del terror (Haunt)

Terror. Thriller Harper, una adolescente que acaba de romper con su novio, decide salir de fiesta con sus amigas en Halloween. Aunque la noche no pinta demasiado bien, pronto entabla conversación con un atractivo joven que despierta su interés. Se juntarán así varios jóvenes que deciden entrar en una casa encantada que promete ofrecer una experiencia extrema a base de explotar sus miedos más profundos. La noche se volverá mortal cuando se den cuenta de ... [+]
Morir en Halloween
El cine de terror comercial quedó tan devastado en los años ochenta que, salvo excepciones, le ha costado demasiado esfuerzo sobrevivir. En el nuevo siglo, parece incluso que podría reanimarse, aunque aún haya demasiados esfuerzos a su alrededor para rematarlo. Directores como jUJames Wan y Mike Flanagan han llegado para darle lustre desde el concepto de puesta en escena, y otros como Pascal Laugier, para agitarlo desde el desafío temático y visual. Por eso se agradece la presencia en la cartelera de películas como "La casa del terror". Una obra que, desde la modestia y el ingenio acierta a jugar con los modos del nuevo cine terrorífico con cierta soltura y sin alzar demasiado la voz.

De hecho, la primera hora de "La casa del terror" podría calificarse de excelente por su parquedad visual, su estimulante ‘tempo’ narrativo, en el que no existe ni una sola precipitación, y por su trabajo con los personajes (prototipos, sí, pero retratados con una certidumbre que llega al espectador para saber que, una vez trazados, no se desviarán aleatoriamente del dibujo). Y es que asombra un tanto que los directores y guionistas de esta película, Scott Beck y Bryan Woods, sean los mismos que firmaron el libreto de la memorable “Un lugar tranquilo”, obra cumbre del terror moderno basada en la absoluta falta de fuegos de artificio. Pero sí. Son ellos. Y ya habían postrado su habilidad tras la cámara en una buena película terrorífica como "Nightlight". Unos autores que saben hacer alarde de gamberrismo cuando hace falta y de seriedad narrativa cuando viene a cuento. Pero es que, además, como productor aparece el nombre del temible Eli Roth, con lo que la cosa podría haberse descontrolado de lo lindo. No es así.



Cierto es que el último tramo de "La casa del terror" se entrega al exceso y al jolgorio. Pero después de lo visto en el metraje anterior, hasta se agradece un poco. El 'slasher' al que viaja la película resulta sumamente respetuoso con sus personajes y, aunque no ahorre sangre y brutalidad, aparece filmado con un pulso que ya quisieran dominar muchos Wes Craven de la vida…

La cosa es que cinco jovenzuelos buscan diversión en Halloween y quieren ir a una de las tradicionales "casas del terror" que amenizan la noche. Sin salirse del molde genérico, Beck y Woods los suben a un coche y hacen que se encuentren, en un desvío de la carretera, con un letrero que anuncia uno de estos lugares. Y, respetando el código, en la entrada los recibe un sujeto siniestro con una careta de payaso y los invita a entrar a esta suerte de "escape room" tras haberse desprendido de sus móviles. Es decir, que mientras cualquiera de nosotros hubiera huido, despavorido, lo más lejos posible del payaso, su máscara y su llamada a la presunta diversión, nuestros héroes y heroínas se adentran donde solo cinco dementes, o cinco personajes de una película de terror, podrían hacerlo. Merecido tendrán lo que les pase.



Sin embargo, Beck y Woods se cuidan mucho de hacer pasar a sus personajes por descerebrados o por inútiles. Por ello, compartimos sus sufrimientos y no deseamos que la muerte acabe con sus muestras de estupidez, como en tantos subproductos, sino que aceptamos entrar, con ellos, en un juego macabro del que intuimos que pocos saldrán con vida. Y es en ese momento en el que los directores muestran su buen hacer visual al utilizar, durante buena parte de la película, la sugerencia para crear inquietud, los movimientos de cámara para aportar hondura terrorífica y la iluminación para llenar las imágenes de tonos malsanos. Cada habitación de este siniestro lugar ofrecerá una prueba de ingenio o de lógica (o, directamente, de bravura) para seguir avanzando hacia la salida.

Para cuando el pasatiempo se convierta en un juego a vida o muerte, ya formaremos, como espectadores, parte de los sufrientes protagonistas, destinados al desmembramiento unos, al destripamiento otros… Entre el pavor y el regocijo, “La casa del terror” se entrega en su tramo final, sí, al más puro 'slasher', en manos de muchos matarifes, algunos de cuerpo modificado, o similares a zombis, y otros disfrazados de payasos tremebundos… todos ellos semideformes y monstruosos. Antes de ello, hemos asistido a una película de terror más honda de lo habitual que logra, sin hacer demasiado ruido y gracias a la lógica de la puesta en escena de unos directores interesados en trabajarla, una dignificación de un género maltratado hasta la exasperación.
Escrita por Miguel Ángel Palomo (FilmAffinity)
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