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Amundsen

Aventuras. Drama Narra la vida del legendario explorador noruego Roald Amundsen (1872-1928), un hombre que estuvo obsesionado con conquistar las zonas polares. Dirigió la expedición a la Antártida que por primera vez alcanzó el Polo Sur. (FILMAFFINITY)
Obsesión helada
Roald Amundsen (1872-1928) es uno de los adalides nacionales de Noruega. "El héroe de los hielos" lideró la expedición que alcanzó por primera vez el Polo Sur, con cinco semanas de antelación sobre el grupo guiado por su gran rival, el inglés Robert Falcon Scott. También fue el primero en conquistar por mar la legendaria conexión entre el océano Atlántico y el océano Pacífico, la ruta del Paso del Noroeste (el itinerario en que quedaron varados los buques al mando de sir John Franklin, protagonistas de la reciente serie "The Terror"), además de encabezar la primera expedición aérea que sobrevoló el Polo Norte, una de las obsesiones de Amundsen.

Se agradece, y mucho, que esta aventura vital esté rodada por un noruego (se agradece, en definitiva, que no sea un producto de Hollywood), porque se percibe el afán del cineasta por acercarse con mimo al héroe, por retratar de la manera más fidedigna, más escrupulosa, su aventura. Y cuidado, porque el retrato que elabora Sandberg dista mucho de ser complaciente. Amundsen es presentado como un titán, sí, pero también como un sujeto obsesivo y orgulloso, ególatra hasta la exasperación y con un extraordinario desapego emocional hacia sus semejantes, un hombre hecho de tanta tenacidad como obsesividad, que solo parece encontrar la felicidad perdido en la vastedad de los hielos.



Espen Sandberg, codirector junto con Joachim Rønning (reciente responsable de "Maléfica: Maestra del mal") de obras tan interesantes como "Max Manus" y "Kon-Tiki", pero también de fiascos como “Bandidas”, debuta en solitario con una exhibición encomiable de firmeza visual, pero también con algunas notorias dificultades narrativas, nacidas de un guion que acumula altibajos y que se pierde en muchas ocasiones entre los meandros del relato. Y que ensambla con dificultad las gélidas aventuras del protagonista con sus avatares personales, en especial los que vive entre familiares y amigos, reposos explicativos en una trama que no los necesita para trazar la íntima personalidad del héroe, y nacidos del error de entregar la voz de narrador a Leon, hermano de Roald. "Amundsen" pide a gritos épica y emotividad, y podría prescindir del alarde de reconstrucción de la época a la que obligan estos tramos del relato.

Nada que objetar al minucioso trabajo de producción ni a la esmerada fotografía que luce la obra, pero se trata de una película que ya hemos visto y solo queda esperar a la otra, la que se mueve en los amplios espacios abiertos y que, pensando en el signo de los tiempos, resultará lamentable que se vea en según qué soportes electrónicos…



Son esos desajustes del guion los que hacen que, en el devenir de la obra, se pierdan apuntes tan interesantes como los que muestran cómo Reino Unido intentó afear la trayectoria de Amundsen con ninguneos, olvidos flagrantes e incluso directas calumnias. A cambio, la película brilla, y mucho, en la parte del metraje dedicada a las expediciones del héroe. Son momentos de cine vibrante y entusiasta, en los que se percibe el aroma de las viejas películas aventureras, sin asomo de afectación, sino con la expresividad visual que nace del arrojo cinematográfico (con un primoroso uso de la luz). Expediciones al límite, cruzadas hacia lo desconocido que logran revivir al espectador adolescente que se asomó a los clásicos por primera vez. Es en estas imágenes en las que destaca el talento de Sandberg para filmar los espacios abiertos con una mirada incontaminada y en las que explota el trabajo actoral de Pål Sverre Hagen, entregado tanto al narcisismo como a la osadía inherentes a su personaje (rostro también de Thor Heyerdahl, otra leyenda noruega, en "Kon-Tiki").

Entre lo conservador de sus secuencias íntimas y lo vehemente de sus momentos aventureros se mueven las dos películas que conviven en "Amundsen": aplicada y desanimada la una, entusiasta e impetuosa la otra. Y es una lástima que Sanberg las sitúe al mismo nivel.
Escrita por Miguel Ángel Palomo (FilmAffinity)
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