El caso Alcàsser (Miniserie de TV)

Al final de "El caso Alcàsser", el reportaje dedica cinco minutos a mostrar una cronología de la violencia machista en España que va desde el secuestro, violación, tortura y asesinato de las tres niñas de la pequeña localidad valenciana a finales de 1992 hasta las protestas por la primera sentencia del caso de “la manada”. Esta última parte, articulada, entre otras cosas, a partir del testimonio de una profesora de la escuela donde estudiaron las tres chicas y que hasta aquel momento no ha entrado en la nómina de testigos recurrentes del documental, parece erigirse en una de las tesis del documental: más allá de las teorías de la conspiración y de la reprobable actuación de los medios de comunicación, el crimen de Alcàsser fue consecuencia de la estructura patriarcal.

El brutal asesinato de Míriam García, Toñi Gómez y Desirée Hernández se convirtió así en el más terrible y perverso de los cuentos, y arraigó en el imaginario de toda una generación de jóvenes, a las que se les insuflaba el miedo a salir –según explica también la maestra que da su testimonio en la serie de Netflix. La tesis resulta sin duda interesante, el problema, sin embargo, es cómo se expresa en el documental. Esos cinco minutos aparecen de la nada, pues, hasta aquel momento, "El caso Alcàsser" se ha fijado en otras cuestiones, transitando eminentemente del sonrojo que produce ver el tratamiento que en su día se dio del caso por parte de los medios al tira y afloja entre la versión oficial y las teorías alternativas, que la mirada de los realizadores tiende a desdeñar.



De la misma manera, el marco que dibuja el inicio del documental, en el que se explica la situación política, económica y social de la España del momento, se diluye en seguida y aparece como un apunte que pronto cae en el olvido. Que no se profundice en el contexto y que se aísle una de sus principales tesis termina por arrinconar "El caso Alcàsser" en un callejón incómodo, a expensas del debate en torno a lo que sucedió o no en un caso que ostenta muchas sombras. "El caso Alcàsser" ha sido sometido a un escrutinio en torno a su posicionamiento a la hora de retratar las dos versiones de la historia –la que declara culpable a Ricart y la que sostiene que este solo fue un chivo expiatorio– porque el propio documental se ha situado en esta encrucijada.

En la parte central de "Ciutat morta", la película sobre el arresto y el posterior suicidio de Patricia Heras, el antropólogo Manuel Delgado discurría sobre el tema de las tribus urbanas y cómo históricamente las apariencias han condicionado la percepción y el trato que el sistema tiene de los individuos. Es decir, ahondaba en una cuestión que va más allá del caso que trataba el documental. Se trata, pues, de ir de lo concreto a lo general; un camino que no transita "El caso Alcàsser".

El documental de Netflix sí que ofrece una crítica en torno a un sensacionalismo de una televisión que –después de tocar fondo al poco de que se encontrasen los cuerpos de las tres chicas, con una retransmisión en directo y con los familiares evidentemente rotos ante las cámaras– siguieron escarbando sin mesura en la tragedia. Sin embargo, a medida que se ahonda en el papel de los medios –algo que ocupa un lugar destacado en otros 'true crime'– una sombra cubre el relato: la duda de si, por mucha prudencia que se ostente, no se cae por momentos en el mismo pozo del que se pretende alertar.

Una de las periodistas del Diario Levante entrevistadas en "El caso Alcàsser" hace una diferenciación entre lo sucedido y todo lo que se construyó alrededor del caso. En el fondo, se apuntala así la intención del documental de trazar una línea entre los hechos y el relato. La cuestión de lo verdadero está en el nombre de la etiqueta 'true crime' y, sin embargo, esta aparece muchas veces como una quimera, como algo inalcanzable. Hoy, en nombre de esta, se asientan nuevas formas que insisten en reavivar las tramas más truculentas –el auge y caída de estrellas como Amy Winehouse, las siniestras sospechas de las relaciones de Michael Jackson con menores, el asesinato de las niñas de Alcàsser– y aflora la duda de si el eje en torno al que gira todo esto no será el morbo en vez de la verdad.