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La viuda

Thriller. Drama Frances es una dulce e ingenua joven que, tras la muerte de su madre, se muda a Manhattan. Cuando encuentra en el metro un bolso extraviado, decide entregárselo a su legítima dueña, Greta, una pianista viuda con una desesperada necesidad de compañía. Rápidamente se convierten en amigas, pero su amistad cambia cuando se descubren las siniestras intenciones de Greta.
La mansión de la bruja
Hubo un tiempo en que Neil Jordan fue una de las grandes esperanzas del cine de autor europeo. En los años ochenta, películas como "En compañía de lobos" y "Mona Lisa" revelaron a un director de extraña y estimulante mirada que se introducía por caminos poco transitados. En los noventa, Jordan fue el autor de dos superproducciones convertidas en éxitos de taquilla: "Entrevista con el vampiro" y "Michael Collins". Como culminación, entregó una de las mejores películas de la década, "Juego de lágrimas", una obra que ahondaba en el drama del terrorismo del IRA y lo combinaba con una insólita historia de amor. Pero, sin saber por qué, su estrella se apagó progresivamente y desde el año 2000 solo ha filmado seis películas, todas ellas de acogida minoritaria, aunque también se ha volcado en la televisión como creador de una serie de prestigio como "Los Borgia".

Es posible que a Jordan le hayan pesado tratamientos genéricos tan poco populares como el realizado en torno a los 'vengadores urbanos' en "La extraña que hay en ti", en 2007, o al vampirismo en "Byzantium", en 2012. Pero el irlandés regresa con otra película de género y se apoya en la siempre gigantesca Isabelle Huppert para crear un cuento morboso sobre la maldad y la perversión. "La viuda" (otro absurdo título para la distribución en España del original "Greta") ahonda en muchas de las obsesiones del autor y toma como leves referencias 'thrillers' de los noventa como "Instinto básico", "La mano que mece la cuna" o "Mujer blanca soltera busca" para crear el personaje central de su obra, una memorable villana que se mueve entre la malignidad y la obsesión.



En realidad, "La viuda" es una película que, bajo un envoltorio de cine de suspense (en ocasiones, cercano al terror) habla sobre el drama de la soledad en una sociedad que promueve el individualismo (uno de los temas más queridos por el director, que ya llenaba también las imágenes de "Juego de lágrimas", "Desayuno en Plutón" y "La extraña que hay en ti"). Frances, una ingenua jovenzuela que encontrará un bolso perdido en el metro, no tiene madre y su padre está ausente; Greta, la propietaria del objeto, que recibirá en su casa a Frances cuando esta acuda a devolverlo, es una viuda, marcada por la muerte de su hija, que vive sola en una gran mansión donde las ausencias están siempre presentes. Claro está que Jordan trazará el relato de manera que Frances busque en Greta una figura materna y la propia Greta desvele pronto que el dolor por su soledad la impulsa a crear una telaraña en la que atrapar a seres humanos a los que culpar del vacío de su hija desaparecida.

Más aún, Jordan rodeará de una atmósfera de cuento cruel el desarrollo del metraje y convertirá la mansión de Greta, una imponente casa habitada por la bruja de los relatos infantiles, en casi un personaje más de la función. El retrato neoyorquino del director es el de una ciudad gris, fría y deshumanizada, llena de penumbra, y la casa de Greta aparece como un rincón amable y cálido en el que refugiarse, un lugar casi mágico al que acudirá la huerfanita perdida, protagonista de tantos cuentos, para encontrarse con la bruja de rigor. Y así, el director maneja los códigos genéricos para utilizar constantes metáforas y moverse en el terreno de la fábula clásica.



Jordan se emplea a fondo para llenar de contenidos inquietantes sus imágenes. Siempre ha sido un cineasta preocupado por crear sensaciones desde la narración visual y, en este caso, los componentes perturbadores de la película llegan desde una puesta en escena que explota el fuera de campo y los encuadres ominosos: las progresivas intrusiones de Greta en la vida de la joven Frances cobrarán un tono de irrealidad que crecerá a lo largo de la película, hasta llegar a secuencias tan extraordinarias como la que presenta a la mejor amiga de Frances sabiéndose perseguida por Greta, pero sin poder verla, o la que muestra a la villana desapareciendo abruptamente del encuadre, en un plano propio del cine fantástico, tras espiar un abrazo entre las dos amigas.

Una historia en cierto modo tópica como "La viuda", cuyo desarrollo narrativo no escapa de lo predecible, se convierte en manos de un director con personalidad en un relato asfixiante que teje una red de sensaciones malsanas, abruma con algunas imágenes de insólita crueldad, juega con el espectador hasta sumergirlo en un maligno cuento de hadas y erige a la bruja en la absoluta protagonista. Una bruja que llena la pantalla gracias a la inmensa Isabelle Hupert, actriz sin miedo a personajes conflictivos, que estalla en un aluvión de registros interpretativos manejados desde la desnudez expresiva. Su sola mirada, su maléfica presencia, su siniestro bailecillo a los sones de un piano tras ejecutar alguna de sus maldades, provocan más terror que el de tantos cientos de "Saws" como invaden las pantallas.
Escrita por Miguel Ángel Palomo (FilmAffinity)
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