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Voto de Travis Bickle:
9
Thriller. Drama El policía Stéphane Ruiz acaba de unirse a la BAC, la Brigada de Lucha contra la Delincuencia de Montfermeil, un suburbio al este de París. Allí conoce a sus nuevos compañeros, Chris y Gwada, dos agentes experimentados en las enormes tensiones que existen entre los distintos grupos organizados que operan por el control del problemático barrio.
27 de febrero de 2020
65 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ladj Ly realiza una espectacular radiografía ficticia de un suburbio de París a través de las calles patrulladas por tres policías de la brigada de lucha contra la delincuencia. El escenario es dantesco y la eterna lucha entre jóvenes organizados en bandas y los policías recuerda a otra grande del cine francés como lo fue La Haine de Mathieu Kassovitz. No hay duda que ha debido beber de ella pero adaptando todo a estos tiempos más modernos manteniendo los mismos problemas de siempre pero con distintos “shorts”. Si en ésta última se seguía principalmente a los tres jóvenes amigos, en Los miserables tenemos el punto de vista de los agentes. Todo sigue más o menos igual pero con mayor tecnología. Traducción: más dispositivos inteligentes en manos de consumidores más gilipollas. Y esto es en la película y en nuestros alrededores. Vengamos del culo del mundo o de zonas nobles urbanitas. Drones y móviles que en manos de idiotas es como llevar un cartel luminoso con hilo musical y una leyenda sobre la que puede leerse “soy culpable” en letras capitales. ¿Qué poder tan irrefrenable siente ahora la gente que no puede evitar hacer el capullo sin subirlo a las redes sociales? Lo dicho, tecnología inteligente para una sociedad cada vez más necia. O vacía, pues parece necesitar en todo momento un estímulo que le ayude a no quedarse nunca a solas consigo mismo.

Esta película denuncia muchas cosas y el caldo de cultivo no puede ser más idoneo: bandas, armas, droga, racismo, gitanos como armarios de ocho puertas, abusos, sustancias, corrupción, reyertas y casi si apuramos hasta el mayor opio diseñado para las grandes masas como lo es el puto fútbol. La tensión de la película desde su inico te atrapa hasta el final, te guia por todas esas calles y edificios mientras el ambiente va caldeandose de violencia y contemplas expectante cómo se va acortando la mecha del petardo. Personajes realistas muy conseguidos, trío protagonista excelente, cámara nerviosa y montaje colérico son los ingredientes principales para este plato fuerte del día. Drama social vestido de thriller policíaco.

“Amigos míos, retened esto: no hay malas hierbas ni hombres malos. No hay más que malos cultivadores”.

Estoy totalmente de acuerdo con la frase de Victor Hugo que cierra la película pero quizás no lo esté tanto con el sentido moral que se le quiere dar para tratar de, si no es el de justificar, el de empatizar en cierto sentido con lo que acabamos de ver. Pero no nosotros como espectadores ante la obra, sino desde una posición de búsqueda de complaciencia ante los actos y comportameinto de los jóvenes frente al de los policías. Ante esta situación presentada en la película y culminada por la “sentencia” lanzada por Victor Hugo, ninguno de nosotros somos culpables originales de nada pues todos en algún momento hemos podido tener un mal cultivador: los adolescentes pero también los policías adultos aunque les pille más lejano en el tiempo. Ellos no tienen la obligación de recorrer las calles como hermanitas de la caridad por mucho que se puedan y deban cuestionar algunas de sus actitudes, pero no debería olvidarse que tratan con delicuentes aunque estén en edad escolar. Serán todo lo menores que queramos pero su vida es la delincuencia, las armas, la droga, las peleas, etc. Todo esto es un problema mucho más profundo de ardua solución. Lo que vemos no es más que las últimas e inevitables consecuencias de un sistema podrido a veces tan estricto y otras tan permisivo.
Travis Bickle
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