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6,2
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Serie de TV. Drama
Serie de TV (2019). 8 episodios. Narra la vida del jugador de fútbol Carlos Tévez, desde su infancia en el barrio de Fuerte Apache hasta alcanzar la fama con Boca Juniors.
13 de octubre de 2019
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 8 capítulos vamos conociendo como fue la vida de Tévez, su familia, sus amigos y el barrio Fuerte Apache donde se desarrolla la trama. La historia es un retrato de época que también nos interpela en el presente. En palabras del filósofo Alemán Walter Benjamin (1892-1940), el aquí y ahora aparece en un lugar específico de la historia, la obra es una declaración que busca legitimar una hipótesis. Y es de esta forma que podemos advertir el tono del director y la búsqueda de una crítica social. No hay épica en Carlitos, hay suerte, no hay meritocracia y resiliencia (tan de moda ambas hoy) para superar los obstáculos de una vida que puede ser la de cualquier vecino del conurbano. Como lo señala el propio Caetano “Tévez es la excepción y él lo sabe. Sabe que de uno que triunfa, hay cientos que se quedan en el camino”.
Las buenas intenciones del director, en ocasiones, parecen chocar con los límites de una producción deficiente, cuya realización no siempre logra acompañar la historia, la cual encuentra su fortaleza en el trabajo de los actores. Algunas escenas de violencia y sexo se notan forzadas y parecen responder más a una necesidad propia de la industria del entretenimiento que al desarrollo de la trama.
La infancia de Tévez transcurre durante la fiesta neoliberal de la cual nunca nos recuperamos. Mientras la trama y la infancia de Tévez avanzan, también avanza la reconversión del capitalismo que hasta ese momento aspiraba al estado de bienestar para pasar al “nuevo” estado neoliberal que hoy conocemos, el cual abandona su función de garante y regulador para ceder al mercado, quien con su mano invisible debe ordenar lo social y lo económico.
Los debates sobre el arte y su posibilidad de reflejar la realidad para transformarla han sido amplios y aun continúan. Lo que se cuenta y lo que no, la mirada del artista y sus búsquedas pueden poner luz u oscuridad a los grandes temas. No obstante, la mirada de quien observa también opera en la realidad. Apache, puede pasar como un producto mas de una plataforma multinacional que trata de disimular el malestar de la sociedad actual. Porque si bien, hace tiempo nos han dicho que la Historia ha llegado a su fin, nosotros no podemos aceptar esa especie de destino trágico, que más que como tragedia se repite como farsa. Walter Benjamin decía que “hay arte que lejos de hacernos despertar del reino del capitalismo busca generar experiencias estéticas que profundizan el sueño”, pero nosotros podemos postular que la historia no terminó y que es posible despertar.
Las buenas intenciones del director, en ocasiones, parecen chocar con los límites de una producción deficiente, cuya realización no siempre logra acompañar la historia, la cual encuentra su fortaleza en el trabajo de los actores. Algunas escenas de violencia y sexo se notan forzadas y parecen responder más a una necesidad propia de la industria del entretenimiento que al desarrollo de la trama.
La infancia de Tévez transcurre durante la fiesta neoliberal de la cual nunca nos recuperamos. Mientras la trama y la infancia de Tévez avanzan, también avanza la reconversión del capitalismo que hasta ese momento aspiraba al estado de bienestar para pasar al “nuevo” estado neoliberal que hoy conocemos, el cual abandona su función de garante y regulador para ceder al mercado, quien con su mano invisible debe ordenar lo social y lo económico.
Los debates sobre el arte y su posibilidad de reflejar la realidad para transformarla han sido amplios y aun continúan. Lo que se cuenta y lo que no, la mirada del artista y sus búsquedas pueden poner luz u oscuridad a los grandes temas. No obstante, la mirada de quien observa también opera en la realidad. Apache, puede pasar como un producto mas de una plataforma multinacional que trata de disimular el malestar de la sociedad actual. Porque si bien, hace tiempo nos han dicho que la Historia ha llegado a su fin, nosotros no podemos aceptar esa especie de destino trágico, que más que como tragedia se repite como farsa. Walter Benjamin decía que “hay arte que lejos de hacernos despertar del reino del capitalismo busca generar experiencias estéticas que profundizan el sueño”, pero nosotros podemos postular que la historia no terminó y que es posible despertar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Tévez y su familia transcurren las décadas del 80 y el 90, donde, si bien no vemos una crítica explícita de esta situación, lo que sí se puede observar es la ausencia del estado. En pocas ocasiones la familia Tévez va a interactuar con los representantes del estado: cuando Tévez era un bebé, en un hospital público donde le salvan la vida y luego en la escuela pública. En ambos casos observamos lo básico de los establecimientos, que desde esa época solo vienen perdiendo presupuesto y derivando en un deterioro aún mayor de los servicios, los cuales son en los hechos, servicios exclusivos para pobres que no tienen mas alternativa que “caer” allí.
La cara mas cruel del estado en Fuerte Apache es la de los agentes de seguridad que nunca están cuando los vecinos los necesitan. Siempre llegan tarde y solo para recoger víctimas. O, en última instancia, su presencia en el barrio solo pone de manifiesto el desprecio que la policía siente por las familias trabajadoras que allí viven. Lo que no se ve, pero sí sabemos, es que detrás de cada crímen complejo y detrás de cada zona liberada está la policía.
Y si bien, muchas de las transformaciones que por esos años se dieron en Argentina y en el mundo no se plasman de forma explícita, podemos descifrar, por la precariedad de la vida de los personajes, la consolidación de la economía de mercado a ultranza, donde el trabajo se flexibiliza junto con los derechos que deberían garantizar una vida digna. En las palabras del propio Caetano: “Apache es un retrato, un fresco de una sociedad sin ley, donde el sálvese quien pueda, donde proteger a los propios y no mucho mas, es lo que te permite el entorno. Ser marginal, es ser un sobreviviente, tanto hoy como en los 90s, donde la imágen del estado estaba en desguace permanente, donde los más débiles estaban (y están hoy) a la buena de Dios”.
El arte no es solo forma, sino también contenido y Caetano lo sabe. En esa búsqueda de contenido se puede observar uno de los grandes aciertos de la serie, el personaje de Danilo, el amigo inseparable de Carlitos. A través de Danilo el director puede diferenciarse de esas historias difusoras de la idea del sueño americano hollywoodense. El paralelismo de las historias refleja el ascenso de uno y descenso del otro. Es llamativo y decepcionante en el último episodio la intención de cortar ese paralelismo en búsqueda de un final felíz, que será tal vez producto de las presiones de una maquinaria cultural que mas que historias de fuerte crítica a las condiciones de vida de las mayorías, está mucho mas dispuesta a vendernos la idea del progreso.
A pesar de lo que busquen vender, las estadísticas reflejan una dura realidad que da por tierra con la ilusión del progreso. En Argentina, según el último informe de la UCA, mas de la mitad de los niños y adolescentes son pobres, mientras que mas del 10% ha pasado hambre . En el conurbano, donde vivía Carlitos, las cifras son aún peores, ya que el 63% de niños y adolescentes son pobres y para sobrevivir deben alimentarse en comedores, estos comedores hoy sobrepasados están exigiendo la inmediata aplicación de la ley de emergencia alimentaria . Los problemas de alimentación, salud, hábitat, subsistencia (pobreza), crianza y socialización, educación y trabajo infantil que Tévez y Danilo vivieron en su infancia, se han profundizado y no parecen haber alcanzado su techo.
La cara mas cruel del estado en Fuerte Apache es la de los agentes de seguridad que nunca están cuando los vecinos los necesitan. Siempre llegan tarde y solo para recoger víctimas. O, en última instancia, su presencia en el barrio solo pone de manifiesto el desprecio que la policía siente por las familias trabajadoras que allí viven. Lo que no se ve, pero sí sabemos, es que detrás de cada crímen complejo y detrás de cada zona liberada está la policía.
Y si bien, muchas de las transformaciones que por esos años se dieron en Argentina y en el mundo no se plasman de forma explícita, podemos descifrar, por la precariedad de la vida de los personajes, la consolidación de la economía de mercado a ultranza, donde el trabajo se flexibiliza junto con los derechos que deberían garantizar una vida digna. En las palabras del propio Caetano: “Apache es un retrato, un fresco de una sociedad sin ley, donde el sálvese quien pueda, donde proteger a los propios y no mucho mas, es lo que te permite el entorno. Ser marginal, es ser un sobreviviente, tanto hoy como en los 90s, donde la imágen del estado estaba en desguace permanente, donde los más débiles estaban (y están hoy) a la buena de Dios”.
El arte no es solo forma, sino también contenido y Caetano lo sabe. En esa búsqueda de contenido se puede observar uno de los grandes aciertos de la serie, el personaje de Danilo, el amigo inseparable de Carlitos. A través de Danilo el director puede diferenciarse de esas historias difusoras de la idea del sueño americano hollywoodense. El paralelismo de las historias refleja el ascenso de uno y descenso del otro. Es llamativo y decepcionante en el último episodio la intención de cortar ese paralelismo en búsqueda de un final felíz, que será tal vez producto de las presiones de una maquinaria cultural que mas que historias de fuerte crítica a las condiciones de vida de las mayorías, está mucho mas dispuesta a vendernos la idea del progreso.
A pesar de lo que busquen vender, las estadísticas reflejan una dura realidad que da por tierra con la ilusión del progreso. En Argentina, según el último informe de la UCA, mas de la mitad de los niños y adolescentes son pobres, mientras que mas del 10% ha pasado hambre . En el conurbano, donde vivía Carlitos, las cifras son aún peores, ya que el 63% de niños y adolescentes son pobres y para sobrevivir deben alimentarse en comedores, estos comedores hoy sobrepasados están exigiendo la inmediata aplicación de la ley de emergencia alimentaria . Los problemas de alimentación, salud, hábitat, subsistencia (pobreza), crianza y socialización, educación y trabajo infantil que Tévez y Danilo vivieron en su infancia, se han profundizado y no parecen haber alcanzado su techo.