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Voto de Ferdydurke:
1
6,9
18.664
Drama
Narra la historia nunca contada de tres brillantes mujeres científicas afroamericanas, Katherine G. Johnson (Taraji P. Henson), Dorothy Vaughan (Octavia Spencer) y Mary Jackson (Janelle Monáe), que trabajaron en la agencia espacial NASA a comienzos de los años sesenta (en plena carrera espacial, y asimismo en mitad de la lucha por los derechos civiles de los negros estadounidenses) en el ambicioso proyecto de poner en órbita al astronauta John Glenn. (FILMAFFINITY) [+]
3 de febrero de 2017
121 de 203 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta crítica, la duda ofende, está basada en hechos reales (lo cual quiere decir que todo lo que vais a leer con enorme placer y hasta excitación admirativa a continuación es absoluta, incuestionable, terriblemente cierto y verdadero como el sol y las estrellas, casi tanto como el espacio exterior y las matemáticas puras).
A más denuncia, buenas intenciones y defensa de causas justas, mayor recalcitrante conservadurismo, tópicos y narración banal. No falla. La ecuación siempre da el mismo resultado, inapelable. Si la NASA hubiese intentado concentrar una película en una fórmula y se hubiera pasado la vida entera con las mejores mentes (femeninas y negras) funcionando a toda máquina en tan alta tarea cinematográfica, seguro que el producto final sería muy parecido al de esta película tan... bondadosa. No podía ser de otra manera. Es imposible crear algo más limado, falseado, burdo, ridículo y pueril, una representación o ficción más edulcorada, simplista y manipulada, una mirada más infantil, reduccionista y groseramente obvia. Cuando se impone el discurso a la idea, cuando la ficción es sometida y violada por las fuerzas de la propaganda se produce el efecto contrario al supuestamente pretendido o deseado, se da la razón al enemigo (que también utiliza las mismas gruesas armas), se dinamita el mensaje (por muy necesario y estupendo que sea) en aras de una narración maniquea que nada dice y que es solo básico oportunismo, se convierte la historia en un canto a la mentira, lo opuesto a la reivindicación de la verdad histórica. "Loving", sin ser ni mucho menos perfecta, sería un ejemplo mucho mejor, más logrado y honesto, de todo lo que estamos comentando.
Todas son escenas de vergüenza y asombro, de zoquetes asociados que se quedan pasmados ante su propia idiocia, ineptos en masa que contemplan una y otra vez cómo esas tres diosas negras (todo sabiduría, generosidad, bondad, humor, templanza, valores, fuerza, integridad, amor, justicia, ecuanimidad, orgullo, resistencia, ideas y, quizás también, por qué no, belleza y hermosura) les tratan como a ignorantes y malcriados niños de teta, además de, por supuesto, resolverles todos los problemas, hacerles el trabajo, enseñarles humanidad, iluminarles el camino, darles lecciones y, en definitiva, pasarles por los morros su indudable superioridad moral, científica, física y hasta metafísica. Diría que eso parece.
Ya digo, ni disimulos ni medias tintas, ni sutilezas ni ambigüedades. Hasta tenemos patriotismo yanqui a espuertas y en vena, con el Costner de gran patriarca y toda la tropa detrás; que los rusos malos se les adelantan y los chicos buenos americanos, como boy scouts, se tienen que aplicar y no pueden cenar ya más con la santas, deben ser guiados hacia la luz del triunfo espacial colosal (ya dijimos que la cosa, en verdad, era más bien reaccionaria y pacata y elemental, vamos, el discurso oficial, el de las nominaciones a los Óscar, las palmadas en la espalda y la política más primaria disfrazada de denuncia de alpargata o hamburguesa) por las santas camaradas negras.
A más denuncia, buenas intenciones y defensa de causas justas, mayor recalcitrante conservadurismo, tópicos y narración banal. No falla. La ecuación siempre da el mismo resultado, inapelable. Si la NASA hubiese intentado concentrar una película en una fórmula y se hubiera pasado la vida entera con las mejores mentes (femeninas y negras) funcionando a toda máquina en tan alta tarea cinematográfica, seguro que el producto final sería muy parecido al de esta película tan... bondadosa. No podía ser de otra manera. Es imposible crear algo más limado, falseado, burdo, ridículo y pueril, una representación o ficción más edulcorada, simplista y manipulada, una mirada más infantil, reduccionista y groseramente obvia. Cuando se impone el discurso a la idea, cuando la ficción es sometida y violada por las fuerzas de la propaganda se produce el efecto contrario al supuestamente pretendido o deseado, se da la razón al enemigo (que también utiliza las mismas gruesas armas), se dinamita el mensaje (por muy necesario y estupendo que sea) en aras de una narración maniquea que nada dice y que es solo básico oportunismo, se convierte la historia en un canto a la mentira, lo opuesto a la reivindicación de la verdad histórica. "Loving", sin ser ni mucho menos perfecta, sería un ejemplo mucho mejor, más logrado y honesto, de todo lo que estamos comentando.
Todas son escenas de vergüenza y asombro, de zoquetes asociados que se quedan pasmados ante su propia idiocia, ineptos en masa que contemplan una y otra vez cómo esas tres diosas negras (todo sabiduría, generosidad, bondad, humor, templanza, valores, fuerza, integridad, amor, justicia, ecuanimidad, orgullo, resistencia, ideas y, quizás también, por qué no, belleza y hermosura) les tratan como a ignorantes y malcriados niños de teta, además de, por supuesto, resolverles todos los problemas, hacerles el trabajo, enseñarles humanidad, iluminarles el camino, darles lecciones y, en definitiva, pasarles por los morros su indudable superioridad moral, científica, física y hasta metafísica. Diría que eso parece.
Ya digo, ni disimulos ni medias tintas, ni sutilezas ni ambigüedades. Hasta tenemos patriotismo yanqui a espuertas y en vena, con el Costner de gran patriarca y toda la tropa detrás; que los rusos malos se les adelantan y los chicos buenos americanos, como boy scouts, se tienen que aplicar y no pueden cenar ya más con la santas, deben ser guiados hacia la luz del triunfo espacial colosal (ya dijimos que la cosa, en verdad, era más bien reaccionaria y pacata y elemental, vamos, el discurso oficial, el de las nominaciones a los Óscar, las palmadas en la espalda y la política más primaria disfrazada de denuncia de alpargata o hamburguesa) por las santas camaradas negras.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Al final triunfan todos. Los de la NASA, el astronauta guapo, IBM, Kirsten Dunst (hay que ver qué arpía era la condenada, arrepentidos los quiere Dios), el KevinCostner, la ingeniera pundonorosa y tan salerosa, la informática juiciosa y tan solidaria y la tal Katherine, la inteligente, presente, casada y casi inmortal (a los noventa y siete y en la Casa Blanca con el Obama, qué más quieres, compañera).
Algunas escenas curiosas y/o inconmensurables la mar de verdaderas:
- Se nos pasa media película con contención urinaria la pobre, la meona que la llaman entre dientes (aquí lo censuran), venga a la carrera y a la meada, venga con los bártulos y las cuentas. Hasta que se harta y lo suelta (la queja) todo a voz en grito y ellos, callados como putas, se dan cuenta de que estaba en lo cierto, qué razón tenía la bendita y (casi) que ni nos habíamos dado cuenta, no somos nada.
- Nadie entiende nada ni de matemáticas, ni de gravedad, ni de naves espaciales, ni de Euclides, ni la o con un canuto, vaya, lo más normal del mundo en esos lugares llenos de cafres subvencionados; son americanos y hombres y blancos y de la misma NASA, no le pidas peras al olmo, así es, ellos tienen sus severas limitaciones intelectuales o qué nos habíamos creído. Ella se levanta y llena la pizarra de enseñanzas y verdades. Todos pasmados. Cómo no. Lógicamente. Mucho.
- Entra en la reunión, por fin. Nadie sabe nada... (me empieza a sonar). Coge ella, se levanta... y... sí, eureka, otra vez todos admirados, no dan crédito.
- La echan (lo habitual en estos casos, solo había resuelto todos los problemas más complicados en un periquete y además cobrando una mierda) y el astronauta heroico pide/reclama/exige sus excelsos servicios, que ella lo compruebe que si no me quedo en tierra y no hay cohete espacial que valga, solo faltaba. Leñe, me temo que eso también me lo creo.
- Llega a casa y sus niñas que tanto la quieren le tienen preparada una gran sorpresa, se la merece la buena mujer. Que se nos casa. Qué bonito es el amor cuando es sincero y toda la familia está de acuerdo y el chico es tan majo y apuesto.
- Aparece IBM y la cosa pinta mal. Despidos y crujir de dientes. Muchas mujeres negras en la calle porque sí. Pero hete aquí que nadie contaba con "la supervisora" que en tres escapadas se hace con los secretos más recónditos de la dichosa y traicionera máquina y que ya no pueden vivir sin sus enormes conocimientos la caterva de bobos hombres blancos que llevaban allí toda su santa vida preparándose para tamaña novedad o gran acontecimiento. Seguro que fue así. Por qúe no también.
- "La ingeniera" se enfrenta a la (in)justicia racista y a la horrorosa burocracia. Se acerca al jurista, le dice cuatro cosas bien dichas (cuánta gracia y alegría que tiene mi niña) y este... se rinde. Me has convencido y eso que yo era escéptico y tal al respecto. Vamos.
El bien, pese a todos los tremendos obstáculos, volvió a ganar la partida por goleada. Lo asegura, la felicidad misma, la idiosincrasia norteamericana. Y esta película lo refrenda con abundantes pruebas científicas basadas en hechos reales.
Algunas escenas curiosas y/o inconmensurables la mar de verdaderas:
- Se nos pasa media película con contención urinaria la pobre, la meona que la llaman entre dientes (aquí lo censuran), venga a la carrera y a la meada, venga con los bártulos y las cuentas. Hasta que se harta y lo suelta (la queja) todo a voz en grito y ellos, callados como putas, se dan cuenta de que estaba en lo cierto, qué razón tenía la bendita y (casi) que ni nos habíamos dado cuenta, no somos nada.
- Nadie entiende nada ni de matemáticas, ni de gravedad, ni de naves espaciales, ni de Euclides, ni la o con un canuto, vaya, lo más normal del mundo en esos lugares llenos de cafres subvencionados; son americanos y hombres y blancos y de la misma NASA, no le pidas peras al olmo, así es, ellos tienen sus severas limitaciones intelectuales o qué nos habíamos creído. Ella se levanta y llena la pizarra de enseñanzas y verdades. Todos pasmados. Cómo no. Lógicamente. Mucho.
- Entra en la reunión, por fin. Nadie sabe nada... (me empieza a sonar). Coge ella, se levanta... y... sí, eureka, otra vez todos admirados, no dan crédito.
- La echan (lo habitual en estos casos, solo había resuelto todos los problemas más complicados en un periquete y además cobrando una mierda) y el astronauta heroico pide/reclama/exige sus excelsos servicios, que ella lo compruebe que si no me quedo en tierra y no hay cohete espacial que valga, solo faltaba. Leñe, me temo que eso también me lo creo.
- Llega a casa y sus niñas que tanto la quieren le tienen preparada una gran sorpresa, se la merece la buena mujer. Que se nos casa. Qué bonito es el amor cuando es sincero y toda la familia está de acuerdo y el chico es tan majo y apuesto.
- Aparece IBM y la cosa pinta mal. Despidos y crujir de dientes. Muchas mujeres negras en la calle porque sí. Pero hete aquí que nadie contaba con "la supervisora" que en tres escapadas se hace con los secretos más recónditos de la dichosa y traicionera máquina y que ya no pueden vivir sin sus enormes conocimientos la caterva de bobos hombres blancos que llevaban allí toda su santa vida preparándose para tamaña novedad o gran acontecimiento. Seguro que fue así. Por qúe no también.
- "La ingeniera" se enfrenta a la (in)justicia racista y a la horrorosa burocracia. Se acerca al jurista, le dice cuatro cosas bien dichas (cuánta gracia y alegría que tiene mi niña) y este... se rinde. Me has convencido y eso que yo era escéptico y tal al respecto. Vamos.
El bien, pese a todos los tremendos obstáculos, volvió a ganar la partida por goleada. Lo asegura, la felicidad misma, la idiosincrasia norteamericana. Y esta película lo refrenda con abundantes pruebas científicas basadas en hechos reales.