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Voto de TOM REGAN:
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Musical
Adaptación musical del popular "Cuento de Navidad", de Charles Dickens. Una Nochebuena, el viejo y avaro Scrooge descubre, gracias a tres fantasmas (los de las Navidades pasadas, presentes y futuras), que hay que compartirlo todo y ser bueno y generoso con los demás. (FILMAFFINITY)
23 de enero de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
02/02(03/01/17) Buen musical centrado en el clásico de de 1843 Charles Dickens, filmado en poderosa panavisión para captar la belleza de varias de sus escenas. Realizada por Ronald Neame y protagonizado por un formidable Albert Finney (ganó el Globo de Oro al Actor en un Musical), con guión de Leslie Bricusse (“Solo en casa” o “El Lobo de Wall Street”), que escribe las canciones con aportaciones con la música de Ian Fraser, once arreglos musicales intercaladas en (todos con un aire tradicional británica), dejando en su desarrollo buenas sensaciones, una agradable entretenimiento en el que se nota el presupuesto en su fenomenal puesta en escena (sus decorados realistas conjugados con los tenebrosos, con una fenomenal fotografía, unos para su tiempo valiosos efectos visuales, siendo bastante fiel al clásico dickensiano, aunque con alguna libertad que añade intensidad dramática (el inserto del romance con la hija de Fezziwig, o el viaje a los Infiernos). Ello en una obra que rezuma ternura y vitalidad, un estimulante producto para las Navidades. Probablemente el relato navideño más famoso jamás escrito, y tantas veces llevado a la pantalla, obra revestida de buenos sentimientos, con un mensaje buenista, y es aquí donde me patina, y es que yo soy anti-Navidad, eso de estar contento, feliz, sonriente, altruista, bondadoso, por que toca me chirría y me irrita, así que mi visión es de simpatía por el Scrooge de antes de la conversión, el resto es maniqueismo facilón y sensiblero. Recibió cuatro nominaciones a los Oscars: Mejor dirección artística, Diseño de vestuario (Margaret Furse) y Mejor canción original y Mejor Banda Sonora.
Víspera de Navidad, en el siglo 19 en Londres, Ebenezer Scrooge (Albert Finney), hosco prestamista, no comparte alegría de la Navidad. Declina la invitación de su sobrino de Harry para la cena de Navidad y de mala gana da a su fiel empleado, Bob Cratchit (David Collings), día de Navidad fiesta. De camino a su casa Scrooge visita a algunos de sus clientes, entre ellos Tom Jenkins (Anton Rodgers). En su casa, Scrooge se encuentra con el fantasma de su difunto socio Jacob Marley (Alec Guiness), que le advierte que se arrepienta de sus malos actos o será condenado en la otra vida llevando pesadas cadenas forjadas por sus propios caminos codiciosos, Marley le informa que tres espíritus le van a visitar. A la una, Scrooge recibe la visita del fantasma la Navidad Pasada (Edith Evans), que lo transporta en el tiempo a su infancia y la vida adulta temprana. El fantasma de la Navidad Presente (Kenneth More), lo pasea por la fiesta de su sobrino y por la casa de su humilde empleado. Y el Fantasma de las Navidades-por-venir (Paddy Stone), que lo lleva al futuro donde será testigo de su “legado” y la opinión general que se tiene de él. Tendrá importancia en el relato Mr. Fezziwig (Laurence Naismith), el antiguo jefe de Scrooge, Isabel (Susan Neve), la hija del jefe de la que se enamora Scrooge.
Es un film con un gran ritmo, con un aire familiar a comedia distendida y que desprende recomendables valores morales, ello en un bien manejado increscendo dramático, ayudado por un goteo de temas musicales bien dosificados, hasta desembocar en su esperado final, en que eso sí, se pasa de revoluciones, pervirtiendo un tanto el personaje de Scrooge, justo lo que nos e había hecho hasta entonces. Tocando temas (aunque de modo un tanto superficial) como la metamorfosis espiritual, el peso del pasado, las oportunidades perdidas, subrayando el relato que toda persona, por agria y asocial que sea puede sufrir un despertar, una travesía que los transforme en alguien mejor, la idea de que algunas almas pueden ser (alegóricamente) gusanos que se conviertan en bellas mariposas. Siendo la narración fidedigna al clásico, aporta algunas notas psicológicas frescas, como es colocarle al protagonista en su pasado un romance y en su futuro el Infierno, esto potencia los elementos dramáticos.
En lo negativo está el hecho que no arriesga más allá de ser un musical, tampoco los números musicales, a excepción del vibrante “Thank you very much”, son recordables, te deja buen sabor de boca cuando acaba la cinta, pero no apasiona. Tampoco suma su epílogo, tan pasteloso y edulcorado que roza el ridículo. Supongo que tampoco ayuda que me considere un “hater” de la Navidad, que me guste más el Scrooge que le gusta su trabajo, que tiene de malo que alguien que presta dinero reclame la deuda? Es de inconscientes pretender estar feliz por que toca, cuando debes bastante dinero y se ha cumplido la fecha de pago.
La puesta en escena es excelente, con un valioso diseño de producción de Terence Marsh (“Cadena perpetua” o “La milla verde”), rodándose en los Estudios Sheperton (Surrey-UK), y en exteriores del Black Park Lake (Buckinghamshire, England, UK), para la escena del número musical “Happiness”, recreando en muy victorianos decorados el Londres nevado de la época, con sus callejuelas mugrientas, sus escaparates, su jolgorio navideño, los interiores recargados y muy cuidados, con un brillante vestuario diseñado por Margaret Furse (“Becket” u “Oliver Twist”), excelente también el maquillaje de Finney, obra de George Frost (“El tercer hombre” o “Solo para tus ojos”), todo esto visto por la brillante fotografía en panavisión de Oswald Morris (“Lolita” o “El violinista en el tejado”), proyectando un colorido crudo, frío, prevaleciendo en casi todo el film el patinado grisáceo, solo roto por momentos cruciales, como la secuencia en el verde campo inglés, el singular atuendo del Fantasma de las Navidades Presentes, y por supuesto en su tramo final lleno de cromatismo acorde con el estado de ánimo, destacando el contraste con la pura e inocente blanca nieve, metáfora visual de la Navidad.
Víspera de Navidad, en el siglo 19 en Londres, Ebenezer Scrooge (Albert Finney), hosco prestamista, no comparte alegría de la Navidad. Declina la invitación de su sobrino de Harry para la cena de Navidad y de mala gana da a su fiel empleado, Bob Cratchit (David Collings), día de Navidad fiesta. De camino a su casa Scrooge visita a algunos de sus clientes, entre ellos Tom Jenkins (Anton Rodgers). En su casa, Scrooge se encuentra con el fantasma de su difunto socio Jacob Marley (Alec Guiness), que le advierte que se arrepienta de sus malos actos o será condenado en la otra vida llevando pesadas cadenas forjadas por sus propios caminos codiciosos, Marley le informa que tres espíritus le van a visitar. A la una, Scrooge recibe la visita del fantasma la Navidad Pasada (Edith Evans), que lo transporta en el tiempo a su infancia y la vida adulta temprana. El fantasma de la Navidad Presente (Kenneth More), lo pasea por la fiesta de su sobrino y por la casa de su humilde empleado. Y el Fantasma de las Navidades-por-venir (Paddy Stone), que lo lleva al futuro donde será testigo de su “legado” y la opinión general que se tiene de él. Tendrá importancia en el relato Mr. Fezziwig (Laurence Naismith), el antiguo jefe de Scrooge, Isabel (Susan Neve), la hija del jefe de la que se enamora Scrooge.
Es un film con un gran ritmo, con un aire familiar a comedia distendida y que desprende recomendables valores morales, ello en un bien manejado increscendo dramático, ayudado por un goteo de temas musicales bien dosificados, hasta desembocar en su esperado final, en que eso sí, se pasa de revoluciones, pervirtiendo un tanto el personaje de Scrooge, justo lo que nos e había hecho hasta entonces. Tocando temas (aunque de modo un tanto superficial) como la metamorfosis espiritual, el peso del pasado, las oportunidades perdidas, subrayando el relato que toda persona, por agria y asocial que sea puede sufrir un despertar, una travesía que los transforme en alguien mejor, la idea de que algunas almas pueden ser (alegóricamente) gusanos que se conviertan en bellas mariposas. Siendo la narración fidedigna al clásico, aporta algunas notas psicológicas frescas, como es colocarle al protagonista en su pasado un romance y en su futuro el Infierno, esto potencia los elementos dramáticos.
En lo negativo está el hecho que no arriesga más allá de ser un musical, tampoco los números musicales, a excepción del vibrante “Thank you very much”, son recordables, te deja buen sabor de boca cuando acaba la cinta, pero no apasiona. Tampoco suma su epílogo, tan pasteloso y edulcorado que roza el ridículo. Supongo que tampoco ayuda que me considere un “hater” de la Navidad, que me guste más el Scrooge que le gusta su trabajo, que tiene de malo que alguien que presta dinero reclame la deuda? Es de inconscientes pretender estar feliz por que toca, cuando debes bastante dinero y se ha cumplido la fecha de pago.
La puesta en escena es excelente, con un valioso diseño de producción de Terence Marsh (“Cadena perpetua” o “La milla verde”), rodándose en los Estudios Sheperton (Surrey-UK), y en exteriores del Black Park Lake (Buckinghamshire, England, UK), para la escena del número musical “Happiness”, recreando en muy victorianos decorados el Londres nevado de la época, con sus callejuelas mugrientas, sus escaparates, su jolgorio navideño, los interiores recargados y muy cuidados, con un brillante vestuario diseñado por Margaret Furse (“Becket” u “Oliver Twist”), excelente también el maquillaje de Finney, obra de George Frost (“El tercer hombre” o “Solo para tus ojos”), todo esto visto por la brillante fotografía en panavisión de Oswald Morris (“Lolita” o “El violinista en el tejado”), proyectando un colorido crudo, frío, prevaleciendo en casi todo el film el patinado grisáceo, solo roto por momentos cruciales, como la secuencia en el verde campo inglés, el singular atuendo del Fantasma de las Navidades Presentes, y por supuesto en su tramo final lleno de cromatismo acorde con el estado de ánimo, destacando el contraste con la pura e inocente blanca nieve, metáfora visual de la Navidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Y esta su música y coreografías, estimulantes como sirven para expresar los sentimientos de los personajes y hacen avanzar la trama de modo laudable, aportando sensaciones y emociones, con un aire festivo-alegre, entusiastas y vitalistas, destacando por su irreverencia cínica “I hate people” que canta Finney, y el “Tank youy very much” que canta Anton Rodgers acompàñado de Finney, en un muy resultó número rebosante de extras por las calles de Londres.
Albert Finney está magnífico en su rol del icónico Scrooge, reflejando de modo realista las tres edades del personaje, teniendo en cuenta que cuando hizo el film tenía 34, aportando un tremendo carisma, sabiendo emitir todo un arco de desarrollo fabuloso, nihilismo, misantropía, apatía, miedo, ira, frustración, terror, redención, alegría desbordante, ello generando matices, artistas, haciéndolo humano, lejos de la caricatura, dándole bordes, con un lenguaje físico extraordinario (con ese caminar lento y encorvado, moviendo la boca al hablar retorcidamente), un tipo huraño que despotrica, mezquino, gruñe, y cuando cambia es un torbellino arrollando con su entusiasmo (quizás demasiado), cantando con crudeza verité (“I hate the people”, “You...you”, “I Like Life “, “Thank You Very Much”, o “A Christmas Carol”) . Fue la tercera opción de los productores para el papel, Bricusse había escrito originalmente "Scrooge" para Richard Harris, esto declinó, y fue ofrecido a Rex Harrison, inicialmente accedió, pero finalmente se retiró del proyecto en el último minuto, yendo a parar a Finney que lo borda. Alec Guinness dota a su espíritu de su habitual nivel regio, excelso con las cadenas colgando, como augurio de lo que le está por venir a Scrooge, bueno cuando entona “See the Phantoms”. Edith Evans es el fantasma de las Navidades Pasadas, la encarna con elegancia, una mujer simpática que sabe infundir a Scrooge de la frustración por no aprovechar las oportunidades pasadas. Kenneth More está apoteósico como el fantasma de las Navidades Presentes, con una presencia majestuosa, ataviado de modo estrafalario, a modo de árbol de Navidad, filmando en contrapicado que le otorga aún mayor tamaño, buenísimo cuando canta “I like life” junto a Finney. Paddy Stone como el fantasma de las Navidades Futuras, queda difuminado en un rol que no habla, ni se ve solo gesticula operísticamente. Suzanne Neve encarna a la dulce Isabel, en su poco tiempo deja destellos de ternura, notable su tema “Happines”. David Collings como el empleado Bob Cratchit dota a su rol de comprensión, temple y condescendencia con su jefe, canta “Christmas Children”. Anton Rodgers da bien con el presionado por las deudas con Scrooge, Tom Jenkins, interpreta el números musical más mejor de la cinta, “Thank you very much”, cantando y bailando por las calles de Londres en medio del jolgorio de la gente durante el funeral de Scrooge. Laurence Naismith como Mr. Fezziwig deja buena sensación, sobre todo cuando entona el alegre “ December the 25th”. Richard Beaumont es el tullido niño Tiny Tim, cumple sin más cuando canta "A Christmas Carol".
Recomendable para los que gusten de buenas obras navideñas, aún con mi negatividad anti-Christmas he de reconocerle su valía. Fuerza y honor!!!
Albert Finney está magnífico en su rol del icónico Scrooge, reflejando de modo realista las tres edades del personaje, teniendo en cuenta que cuando hizo el film tenía 34, aportando un tremendo carisma, sabiendo emitir todo un arco de desarrollo fabuloso, nihilismo, misantropía, apatía, miedo, ira, frustración, terror, redención, alegría desbordante, ello generando matices, artistas, haciéndolo humano, lejos de la caricatura, dándole bordes, con un lenguaje físico extraordinario (con ese caminar lento y encorvado, moviendo la boca al hablar retorcidamente), un tipo huraño que despotrica, mezquino, gruñe, y cuando cambia es un torbellino arrollando con su entusiasmo (quizás demasiado), cantando con crudeza verité (“I hate the people”, “You...you”, “I Like Life “, “Thank You Very Much”, o “A Christmas Carol”) . Fue la tercera opción de los productores para el papel, Bricusse había escrito originalmente "Scrooge" para Richard Harris, esto declinó, y fue ofrecido a Rex Harrison, inicialmente accedió, pero finalmente se retiró del proyecto en el último minuto, yendo a parar a Finney que lo borda. Alec Guinness dota a su espíritu de su habitual nivel regio, excelso con las cadenas colgando, como augurio de lo que le está por venir a Scrooge, bueno cuando entona “See the Phantoms”. Edith Evans es el fantasma de las Navidades Pasadas, la encarna con elegancia, una mujer simpática que sabe infundir a Scrooge de la frustración por no aprovechar las oportunidades pasadas. Kenneth More está apoteósico como el fantasma de las Navidades Presentes, con una presencia majestuosa, ataviado de modo estrafalario, a modo de árbol de Navidad, filmando en contrapicado que le otorga aún mayor tamaño, buenísimo cuando canta “I like life” junto a Finney. Paddy Stone como el fantasma de las Navidades Futuras, queda difuminado en un rol que no habla, ni se ve solo gesticula operísticamente. Suzanne Neve encarna a la dulce Isabel, en su poco tiempo deja destellos de ternura, notable su tema “Happines”. David Collings como el empleado Bob Cratchit dota a su rol de comprensión, temple y condescendencia con su jefe, canta “Christmas Children”. Anton Rodgers da bien con el presionado por las deudas con Scrooge, Tom Jenkins, interpreta el números musical más mejor de la cinta, “Thank you very much”, cantando y bailando por las calles de Londres en medio del jolgorio de la gente durante el funeral de Scrooge. Laurence Naismith como Mr. Fezziwig deja buena sensación, sobre todo cuando entona el alegre “ December the 25th”. Richard Beaumont es el tullido niño Tiny Tim, cumple sin más cuando canta "A Christmas Carol".
Recomendable para los que gusten de buenas obras navideñas, aún con mi negatividad anti-Christmas he de reconocerle su valía. Fuerza y honor!!!