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Voto de TOM REGAN:
7
11 de septiembre de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
189/02(05/09/18) Fascinante tercer capítulo de la cuarta temporada de esta serie de culto de la BBC two, una maravillosa joya de la televisión que desgraciadamente aún no ha llegado a España. Una creación de los escritores y actores ingleses Steve Pemberton y Reece Shearsmith, serie antológica de cada temporada seis episodios auto-conclusivos, suceden en un único lugar que tiene que ver con el número 9, con historias totalmente distintas, y personajes diferentes, aunque la pareja de creadores siempre se reservan un papel. Siendo los relatos de apenas media hora en la que suelen suceder historias de mucho humor negro. Dirigida por Jim O'Hanlon (“The Punisher” o “Marcella”), el binomio de guionistas tras el conmovedor segundo capítulo han virado en este hacia la comedia despreocupada, derrochando imaginación claramente influenciada por la Obra Maestra “Memento” (2000), donde tras un prólogo intrigante se produce una catarsis, y entonces uno de los personajes dice puedo explicarlo, y la acción retrocede 10 minutos (esto expresado sobreimpresionado), y entonces se producen varios bloques en retroceso, resultando todo un alarde de ingenio puesta al servicio del humor negro que roza el absurdo, con asesinatos mudanzas, infidelidades, alzhéimer, plástico de burbujas, peleas, pistolas al dente, guantes de cocina, Andrew Lloyd Webber, y más en un puzle donde las piezas y preguntas que va generando cada bloque se cuadran de modo sinérgico al final, produciendo en el espectador las ganas de volver a verlo, esto es fruto del interés que despierta el metraje. La inteligencia vine de que es un thriller simple que al darle la estructura “rebobinado”, goteando cada segmento de elementos que producen preguntas, que al siguiente responde pero a la vez provocando nuevas, esto engancha, además salpicado de diálogos puntiagudos.
Comienza con un tipo (Nick Moran) encargado de las mudanzas que llega a una casa rural, allí se encuentra con una mujer (Monica Dolan) bastante nerviosa, rodeada de cajas casi empacadas. Los dos bromean sobre el estrés de mudarse de casa, entonces baja por las escaleras un tipo (Reece Shearsmith), extrañamente vestido con camisón de mujer y guantes de cocina, rápidamente, la conversación forzada da paso un momento catárquico y la mujer dice “puedo explicarlo”, y retrocedemos 10 minutos.
La narrativa inversa del film “Memento” tiene sentido porque era la visión de un protagonista que no podía retener recuerdos, pero aquí es solo un artificio para componer emoción e intriga. Por cierto, esto modo de contar hacia atrás una historia ya lo hizo también la serie “Seinfeld” con el episodio “Betrayal" (9x08), ello haciendo un evidente guiño a la homónima obra teatral de 1978 del inglés Harold Pinter, que arranca en 1978 y va retrocediendo hasta 1968.
Es una jocosa farsa rebosante de giros sorpresa, ejemplo es que donde ves a un cariñoso hijo cuidando de su senil padre, pues nada es lo que parece. Relaciones que se antojan de un modo son diametralmente diferentes, ello donde la ambigüedad moral se explaya, donde nadie es bueno o malo del todo, los muertos se apilan en un aquelarre delirante de humor oscuro, ello en un aire distendido, con momentos descacharrantes como el agente inmobiliario encarnado de mod fabuloso por Steve Pemberton intenta convencerle la casa al interpretado por “Shearsmith, que acaba en un guiñolesca disputa con plástico de burbujas ejerciendo de elemento bufo. Por supuesto que no hay profundidad de historia o de personajes, este es un episodio de entretenimiento, de pasarratos divertidos, solo anhela hacerte pasar un rato ameno y a fe qiue lo consigue en su alambicada narrativa.
El actor que mejor aprovecha su rato en pantalla es el mejor escrito por la ternura que despierta, me refiero por supuesto a David Calder como el anciano senil Percy, tipo ido que se cree el músico Andrew Lloyd Webber, desparramando dulzura con su fantaseado rol, proporcionando una extraña mezcla de humor y entrañabilidad.
La puesta en escena resulta notable en el sentido de dar dinamismo y fluidez al relato, rodándose en una escuela de equitación en Essex.
Comienza con un tipo (Nick Moran) encargado de las mudanzas que llega a una casa rural, allí se encuentra con una mujer (Monica Dolan) bastante nerviosa, rodeada de cajas casi empacadas. Los dos bromean sobre el estrés de mudarse de casa, entonces baja por las escaleras un tipo (Reece Shearsmith), extrañamente vestido con camisón de mujer y guantes de cocina, rápidamente, la conversación forzada da paso un momento catárquico y la mujer dice “puedo explicarlo”, y retrocedemos 10 minutos.
La narrativa inversa del film “Memento” tiene sentido porque era la visión de un protagonista que no podía retener recuerdos, pero aquí es solo un artificio para componer emoción e intriga. Por cierto, esto modo de contar hacia atrás una historia ya lo hizo también la serie “Seinfeld” con el episodio “Betrayal" (9x08), ello haciendo un evidente guiño a la homónima obra teatral de 1978 del inglés Harold Pinter, que arranca en 1978 y va retrocediendo hasta 1968.
Es una jocosa farsa rebosante de giros sorpresa, ejemplo es que donde ves a un cariñoso hijo cuidando de su senil padre, pues nada es lo que parece. Relaciones que se antojan de un modo son diametralmente diferentes, ello donde la ambigüedad moral se explaya, donde nadie es bueno o malo del todo, los muertos se apilan en un aquelarre delirante de humor oscuro, ello en un aire distendido, con momentos descacharrantes como el agente inmobiliario encarnado de mod fabuloso por Steve Pemberton intenta convencerle la casa al interpretado por “Shearsmith, que acaba en un guiñolesca disputa con plástico de burbujas ejerciendo de elemento bufo. Por supuesto que no hay profundidad de historia o de personajes, este es un episodio de entretenimiento, de pasarratos divertidos, solo anhela hacerte pasar un rato ameno y a fe qiue lo consigue en su alambicada narrativa.
El actor que mejor aprovecha su rato en pantalla es el mejor escrito por la ternura que despierta, me refiero por supuesto a David Calder como el anciano senil Percy, tipo ido que se cree el músico Andrew Lloyd Webber, desparramando dulzura con su fantaseado rol, proporcionando una extraña mezcla de humor y entrañabilidad.
La puesta en escena resulta notable en el sentido de dar dinamismo y fluidez al relato, rodándose en una escuela de equitación en Essex.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Momentos recordables: La catarsis donde al final del primer bloque aparecen cadáveres como una epidemia por la casa; Cuando Viktor mueve el veneno de rata en una taza de cacao, es un acto de eutanasia familiar? Pues luego nos enteramos que no; Hugo el agente inmobiliario, presionando al supuesto comprador encarnado por Shearsmith con una llamada de teléfono, y mientras habla el móvil suena; La pelea entre Pemberton y Shearsmith; Cuando el asesino deja la pistola encima de la vitro cerámica y al cogerla le quema las manos; El momento final en que el número 9 por primera vez tiene un sentido narrativo crucial como número de domicilio alterado.
En conjunto me queda un buenísimo episodio, de los que te hace pasar una media hora olvidándote de tus mundanales problemas. Fuerza y honor!!!
En conjunto me queda un buenísimo episodio, de los que te hace pasar una media hora olvidándote de tus mundanales problemas. Fuerza y honor!!!