Media votos
4,9
Votos
3.411
Críticas
47
Listas
10
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de talktonight:
2
6,5
179
Drama
Es un poeta del rap y está encarcelado por un delito menor de tráfico de drogas. La profesora de literatura de la prisión descubre su talento y hace lo imposible por convencer al chico para que explote su faceta creativa. La película aborda lo que se ha convertido en todo un fenómeno cultural en Norteamérica: el movimiento Spoken Word (palabra hablada), cuyos seguidores son poetas slam, que combinan el rap y el hip hop con la poesía ... [+]
9 de enero de 2008
2 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto es personal. La peli no es gran cosa.
Un negro rapero es encarcelado en un centro donde el 90% son negros. Ahí se resaltan todos los tópicos carcelarios, el rollo bandas, drogas e injusticia ya conocido. La poesía callejera será su salvoconducto de evasión de todo ello, con la complicidad de la profe de literatura, fascinada de su “talento”.
Todo ello regado constantemente de eso que llaman arte: Rap, hip hop. El visionado se hace realmente molesto, casi insufrible. Al menos para a los profanos de esa tendencia en alza, cancerígena tanto para la poesía como para la música.
Te tienes que tomar unas cuantas benzodiacepinas, fumar un par de petas y patearte los suburbios de Washington dando brincos para soportar esto.
Por supuesto en el discurso del film subyace la consiguiente denuncia social de rigor, propia de cualquier telefilm barato.
En este caso baratísimo. El documentalista Alan Levin tuvo el mérito de buscarse las castañas para sacar adelante este trabajo, rescatado con poco acierto en Sundance, donde consiguió el Gran Premio del Jurado, sirviéndole de plataforma.
Un negro rapero es encarcelado en un centro donde el 90% son negros. Ahí se resaltan todos los tópicos carcelarios, el rollo bandas, drogas e injusticia ya conocido. La poesía callejera será su salvoconducto de evasión de todo ello, con la complicidad de la profe de literatura, fascinada de su “talento”.
Todo ello regado constantemente de eso que llaman arte: Rap, hip hop. El visionado se hace realmente molesto, casi insufrible. Al menos para a los profanos de esa tendencia en alza, cancerígena tanto para la poesía como para la música.
Te tienes que tomar unas cuantas benzodiacepinas, fumar un par de petas y patearte los suburbios de Washington dando brincos para soportar esto.
Por supuesto en el discurso del film subyace la consiguiente denuncia social de rigor, propia de cualquier telefilm barato.
En este caso baratísimo. El documentalista Alan Levin tuvo el mérito de buscarse las castañas para sacar adelante este trabajo, rescatado con poco acierto en Sundance, donde consiguió el Gran Premio del Jurado, sirviéndole de plataforma.