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Voto de Miquel:
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Drama
Los vecinos de un pueblo de las costa adriática italiana son gentes amables y corteses que se dedican afanosamente al trabajo. Sólo cinco jóvenes rompen la armonía de la comunidad; ninguno de ellos ha trabajado nunca y ni siquiera se avergüenzan de ello. (FILMAFFINITY)
27 de agosto de 2012
27 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercer largometraje de Federico Fellini (1920-1993), escrito por F. Fellini y Ennio Flaiano a partir de una idea de Tullio Pinelli. Se rueda a lo largo de diciembre de 1952 en escenarios reales de Florencia (Toscana), playa de Ostia (Roma, Lazio), Viterbo (Lazio) y en los platós de Cinecittà Studios (Roma). Gana el León de Plata (Fellini) y el premio al mejor actor (Sordi) del Festival de Venecia de 1953. Producido por Jacques Bar, Lorenzo Pegoraro y Mario De Vecchi para PEG Films i Cité Films, se proyecta por primera vez en público el 26-VIII-1953 (Festival de Venecia).
La acción dramática tiene lugar en una pequeña ciudad italiana de provincias, situada en la costa adriática y abierta al mar. No se la identifica por su nombre, pero guarda numerosas similitudes con Rímini, la ciudad natal de Fellini. La acción comienza a principios de otoño y concluye en el invierno de 1953, con una duración total de unos 5 o 6 meses. Los protagonistas son cinco jóvenes inadaptados, de unos 25 años, que no trabajan y que no quieren adquirir compromisos, cultivan su soltería y viven a costa de los padres u otros familiares. Carecen de objetivos en la vida, son holgazanes y egoístas. Se llaman Fausto Moretti (Fabrizio), Alberto (Sordi), Moraldo Rubini (Interlenghi), Leopoldo Vannucci (Triestre) y Ricardo (R. Fellini). Los caracteres se presentan definidos de modo suficiente y bien diferenciados. Fausto es mentiroso, tramposo, mujeriego y ejerce funciones de liderazgo del grupo. Alberto es tímido y acomplejado. Leopoldo escribe poesías y es soñador. Ricardo, que tiene buena voz y buen oído, canta en fiestas y celebraciones. Maraldo es poco hablador, observa a los demás y es más reflexivo que ellos.
El film presenta una galería de tipos humanos sumamente interesante: el comerciante, el padre viudo, la hermana menor de edad, las amigas criticonas y descaradas, la madre viuda, el play-boy, etc. Es la primera película de Fellini que tiene éxito y es la que le abre el camino de la fama. Constituye un atractivo fresco de la sociedad italiana de provincias de los años posteriores a la IIGM, cuando el país se halla en la fase inicial de la recuperación económica. Arrastra todavía secuelas de la guerra, como la falta de referentes de la juventud, niveles altos de paro y subocupación, estancamiento cultural, bolsas de pobreza, etc.
La técnica narrativa se caracteriza por el uso de un narrador que se identifica con los componentes del grupo de amigos y con el propio grupo, al que se refiere con pronombres de primera persona del plural (nosotros). En ocasiones el narrador parece identificarse con Moraldo, pero las diferencias que los separan permiten hablar de un posible sexto componente del grupo.
La acción dramática tiene lugar en una pequeña ciudad italiana de provincias, situada en la costa adriática y abierta al mar. No se la identifica por su nombre, pero guarda numerosas similitudes con Rímini, la ciudad natal de Fellini. La acción comienza a principios de otoño y concluye en el invierno de 1953, con una duración total de unos 5 o 6 meses. Los protagonistas son cinco jóvenes inadaptados, de unos 25 años, que no trabajan y que no quieren adquirir compromisos, cultivan su soltería y viven a costa de los padres u otros familiares. Carecen de objetivos en la vida, son holgazanes y egoístas. Se llaman Fausto Moretti (Fabrizio), Alberto (Sordi), Moraldo Rubini (Interlenghi), Leopoldo Vannucci (Triestre) y Ricardo (R. Fellini). Los caracteres se presentan definidos de modo suficiente y bien diferenciados. Fausto es mentiroso, tramposo, mujeriego y ejerce funciones de liderazgo del grupo. Alberto es tímido y acomplejado. Leopoldo escribe poesías y es soñador. Ricardo, que tiene buena voz y buen oído, canta en fiestas y celebraciones. Maraldo es poco hablador, observa a los demás y es más reflexivo que ellos.
El film presenta una galería de tipos humanos sumamente interesante: el comerciante, el padre viudo, la hermana menor de edad, las amigas criticonas y descaradas, la madre viuda, el play-boy, etc. Es la primera película de Fellini que tiene éxito y es la que le abre el camino de la fama. Constituye un atractivo fresco de la sociedad italiana de provincias de los años posteriores a la IIGM, cuando el país se halla en la fase inicial de la recuperación económica. Arrastra todavía secuelas de la guerra, como la falta de referentes de la juventud, niveles altos de paro y subocupación, estancamiento cultural, bolsas de pobreza, etc.
La técnica narrativa se caracteriza por el uso de un narrador que se identifica con los componentes del grupo de amigos y con el propio grupo, al que se refiere con pronombres de primera persona del plural (nosotros). En ocasiones el narrador parece identificarse con Moraldo, pero las diferencias que los separan permiten hablar de un posible sexto componente del grupo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
(Sigue sin espoileres/aguafiestas)
El realizador enriquece el discurso con recuerdos, sueños y fantasías, que anticipan elementos que éste madurará y ampliará en trabajos posteriores. El punto de vista del film amalgama ironía, comicidad, socarronería, afición a la farsa y una dosis considerable de nostalgia y melancolía. Por lo demás, el discurso narrativo se apoya en tres representaciones: la elección de Miss Sirena, el Carnaval y la proyección de una película en una sala de cine. El uso de este recurso confiere a la obra un sentido bien fundamentado a favor de la idea felliniana según la cual el relato que se expone no es transcripción de la realidad, sino una recreación de la misma. Juega hábilmente con la presencia del engaño, la trampa, el artificio, la máscara y el disfraz. Añade referencias a elementos de la representación como la actriz de cine y el actor de teatro. El discurso, rico en detalles y complejo, se mantiene exento del barroquismo que adquirirá en obras posteriores.
El autor trata algunos de sus temas más gratos. Ridiculiza la vanidad masculina, la pobreza intelectual provinciana, la holgazanería, la mediocridad de la pequeña burguesía, etc. Muestra su obsesión por la infidelidad, el adulterio, la prostitución. Exalta la estabilidad de la mujer. Refleja la influencia norteamericana en Europa tras la IIGM a través del cambio de gustos, modas (elección de mises) y referentes (la orquesta que anima la fiesta de Miss Sirena se hace llamar “The Happy Boys”).
La fotografía, de Otello Martelli, Luciano Pirelli i Ennio Flaiano, en B/N, está construida con brillantez. Destaca la secuencia de la estación y las imágenes que el nuevo viajero crea en su imaginación. Las escenas del Carnaval destilan alegría y jovialidad. La banda sonora, de Nino Rota (“El padrino”, Coppola, 1972), constituye una delicia de cromatismos variados, ricos en recursos, matices, tonos y brillos. Como música añadida ofrece durante el Carnaval un fragmento de la pieza tradicional titulada “Io cerco la Titina”. El tema principal (leitmotiv), de gran belleza, destila aires románticos y melancólicos. El film es un excelente trabajo de juventud de un Fellini en estado de gracia.
El realizador enriquece el discurso con recuerdos, sueños y fantasías, que anticipan elementos que éste madurará y ampliará en trabajos posteriores. El punto de vista del film amalgama ironía, comicidad, socarronería, afición a la farsa y una dosis considerable de nostalgia y melancolía. Por lo demás, el discurso narrativo se apoya en tres representaciones: la elección de Miss Sirena, el Carnaval y la proyección de una película en una sala de cine. El uso de este recurso confiere a la obra un sentido bien fundamentado a favor de la idea felliniana según la cual el relato que se expone no es transcripción de la realidad, sino una recreación de la misma. Juega hábilmente con la presencia del engaño, la trampa, el artificio, la máscara y el disfraz. Añade referencias a elementos de la representación como la actriz de cine y el actor de teatro. El discurso, rico en detalles y complejo, se mantiene exento del barroquismo que adquirirá en obras posteriores.
El autor trata algunos de sus temas más gratos. Ridiculiza la vanidad masculina, la pobreza intelectual provinciana, la holgazanería, la mediocridad de la pequeña burguesía, etc. Muestra su obsesión por la infidelidad, el adulterio, la prostitución. Exalta la estabilidad de la mujer. Refleja la influencia norteamericana en Europa tras la IIGM a través del cambio de gustos, modas (elección de mises) y referentes (la orquesta que anima la fiesta de Miss Sirena se hace llamar “The Happy Boys”).
La fotografía, de Otello Martelli, Luciano Pirelli i Ennio Flaiano, en B/N, está construida con brillantez. Destaca la secuencia de la estación y las imágenes que el nuevo viajero crea en su imaginación. Las escenas del Carnaval destilan alegría y jovialidad. La banda sonora, de Nino Rota (“El padrino”, Coppola, 1972), constituye una delicia de cromatismos variados, ricos en recursos, matices, tonos y brillos. Como música añadida ofrece durante el Carnaval un fragmento de la pieza tradicional titulada “Io cerco la Titina”. El tema principal (leitmotiv), de gran belleza, destila aires románticos y melancólicos. El film es un excelente trabajo de juventud de un Fellini en estado de gracia.