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It Must Be Heaven (2019)

It Must Be Heaven
97 min.
6,5
540
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Sinopsis
El director Elia Suleiman viaja a París y a Nueva York en busca de similitudes con su tierra natal, Palestina. También puede decirse que Suleiman huye de Palestina buscando un nuevo hogar, tan solo para darse cuenta de que Palestina parece estar siguiéndole, sin importar el sitio al que vaya. La promesa de una nueva vida pronto se convierte en una comedia llena de errores. (FILMAFFINITY)

Coproducción elegida por Palestina como candidata a mejor film internacional en los Oscar 2020.
Género
Drama Comedia negra
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Palestina Palestina
Título original:
It Must Be Heaven
Duración
97 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Coproducción Palestina-Francia-Canadá;
Links
Premios
2019: Festival de Cannes: Mención especial y Premio FIPRESCI
2019: Festival de Sevilla: Premio Eurimages
7
LA MIRADA PROFUNDA
El nuevo film del cineasta Elia Suleiman parece preguntarse por qué si en todos lados pasan cosas absurdas, los palestinos, en particular, tienen que vivir en un absurdo permanente.

Su película está regida por la mirada, la cual, se concentra en un sinfín de situaciones que remiten a una gran obra del absurdo. Este film situacional, que con esa mirada tan poco convencional y llena de humor, se transforma en una pieza inteligente e interesante.

Conoce tu comarca y conocerás el mundo. El film comienza en Nazaret, lugar de nacimiento del director y luego se abre hacia Paris y Nueva York. En la medida que la película avanza, sale de su comarca y se abre al mundo. Las escenas de Paris y Nueva York profundizan en la idea de un absurdo que va más allá de la propia comarca.

El propio Suleiman es el actor principal de su película, la cual nunca pierde el sentido del humor, uno muy especial que cruza toda la película impregnándola con un cuestionamiento tal que provoca indudablemente la reflexión sobre lo que sabemos pero de lo cual no se habla. El nivel del absurdo prevalece sobre la ironía.

El Oráculo de Delfos decía “Conócete a ti mismo y conocerás al universo y a los dioses”. El director comienza un viaje que lo lleva primero a Paris y luego a Nueva York, para terminar volviendo a Nazaret. En el periplo, la idea de identidad de un pueblo se desdibuja desde la mirada de lo global.

El conflicto árabe israelí está presente a lo largo de toda la película pero no es expuesto como algo manifiesto sino como un absurdo que incluso podría minimizarse. Queda claro que la mayoría de la gente prefiere vivir en paz y solo las posiciones extremas lo impiden.

Con mucha influencia del humor del francés Jaques Tati (Mi Tío, Play Time), la película es la mirada entre extraña e irónica de un palestino que no puede terminar de entender el mundo en el que vive. Su film es muy personal, con gustos muy personales como la inserción inesperada de una canción clásica de Nina Simone que alude a alguien que siempre está corriendo, que se siente humillado y ya no puede soportarlo. Es además, una obra donde prevalece la ironía, donde la mirada y la observación de lo que pasa define la película.

La mirada de Suleiman es la de alguien que conoce el mundo, alguien capaz de poder mirar desde afuera. En ese enfoque podemos encontrar una mirada universalista sin dejar de lado un conflicto específico que sin duda reclama una solución pacífica.

Suleiman intenta tomar distancia como si quisiera ver la cosa desde afuera sin siquiera ser parte de ella. Ello es casi imposible. No obstante, logra totalmente que el espectador reflexione sobre el problema desde una posición prácticamente imparcial. Pero la gran cuestión que deja flotando el film del palestino es si ese viaje por el mundo moderno que da su personaje, acaso no despersonaliza en esa apariencia de universalización que presentan las grandes urbes que visita. En ese sentido, cabe preguntarse cuánto de valor tiene todavía la causa palestina.

http://thecharlysmovies.blogspot.com
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9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
No es cómica, no es política, es larga y vacía
Es una película compuesta por una colección de escenas desarticuladas entre sí, a modo de gags visuales, que esperaba fueran cómicas, pero solamente 2 me causaron gracia y del resto unas pocas me provocaron el esbozo de una sonrisa. Cada escena está protagonizada por Suleiman, quien casi siempre está sentado tomando algo y lo único que hace es observar hieráticamente un suceso, distinto cada vez. Me llama la atención que varios críticos encuentren un parecido entre el humor de Suleiman y el de Jacques Tati, aún cuando uno de ellos observa que "el personaje de Tati era un ser tan activo como lo es todo cómico, mientras que el personaje Suleiman es de una pasividad absoluta". Aunque el entorno de cada suceso es estético y está bien fotografiado, la inexpresividad del observador, sumada a la poca comicidad de la mayoría de las situaciones, determinó que la película me resultara interminable.

Con referencia al origen palestino del Director, según diferentes críticas, en su película Suleiman viaja a diferentes ciudades del mundo en busca de similitudes con su tierra natal, expresa un sentimiento de extranjería y/o brinda un mensaje esperanzador al pueblo palestino. Por mi parte no vi nada de eso y no pude captar nada sobre sus sentimientos hacia Palestina.

Concretamente esta película no me gustó, me pareció larga y vacía. Su vacuidad queda expresada en la opinión de quien dijo: "puede ser considerado un film cómico. Y también político. Aunque la película parecería no sentirse del todo cómoda en ninguna de esas categorías" ¿!

Acepto que mi baja valoración puede deberse a que no la entendí. Si es así no me preocupa, ya que como Camilo Canegato, personaje de una novela de Marco Denevi, considero que "si un arte tiene que ser entendido sólo por los entendidos, no es arte, es la clave de una logia" (*)

(*) Marco Denevi, Rosaura a las diez (1954)
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13 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
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