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Voto de Criticoenserio:
9
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Drama
Un matrimonio trata de superar la muerte de su hijo de cuatro años en un accidente automovilístico. Adaptación de la novela homónima ganadora del Premio Pulitzer en la categoría de drama. (FILMAFFINITY)
17 de diciembre de 2010
69 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante un par de años he tenido que soportar burlas, comentarios, incluso gente que me ha traído revistas de su casa (¡!) para enseñarme que lo mío con Nicole Widman es fanatismo y no realidad.
Ahora, tras terminar de ver Rabbit Hole (Rabbit Hole, 2010) puedo volver a levantar la barbilla, entornar los ojos y mirar de frente para decir: ADORO A NICOLE KIDMAN.
Nicole es dueña y señora de la cinta, te absorbe, te atrae, te contagia en su contención, lloramos con ella, nos estremecemos con sus desgarros, sonreímos cuando lo hace y nos pesa en el alma cada una de las palabras que pronuncia. No ves a Nicole Kidmna interpretar, ella es el personaje, ella sabe dar cada matiz sarcástico, irónico, frío, doloroso. Es un personaje complicado pero ella sabe dar cada mirada y cada gesto en el momento preciso para otorgarle una gran profundidad y complejidad.
Ha vuelto a hacerlo, ha vuelto a gritar entre sollozos, a coger aire con ese timbre tan particular que tiene, ha vuelto a ser ese alma frágil y esa mujer elegante con la piel más bonita del mundo. Nicole Kidman ha vuelto y Rabbit Hole es un recital interpretativo de los que solo una actriz que merece pasar a la historia puede hacer.
La película trata sobre la superación de la pérdida de un hijo por un matrimonio de clase media-alta. Pero no es un drama al uso porque mientras el marido intenta afrontarlo como la sociedad espera y se niega a perder el recuerdo de su hijo, ella parece por momentos querer olvidarlo todo y simular que no ha ocurrido, que su hijo no ha existido. Pero son todo lecturas que yo saco porque el filme rueda y eres tú el que va sacando las lecturas del viaje que te propone.
El otro gran tema de la cinta es la búsqueda de consuelo tras una pérdida: los grupos de terapia, la religión, la familia, experiencias similares, el cónyuge… cada uno busca el alivio en un lugar diferente.
La película trata sobre el dolor y esto no es sencillo de explicar.
El guión se basa en una novela ganadora del Pulitzer que por supuesto no he leído y que no tendría inconveniente de hacer ahora, tiene unos diálogos muy sabios, muy estudiados y muy profundos; y sin en embargo nunca cae en el maniqueísmo o en la pomposidad. Está en la barrera, pero que en gran media es por lo bien dirigida e interpretada que está.
Hay más que apreciar sobre el guión y es lo bien sembrada que está la información, la forma en la que te vas enterando de quién es quién y qué relación tiene en la historia sin explicaciones absurdas sino avanzando hacia delante la historia. Como lo hace la vida (que se nos muestra en una escena de manera muy pulcra).
Ahora, tras terminar de ver Rabbit Hole (Rabbit Hole, 2010) puedo volver a levantar la barbilla, entornar los ojos y mirar de frente para decir: ADORO A NICOLE KIDMAN.
Nicole es dueña y señora de la cinta, te absorbe, te atrae, te contagia en su contención, lloramos con ella, nos estremecemos con sus desgarros, sonreímos cuando lo hace y nos pesa en el alma cada una de las palabras que pronuncia. No ves a Nicole Kidmna interpretar, ella es el personaje, ella sabe dar cada matiz sarcástico, irónico, frío, doloroso. Es un personaje complicado pero ella sabe dar cada mirada y cada gesto en el momento preciso para otorgarle una gran profundidad y complejidad.
Ha vuelto a hacerlo, ha vuelto a gritar entre sollozos, a coger aire con ese timbre tan particular que tiene, ha vuelto a ser ese alma frágil y esa mujer elegante con la piel más bonita del mundo. Nicole Kidman ha vuelto y Rabbit Hole es un recital interpretativo de los que solo una actriz que merece pasar a la historia puede hacer.
La película trata sobre la superación de la pérdida de un hijo por un matrimonio de clase media-alta. Pero no es un drama al uso porque mientras el marido intenta afrontarlo como la sociedad espera y se niega a perder el recuerdo de su hijo, ella parece por momentos querer olvidarlo todo y simular que no ha ocurrido, que su hijo no ha existido. Pero son todo lecturas que yo saco porque el filme rueda y eres tú el que va sacando las lecturas del viaje que te propone.
El otro gran tema de la cinta es la búsqueda de consuelo tras una pérdida: los grupos de terapia, la religión, la familia, experiencias similares, el cónyuge… cada uno busca el alivio en un lugar diferente.
La película trata sobre el dolor y esto no es sencillo de explicar.
El guión se basa en una novela ganadora del Pulitzer que por supuesto no he leído y que no tendría inconveniente de hacer ahora, tiene unos diálogos muy sabios, muy estudiados y muy profundos; y sin en embargo nunca cae en el maniqueísmo o en la pomposidad. Está en la barrera, pero que en gran media es por lo bien dirigida e interpretada que está.
Hay más que apreciar sobre el guión y es lo bien sembrada que está la información, la forma en la que te vas enterando de quién es quién y qué relación tiene en la historia sin explicaciones absurdas sino avanzando hacia delante la historia. Como lo hace la vida (que se nos muestra en una escena de manera muy pulcra).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Es lo grande de Rabbit Hole que prefiere mostrar que contar, prefiere que te enredes en su universo a que un personaje llegue y diga una línea de diálogo en la que te explique cada sentimiento.
Ahí entra John Cameron Mitchell, el director, que sabe traspasar esos sentimientos desde la pantalla para no decirte cosas como “echo de menos a mi hijo” sino mostrarte en imágenes ese sentimiento y hacértelo sentir. Y de alguna manera, conmigo ha funcionado. Me pesaban los objetos de la habitación del niño, sentía algo dentro cuando cogían las zapatillas, o miraban un dibujo… Creo que ese es el mejor momento para interpretar una dirección: que consiga con todos elementos hacerte sentir la película.
Es cierto que John Cameron Mitchell era el chico malo de esa gozada artística de Shortbus y aquí se vuelvo más clásico e Indie, pero sabe manejar y ser eficaz, sabe doblegarse a la historia y darle vida. Por mi, eso es perfecto, además cuenta con la banda sonora de Anton Sanko con mucho piano y mucha solemnidad es el otro elemento que eleva la película de corriente a notable. Es más que un acompañamiento.
Mencionar que Kidman se lleva la función pero Aaron Eckhart resulta brillante en muchas escenas como la del móvil (aunque Kidman acaba por opacarle) o sobre todo la del perro. Es complicado ver a un hombre mostrar su dolor sin que caiga en el patetismo y Eckhart salva la prueba con nota. Entre los secundarios destaca Dianne Wiest como la madre de Kidman y una candidez admirable, una gran sabiduría y una gran profesionalidad. Siempre se dice que es mejor ver las películas en versión original, pero es que esta gana un millón de veces más por la cantidad de matices dramáticos o irónicos que ponen en la voz los actores.
Por último lo que me eleva la cinta a sobresaliente son los matices agridulces que tiene, ese toque de ironía destilada, de pequeños rasgos de humor, de esperanza, de quitar peso a la carga de la historia, de hacerla entretenida en lugar de pesada. Es como la antítesis a Biutiful.
Rabbit Hole es dura, pero está tan magníficamente contada que se le permite cualquier licencia. Rabbit Hole te atrapa en esa madriguera y no te suelta en gran parte por esa mirada y ese magnetismo que tiene Nicole Kidman. Y al final cuando terminan los créditos y finalizas esta crítica te das cuenta de que siempre hay una mano a la que agarrarse, que cada uno tiene que encontrar su manera de cargar los ladrillos del dolor, que en algún lugar estaremos riendo…
Valoración: 9/10
Ahí entra John Cameron Mitchell, el director, que sabe traspasar esos sentimientos desde la pantalla para no decirte cosas como “echo de menos a mi hijo” sino mostrarte en imágenes ese sentimiento y hacértelo sentir. Y de alguna manera, conmigo ha funcionado. Me pesaban los objetos de la habitación del niño, sentía algo dentro cuando cogían las zapatillas, o miraban un dibujo… Creo que ese es el mejor momento para interpretar una dirección: que consiga con todos elementos hacerte sentir la película.
Es cierto que John Cameron Mitchell era el chico malo de esa gozada artística de Shortbus y aquí se vuelvo más clásico e Indie, pero sabe manejar y ser eficaz, sabe doblegarse a la historia y darle vida. Por mi, eso es perfecto, además cuenta con la banda sonora de Anton Sanko con mucho piano y mucha solemnidad es el otro elemento que eleva la película de corriente a notable. Es más que un acompañamiento.
Mencionar que Kidman se lleva la función pero Aaron Eckhart resulta brillante en muchas escenas como la del móvil (aunque Kidman acaba por opacarle) o sobre todo la del perro. Es complicado ver a un hombre mostrar su dolor sin que caiga en el patetismo y Eckhart salva la prueba con nota. Entre los secundarios destaca Dianne Wiest como la madre de Kidman y una candidez admirable, una gran sabiduría y una gran profesionalidad. Siempre se dice que es mejor ver las películas en versión original, pero es que esta gana un millón de veces más por la cantidad de matices dramáticos o irónicos que ponen en la voz los actores.
Por último lo que me eleva la cinta a sobresaliente son los matices agridulces que tiene, ese toque de ironía destilada, de pequeños rasgos de humor, de esperanza, de quitar peso a la carga de la historia, de hacerla entretenida en lugar de pesada. Es como la antítesis a Biutiful.
Rabbit Hole es dura, pero está tan magníficamente contada que se le permite cualquier licencia. Rabbit Hole te atrapa en esa madriguera y no te suelta en gran parte por esa mirada y ese magnetismo que tiene Nicole Kidman. Y al final cuando terminan los créditos y finalizas esta crítica te das cuenta de que siempre hay una mano a la que agarrarse, que cada uno tiene que encontrar su manera de cargar los ladrillos del dolor, que en algún lugar estaremos riendo…
Valoración: 9/10