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Voto de kakihara:
3
5.2
14,747
Thriller. Drama
En Bangkok, el joven Julian, un fugitivo de la justicia estadounidense, dirige un club de boxeo tailandés que actúa como tapadera para tráfico de drogas. Su madre, jefa de una poderosa organización criminal, desembarca procedente de Estados Unidos para repatriar el cuerpo de su hijo favorito, Billy: el hermano de Julian ha sido asesinado tras haber violado y matado salvajemente a una joven prostituta. Llena de odio y deseo de venganza, ... [+]
6 de agosto de 2013
17 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Había una vez, en un país frío y lejano, un director de cine de apellido pronunciable pero fácilmente olvidable que quería revolucionar el mundo del cine. Empezó una breve pero intensa carrera sorprendiendo a todo el mundo con una trilogía sobre el crimen y el lado más oscuro de su país, “Usher”. Luego se aventuró a empresas cada vez más experimentales (el granizado de naranja mecánica “Bronson” y la vikinga “Valhalla Rising” como ejemplos), y fue así como el joven de apellido pronunciable pero fácilmente olvidable (JAPFO en adelante) empezó a ver en sus películas, marcadamente visuales y violentas, una constante que no paraba de repetirse: la exploración de la psique de individuos con oscuros pasados cuyo interior sólo ha conocido la aflicción y el odio. Pero no una exploración psicológica como la solemos entender, no… Era más bien… ¿cómo lo diría? Como… acercarse al interior de los personajes, llamar a las puertas de sus almas y quedarse fuera. De entrar en casa de dichas almas ya se encargaría el espectador. De esta manera, JAPFO se había propuesto hacerle de guía al espectador, acompañarlo de la mano en los llamados “viajes hacía el interior del alma”, envueltos todos ellos por una cada vez más satisfactoria factura visual, hasta llegar a la obra que lo ha encumbrado como precoz autor de culto, “DRIVE”. En ella, consiguió ambas cosas: “sugerir” lo que hay en el interior del personaje de Ryan Gosling mediante un inteligente uso de herramientas cinematográficas (música techno-retro, movimientos de cámara, cámara lenta… y el rostro impasible del actor) y al mismo tiempo narrar una historia comprensible con toda clase de alicientes (desde un romance hasta las logradas escenas de acción), y aderezarlo todo con un curioso aroma a tragedia de anti-héroe. JAPFO logró volver a poner en boca del público el vocablo “Cool”, en nuestras tierras más conocido como el “¡Cómo mola!”.
Pero a JAPFO, tras ver su marcado estilo y ser consciente de él, le empezó a asaltar la codicia y quiso abusar de todo aquello que había caracterizado su estilo, y llevarlo al extremo con su nueva película “Only God Forgives”. La historia era lo de menos en este caso: la simple premisa de un delincuente (Gosling) que vive prófugo en Bangkok y que debe valorar si vengarse o no de “los asesinos” de su hermano. Todos aquellos recursos que funcionaban en “Drive”, utilizados aquí de forma desproporcionada sólo consiguen hacer florecer la vacuidad del conjunto, agravada por la caricaturesca e inolvidable actuación de Gosling, cuya expresión no cambia ni un ápice en toda la película, calcada a la que mostraba en “Drive”, e incluso muy parecida a la que mostraba en otro film independiente como era “Cruce de Caminos” (2012), donde su director quiso aprovechar el éxito de la “Fórmula Drive” para dirigir a Gosling exactamente igual que lo hiciera JAPFO.
Pero a JAPFO, tras ver su marcado estilo y ser consciente de él, le empezó a asaltar la codicia y quiso abusar de todo aquello que había caracterizado su estilo, y llevarlo al extremo con su nueva película “Only God Forgives”. La historia era lo de menos en este caso: la simple premisa de un delincuente (Gosling) que vive prófugo en Bangkok y que debe valorar si vengarse o no de “los asesinos” de su hermano. Todos aquellos recursos que funcionaban en “Drive”, utilizados aquí de forma desproporcionada sólo consiguen hacer florecer la vacuidad del conjunto, agravada por la caricaturesca e inolvidable actuación de Gosling, cuya expresión no cambia ni un ápice en toda la película, calcada a la que mostraba en “Drive”, e incluso muy parecida a la que mostraba en otro film independiente como era “Cruce de Caminos” (2012), donde su director quiso aprovechar el éxito de la “Fórmula Drive” para dirigir a Gosling exactamente igual que lo hiciera JAPFO.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Así pues “Sólo Dios Perdona”, que se antojaba como la posible mejor película de JAPFO hasta la fecha, ha resultado ser una caricatura de su propio estilo y un peligroso encasillamiento para la figura de Ryan Gosling (personaje y actor pues, a estas alturas, vienen a ser el mismo). Y todo ello acentuado por una narración cimentada excesivamente en lo “cool” que se olvida de toda lógica interna y humana desde el preciso instante en que el hermano de nuestro protagonista asesina brutalmente, y sin razón alguna, a una prostituta menor de edad, para que, al cabo de unos pocos minutos, el lento desarrollo de los acontecimientos (acompañados por una lograda factura visual, pero insuficiente) acabe importándonos una coliflor. Así como todos aquellos elementos que agotan y dejan anonadado y adormecido al espectador debido al exceso y el abuso al que se ven sometidos, empezando por el abrumador abuso del color rojo hasta la artificiosidad que rodea cada nueva secuencia, tan sólo disfrutables visualmente y por separado, de forma selectiva.
JAPFO nunca olvidaría las palabras de su padre, hace cosa de un año, en medio de una reunión familiar. “Hijo mío… No te autoanalices. No revises tus obras diariamente. Sé sincero. Deja que la intuición te guíe. Sé tu mismo”.
El padre de JAPFO moriría de una sobredosis instantes después del visionado de “Only God Forgives”.
Y colorín rojo, colorado de rojo, este cuento se ha acabado.
JAPFO nunca olvidaría las palabras de su padre, hace cosa de un año, en medio de una reunión familiar. “Hijo mío… No te autoanalices. No revises tus obras diariamente. Sé sincero. Deja que la intuición te guíe. Sé tu mismo”.
El padre de JAPFO moriría de una sobredosis instantes después del visionado de “Only God Forgives”.
Y colorín rojo, colorado de rojo, este cuento se ha acabado.