Resumen rápido: la primera temporada es genial, con una buena presentación de personajes, unos escenarios espectaculares y una trama profunda y que te pide ver el siguiente episodio. La segunda temporada, a pesar de lo que podía pensarse (por el final de la primera temporada) es aun mejor, te atrapa, es rápida en su lentitud.., no sé, una de esas cosas que quieres ver sin parar. Sin embargo, llega la temporada 3, y la serie se vuelve farragosa, con un guión sin mucho sentido, los personajes pierden todo la garra y todo pierde sentido. Es fácilmente suprimible, y te deja un sabor de boca que no se corresponde con las dos primeras temporadas.
En cualquier caso, en su conjunto, es algo que merece la pena ver.

A pesar de que el mensaje es bueno, el documental no aporta nada nuevo y se mueve en la misma linea que todos los documentales post-crisis internacional ("Inside Job", "Capitalismo, una historia de amor"...).

Lo dicho, nada nuevo bajo el sol.

Este recorrido por la convulsa historia de Cuba nos da una imagen global de lo que ha llevado a Cuba a ser lo que es hoy. Sin embargo, en todo el recorrido argumental hay una carencia enorme: no existe una visión española de la historia, ya que lo más español que aparece es un profesor de la universidad Pompeu Fabra de Barcelona hablando en catalán. Durante varias fases del documental, se habla de España en unos términos bastante despectivos, y se pasa muy por encima sobre los motivos de la explosión de USS Maine en el puerto de la Habana.

En definitiva, para hacerse una idea de la historia de Cuba, el documental está bien, pero, en mi opinión, es sesgado y parcial, faltando puntos de vista directamente implicados y habiendo aserciones por parte de intervinientes que son meras opiniones personales.

El documental está bien, pero para lo que cuenta, no hacen falta 3 capítulos. Contextualiza bien a un líder muy desconocido en occidente y nos da una visión relativamente clara de la visión rusa del mundo, pero la realidad es que pasa muy de puntillas por las cosas importantes, el camino al poder tiene muy, muy poco detalle... Está bien para iniciarse, pero no profundiza mucho.

Las dos primeras temporadas son excepcionales, las dos siguientes decaen.., y mucho. A pesar de esto, la serie mantiene la candencia y el ritmo, da los vaivenes necesarios para generar interés y la ciudad de Seattle aporta bastante a la trama.

Si embargo, Mireille Enos no es Sofie Gråbøl, Seattle no es Copenhague y la lluvia del estado de Washington no aporta la oscuridad que aporta la capital danesa. Si no hubiera que compararlas, las dos primeras temporadas de The Killing serían una gran serie (de 8), pero viendo las dos, me quedo con la danesa.