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Voto de JilL:
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Drama
El 2 de marzo de 1974, el joven anarquista Salvador Antich, militante del Movimiento Ibérico de Liberación, se convirtió en el último preso político ejecutado en España mediante "garrote vil". Ésta es su historia y la de los intentos desesperados de su familia, compañeros y abogados por evitar su ejecución. (FILMAFFINITY)
8 de febrero de 2008
23 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
He leído críticas y no me ha extrañado encontrarme lo típico entre los detractores, aunque no deja de sorprenderme.
"Buenos y malos", "Salvador presentado como un santo"... Si clasificamos a alguien como bueno o malo, comenzamos mal. No hay nadie del todo bueno ni del todo malo. Y existen muchos caminos que te hacen escoger un bando u otro, ya sea el miedo, la comodidad, la ignorancia, la obligación, la resignación, la aceptación de aquello que no te gusta, el idealismo y el valor que te hacen luchar por cambiar las cosas. Me parece también curioso que haya quejas si los "malos" se dejan en mal lugar. A estas alturas, ¿vamos a defender posturas que atentan contra la libertad y contra el ser humano en sí?
Tampoco tenemos por qué entender a Salvador como el bueno. De hecho, ¿la película oculta su manera de actuar? ¿Oculta que siempre iba armado? ¿Que su grupo de actuación se preocupaba por tener armas siempre? ¿Que robaba bancos? ¿Que no se arrepiente de nada de lo que ha hecho? No, no lo hace. Quien quiera creer que su figura está ensalzada, creo que debería dejar de buscar tópicos, no pueden quejarse de partidismo cuando son los primeros que buscan etiquetas.
Puedo estar de acuerdo o no con las ideas de Salvador y con su forma de actuar. Pero eso no me importa, no me importa su ideología cuando lo condenan a muerte. No se trata de estar a favor de los malos o de los buenos, se trata de estar a favor de la vida y en contra de las injusticias. Si alguien, al ver cómo se le arrebata la vida a una persona, lo único que se le ocurre es pensar en manipulación o en los malos y los buenos, me parece que el fallo no está en la película, si no en esas personas que no son capaces de deshacerse de las etiquetas cuando lo que realmente importa es que está en juego la vida de una persona. Una persona, sin más. No de Salvador y su ideología.
Por otro lado, me entristece ver que no encuentro a ningún Salvador, como nadie se preocupa, nadie quiere cambios, como no los pedimos si no somos nosotros quienes morimos de hambre.
"Buenos y malos", "Salvador presentado como un santo"... Si clasificamos a alguien como bueno o malo, comenzamos mal. No hay nadie del todo bueno ni del todo malo. Y existen muchos caminos que te hacen escoger un bando u otro, ya sea el miedo, la comodidad, la ignorancia, la obligación, la resignación, la aceptación de aquello que no te gusta, el idealismo y el valor que te hacen luchar por cambiar las cosas. Me parece también curioso que haya quejas si los "malos" se dejan en mal lugar. A estas alturas, ¿vamos a defender posturas que atentan contra la libertad y contra el ser humano en sí?
Tampoco tenemos por qué entender a Salvador como el bueno. De hecho, ¿la película oculta su manera de actuar? ¿Oculta que siempre iba armado? ¿Que su grupo de actuación se preocupaba por tener armas siempre? ¿Que robaba bancos? ¿Que no se arrepiente de nada de lo que ha hecho? No, no lo hace. Quien quiera creer que su figura está ensalzada, creo que debería dejar de buscar tópicos, no pueden quejarse de partidismo cuando son los primeros que buscan etiquetas.
Puedo estar de acuerdo o no con las ideas de Salvador y con su forma de actuar. Pero eso no me importa, no me importa su ideología cuando lo condenan a muerte. No se trata de estar a favor de los malos o de los buenos, se trata de estar a favor de la vida y en contra de las injusticias. Si alguien, al ver cómo se le arrebata la vida a una persona, lo único que se le ocurre es pensar en manipulación o en los malos y los buenos, me parece que el fallo no está en la película, si no en esas personas que no son capaces de deshacerse de las etiquetas cuando lo que realmente importa es que está en juego la vida de una persona. Una persona, sin más. No de Salvador y su ideología.
Por otro lado, me entristece ver que no encuentro a ningún Salvador, como nadie se preocupa, nadie quiere cambios, como no los pedimos si no somos nosotros quienes morimos de hambre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Quizás faltaría algo más de ambientación en la primera parte, y más hechos que dieran a entender por qué Salvador decide actuar como tal. Aunque deberíamos comprender sus ansias de cambio solo con conocer la época. Grandísimo Daniel Brühl. A la segunda parte, para mi gusto, no le sobran minutos. Cada minuto, cada escena, cada plano es más realidad, es más espera, es más angustia, es más concienciación realista de lo que no solo ha sufrido Salvador. Un final no me angustiaba tanto y durante tanto tiempo seguido desde Requiem Por Un Sueño, haciéndote desear lo que sabes que no sucederá, como lo hacen los personajes de la pantalla. Traspasa.
Sin pensar en etiquetas, elijo parecerme a Salvador. Por la valentía, por ser capaz de admitir sus actos, por no autoconvertirse en víctima, por luchar por aquello que deseaba, por ansiar el cambio y hacer algo por ello, por ser tan idealista, tan soñador. Tan como hace falta que sean ahora muchos jóvenes.
Sin pensar en etiquetas, elijo parecerme a Salvador. Por la valentía, por ser capaz de admitir sus actos, por no autoconvertirse en víctima, por luchar por aquello que deseaba, por ansiar el cambio y hacer algo por ello, por ser tan idealista, tan soñador. Tan como hace falta que sean ahora muchos jóvenes.