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Voto de deivi:
7
2009
6,0
16 920
Animación. Ciencia ficción. Infantil
Adaptación del libro homónimo de Judi Barrett, una parodia animada de los films de catástrofes, como Armageddon, Twister o Independence Day. El protagonista es Flint, un joven científico que sueña con inventar algo que le mejore la vida a todos sus vecinos. Tras muchos intentos consigue crear algo que realmente funciona: una máquina que hace caer comida del cielo. (FILMAFFINITY)
8 de diciembre de 2009
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existe una pugna encolerizada entre los poderosos estudios de animación por conseguir con sus flamantes y novedosas propuestas tridimensionales un triunfo que, gracias al ingenio de Pixar, no solo pasa por ser meramente comercial (los dibus siempre han sido un valor seguro para la taquilla), sino afortunadamente artístico, encontrándonos actualmente en un excelente pique animado de dibujantes y directores con entusiastas ganas de competición para ocupar un hueco digno en el medallero que, todavía Pixar monopoliza con ventajosa distancia. Pero de todas las divisiones pertenecientes a majors que últimamente han sucumbido al apetitoso universo de la animación, Sony Animation comporta un curioso escaño con respecto a las más consagradas Dreamworks o Blue Sky (perteneciente a Fox), que amasan millones con cintas bastante más pobretonas en ideas (la secuela como único estandarte), que las hasta el momento interesantísimas llamadas de atención que Sony nos ha dosificado inteligentemente, véanse Monster House con el terror clásico de contrapunto o sobretodo Locos por el surf, extravagancia casi documental, para dar buen recaudo de ello.
Lluvia de albóndigas, basada en un popular cuento americano de Judi y Ron Barrett, decreta una simpática parodia del cine de catástrofes que sin duda haría las delicias de Roland Emmerich y de sus obsesiones destructoras, vamos, algo así como el 2012 de los tragaldabas, y logra algo tan simple como escaso en los últimos eventos 3D de buscar fuentes clásicas de ayer y hoy para forjar su propuesta sin caer en las fáciles tentaciones de imitar a sus oponentes. Vemos una clara referencia de cartoon loco y divertido, de sabrosísimo color pastel y alma en dos dimensiones, al pincel de Hanna-Barbera, a las numerosas peripecias de inventores chiflados de la Disney, el Flubber de Robin Williams sería el alter ego perfecto de nuestro protagonista, y al humor desmadrado de las Supernenas o la dinámica garra de excitación constante de los personajes de la Warner.
También notamos un encantador afán de denuncia en su sencillo, pero agradecido mensaje contra la comida basura, los malos hábitos alimenticios y la obesidad (ese orondo alcalde de Swallow Falls erigido en locuaz malvado de la historia), y despuntamos una retahíla entrañable de personajes secundarios que merecerían por sí solos capítulos aparte, el policía local doblado en su versión original por Mr.T, el cámara, medico y piloto Manny, el pescador padre de Flint (con algunos de los mejores gags de la película) o el ex niño pródigo Baby Brent, emblema del pueblo de las sardinas. Lástima que se centren más en la patosa chica del tiempo y su romance con esta variante de Jimmy Neutrón que es Flint, un héroe capaz de manar comida desde las nubes y salvar al mundo del ocaso sin tener nada que envidiar al mismísimo Bruce Willis.
Lluvia de albóndigas, basada en un popular cuento americano de Judi y Ron Barrett, decreta una simpática parodia del cine de catástrofes que sin duda haría las delicias de Roland Emmerich y de sus obsesiones destructoras, vamos, algo así como el 2012 de los tragaldabas, y logra algo tan simple como escaso en los últimos eventos 3D de buscar fuentes clásicas de ayer y hoy para forjar su propuesta sin caer en las fáciles tentaciones de imitar a sus oponentes. Vemos una clara referencia de cartoon loco y divertido, de sabrosísimo color pastel y alma en dos dimensiones, al pincel de Hanna-Barbera, a las numerosas peripecias de inventores chiflados de la Disney, el Flubber de Robin Williams sería el alter ego perfecto de nuestro protagonista, y al humor desmadrado de las Supernenas o la dinámica garra de excitación constante de los personajes de la Warner.
También notamos un encantador afán de denuncia en su sencillo, pero agradecido mensaje contra la comida basura, los malos hábitos alimenticios y la obesidad (ese orondo alcalde de Swallow Falls erigido en locuaz malvado de la historia), y despuntamos una retahíla entrañable de personajes secundarios que merecerían por sí solos capítulos aparte, el policía local doblado en su versión original por Mr.T, el cámara, medico y piloto Manny, el pescador padre de Flint (con algunos de los mejores gags de la película) o el ex niño pródigo Baby Brent, emblema del pueblo de las sardinas. Lástima que se centren más en la patosa chica del tiempo y su romance con esta variante de Jimmy Neutrón que es Flint, un héroe capaz de manar comida desde las nubes y salvar al mundo del ocaso sin tener nada que envidiar al mismísimo Bruce Willis.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
LO MEJOR: Es lo más parecido al cine de serie B en clave animada que hemos disfrutado recientemente, no aburre nunca, salpica optimismo y nos hospeda en una fiesta de espectáculo majareta y descocado disparate. Hay claras referencias al género de catástrofes, Twister o Armageddon por ejemplo, pero no centra únicamente su atención en una corriente sucesión de chistes referenciales como sí ocurría en la mediocre Monstruos contra alienígenas de la cada vez más vaga Dreamworks. La música de Mark Mothersbaugh (compositor de otros trabajos en el ruedo infantil como son The Rugrats o Las aventuras de Rocky y Bullwinkle), acrobática y grandilocuente, y el número musical de los títulos finales “Sunshine, Lollipops and Rainbows” con un especial toque al sonido de los animes japoneses.
LO PEOR: Independientemente de evitar comparaciones con Pixar se nota un mayor grado de (sano) infantilismo en el conjunto, aunque porta detalles atractivos como la ausencia de la madre (algo habitual recientemente), o de un aviso social que alerta de la glotonería y los abusos alimentarios de las nuevas generaciones.
LO PEOR: Independientemente de evitar comparaciones con Pixar se nota un mayor grado de (sano) infantilismo en el conjunto, aunque porta detalles atractivos como la ausencia de la madre (algo habitual recientemente), o de un aviso social que alerta de la glotonería y los abusos alimentarios de las nuevas generaciones.