1 de enero de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se podía esperar menos de Miyazaki. Surrealismo vivo, metáfora tan vigorosa e impactante como Dalí y Buñuel juntos, historia que de tan ingenua, parece pesadilla. Y un ritmo claramente oriental.
Seguramente se salga del cine o se apague el ordenador con la sensación de no haber entendido nada, pero haber disfrutado más que un niño. Se trata de un placer adulto. Es necesario un paladar curtido, que pueda soportar las inundaciones y los destinos fatales de los protagonistas para vivir después con intensidad las esperanzas y las alegrías. Un conflicto de emociones peculiar, acompañado de unos dibujos originales y tiernos.
Una historia que solo podía contar él.
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?