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Voto de Macarrones:
9
Drama Cronica de la vida de dos mujeres. Adela (Sonia Almarcha) es una madre soltera que se traslada con su niño desde un pequeño pueblo a Madrid. Allí encuentra trabajo y entabla nuevas amistades, pero, de repente, sucede algo perturbador. Antonia (Petra Martínez) es la proprietaria de un pequeño supermercado de barrio, cuya sosegada vida se ve alterada por los problemas de sus hijas. (FILMAFFINITY)
17 de junio de 2007
224 de 300 usuarios han encontrado esta crítica útil
No andemos con rodeos: es una película tan buena que parece francesa (este es uno de los mayores elogios que se me ocurren). En realidad iba a ser malo y a decir que no parece española, pero no sería justo porque aquí tenemos a Icíar Bollaín o a Cesc Gay, que son capaces de contar historias muy conmovedoras que, al estilo de Rohmer o Rosales, se alimentan de lo cotidiano y rompen con la retórica cinematográfica más al uso. Pero claro, son la excepción.

Si uno lee cualquier periódico español verá que asuntos como el terrorismo, la especulación inmobiliaria en el litoral, las familias desestructuradas o la enfermedad ocupan un espacio grande de la información. Si uno ve las teleseries o las películas de lo que enfáticamente se llama "nuestro cine" verá que generalmente se habla de otras cosas y que los actores (siempre los mismos) se comportan de forma muy rara (se confunde naturalidad con pintoresquismo modernizado). En resumen, que todo es falso y generalmente mediocre. Cuando estos asuntos que tomo como ejemplo (terrorismo, construcción, familias monoparentales, cáncer) aparecen, casi es peor, porque siempre lo hacen de forma desaforada y ridícula.

Yo no digo que el cine deba ser un espejo de la realidad, pero no está mal que de vez en cuando hablen de mí y de mi mundo (entendiendo "mí" como una persona normal, dentro de lo que cabe). "Nuestro cine" suele tratar sobre personas chistosísimas e hiperexcitadas (o retorcidas y truculentas) en las que no me reconozco (ni intuyo un átomo de realidad en ellas, son puras entelequias retóricas).

Bueno, pues aquí sucede todo lo contrario. Esta película habla de una España y de unas personas que sí reconozco, y lo hace con naturalidad, emoción e inteligencia. Los actores son maravillosos, el guión es perfecto (¡qué calidad en las elipsis!) y Rosales consigue ser natural y al tiempo valiente al narrar esta historia (esa pantalla partida podría haber sido un recurso pedante y, sin embargo, no rompe la fluidez y funciona con absoluta naturalidad).

No hace falta ser español, ni mucho menos, para disfrutar de esta película: sólo quiero subrayar que se integra con naturalidad en un tiempo, un espacio y una sociedad y todo eso lo transforma en arte, con mayúsculas.

Os la recomiendo con toda emoción y todo entusiasmo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Macarrones
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