Thomas Wolfe escribió en 1940 una maravillosa novela titulada You Can't Go Home Again (No puedes volver a casa). Pocos son los libros, que consiguen emocionarme con tan solo el título. Hay síntesis que valen un Nóbel. Wolfe explica, que la casa de la que uno se va, nunca está a la vuelta. En tu ausencia, la casa cambió, siguió con su vida. El entorno, los amigos y el mundo siguió girando, y uno nunca reconoce a la vuelta el lugar donde se crió. Es un choque emocional que quien lo ha vivido, reconoce en esta novela de Wolfe, una página de su vida. También Steinbeck, escribió sobre ello en su fantástico libro de viajes: Viajes con Charley.

Dito Montiel, no es ni Wolfe ni Steinbeck. Y se nota. Dito Montiel no es Ted Demme ni Scott Rosenberg que crearon esa maravillosa joya cinematográfica llamada “Beatiful girls” donde la vuelta a casa esta retratada con el mismo dolor que amor. Si Dito Montiel quiso hacer una película del duro regreso debería leer más a los clásicos, a los grandes. La vuelta de Robert Downey Jr, está vacía de sentimientos. Poner a llorar a los actores o hacerlos gritar no carga a la película de emociones. Eso, simplemente, es tirar por el camino fácil.

Quizá, Dito Montiel quiso hacer una película de lo duro que es la vida en los barrios marginales de cualquier ciudad grande. Aquí también puedo tirar de filmografía. De mucha. Montiel no me ha contado nada nuevo, no me dijo absolutamente nada que no viera infinitas veces y en muchas, mejor narrado.

El guión de “Memorias de Queens” es flojo lo mire por donde lo mire. Y por eso, la película camina a trompicones. También encuentro que ciertos experimentos en el montaje son absurdos. Las actuaciones son todas, excelentes. Son sin duda lo más destacable de la cinta. También cuenta con una buena banda sonora.

Por cierto, me hizo mucha gracia encontrar un semáforo con diodos, veinte años antes que comenzaran a utilizarse los LEDS en las señales luminosas.