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Voto de jaly:
10
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Serie de TV. Drama
6 episodios. Cuando Prior Walter (Justin Kirk) le confiesa a su amante Lou (Ben Shenkman) que ha contraído el sida, éste lo abandona. A medida que la enfermedad y la soledad destruyen a Prior, la culpa consume a Lou. Al mismo tiempo, Roy Cohn (Pacino), un hombre muy influyente, anima a Joe Pitt (Patrick Wilson), un abogado mormón y republicano, a trabajar en el Departamento de Justicia. Ambos ocultan su homosexualidad: Pitt por ... [+]
7 de julio de 2009
32 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dios ha abandonado a las criaturas que creó a su suerte. A principios del Siglo XX, El Creador se fue y comenzó un centenario de muertes, matanzas y plagas, de luchas absurdas motivadas por razones egoístas y avariciosas. Los Ángeles y los humanos ya no tienen guía. Su progreso, en lugar de construir vida y mejoras en unas estructuras vivas preestablecidas, avanza como un tanque por campos de centeno. Arrolla con todo lo vivo; quiebra todo lo bello, mata todo lo posible. Y el castigo es inevitable. El último de ellos, una epidemia, el SIDA, que hará mermar a la población y los enfrentará aún más si es posible, de camino a una caída del cielo, a un apocalípsis inevitable.
En el Nueva York de los años 80, la esperanza está perdida. Con Ronald Regan como presidente, la Nación de la Libertad vivió un periodo de desigualdad y de merma ideológica alarmante. Sus medidas sociales, políticas y fiscales abanderaban una ideología lejana a la libertad, el progreso y el respeto.
Prior Walter (Justin Kirk) y Louis Ironson (Ben Shenkman), judío, son pareja homosexual desde hace tiempo. Prior contrae SIDA y su amante no es capaz de soportar el dolor y la enfermedad de su compañero, así que lo abandona. Ni siquiera sus ansiadas ideas democráticas y humanistas son capaces de redimirlo. Prior, por su parte, avanza por el valle tenebroso de la muerte, y mientras las yagas y el dolor deshacen sus entrañas, interno en un hospital y cuidado por su enfermera (Emma Thompson), comienza a tener visiones de un Ángel (Emma Thompson) que le anuncia como mensajero de Dios en la tierra, como sacrificio ejemplar en el fin de la raza humana. Joe Pitt (Patrick Wilson) es un abogado mormón de convencidos ideales republicanos, que sin embargo no puede seguir negándose a si mismo el hecho de que es homosexual. Pese al cariño que tiene con su esposa, Harper (Mary – Louise Parker), ella le abandona, perdida en un mundo que no comprende y que le toma por loca, cuando es otra mensajera, otra conocedora del fin, como le dice su aparición, el Sr. Lies (Jeffrey Wright). Roy Cohn (Al Pacino) es un afamado abogado que ofrece a Joe una oportunidad única en su carrera, por un beneficio secreto, uno de tantos secretos que posee, pues Roy está terriblemente enfermo de SIDA, aunque por su ira hacia seres repugnantes como negros, judíos u homosexuales, trate de ocultarlo. La madre de Joe, Hanna (Meryl Streep), llega a Manhattan para ayudar en estos cambios, y el choque de su tranquila vida mormona, con la verdad escupida en la cara, con la enfermedad, con la soledad, con el deseo insatisfecho, quiebra todo en lo que creía creer. Entretanto, Roy yace próximo a la muerte en un hospital donde es atendido por Belize (Jeffey Wright), el mejor amigo de Prior, homosexual y negro; y es visitado por Ethel Rosenberg (Meryl Streep), judía, a quien Roy mandó ejecutar en la era Mccarthismo, ansiosa por ver el sufrimiento del ejemplo del mal en la tierra.
(Sigue sin Spoiler)
En el Nueva York de los años 80, la esperanza está perdida. Con Ronald Regan como presidente, la Nación de la Libertad vivió un periodo de desigualdad y de merma ideológica alarmante. Sus medidas sociales, políticas y fiscales abanderaban una ideología lejana a la libertad, el progreso y el respeto.
Prior Walter (Justin Kirk) y Louis Ironson (Ben Shenkman), judío, son pareja homosexual desde hace tiempo. Prior contrae SIDA y su amante no es capaz de soportar el dolor y la enfermedad de su compañero, así que lo abandona. Ni siquiera sus ansiadas ideas democráticas y humanistas son capaces de redimirlo. Prior, por su parte, avanza por el valle tenebroso de la muerte, y mientras las yagas y el dolor deshacen sus entrañas, interno en un hospital y cuidado por su enfermera (Emma Thompson), comienza a tener visiones de un Ángel (Emma Thompson) que le anuncia como mensajero de Dios en la tierra, como sacrificio ejemplar en el fin de la raza humana. Joe Pitt (Patrick Wilson) es un abogado mormón de convencidos ideales republicanos, que sin embargo no puede seguir negándose a si mismo el hecho de que es homosexual. Pese al cariño que tiene con su esposa, Harper (Mary – Louise Parker), ella le abandona, perdida en un mundo que no comprende y que le toma por loca, cuando es otra mensajera, otra conocedora del fin, como le dice su aparición, el Sr. Lies (Jeffrey Wright). Roy Cohn (Al Pacino) es un afamado abogado que ofrece a Joe una oportunidad única en su carrera, por un beneficio secreto, uno de tantos secretos que posee, pues Roy está terriblemente enfermo de SIDA, aunque por su ira hacia seres repugnantes como negros, judíos u homosexuales, trate de ocultarlo. La madre de Joe, Hanna (Meryl Streep), llega a Manhattan para ayudar en estos cambios, y el choque de su tranquila vida mormona, con la verdad escupida en la cara, con la enfermedad, con la soledad, con el deseo insatisfecho, quiebra todo en lo que creía creer. Entretanto, Roy yace próximo a la muerte en un hospital donde es atendido por Belize (Jeffey Wright), el mejor amigo de Prior, homosexual y negro; y es visitado por Ethel Rosenberg (Meryl Streep), judía, a quien Roy mandó ejecutar en la era Mccarthismo, ansiosa por ver el sufrimiento del ejemplo del mal en la tierra.
(Sigue sin Spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Ángeles en América está considerada como una de las obras clave de dramaturgia del Siglo XX (pese a su relativo desconocimiento en Europa). Su tamaño en duración, ambiciones y temática es algo inaudito en el teatro contemporáneo. Pero a mediados de los 80 Tony Kushner presentó su obra y esta se convirtió irremediablemente en un clásico instantáneo. La valentía de Kushner a la hora de diseccionar el mundo contemporáneo y extraer de él todos los organismos enfermos, el racismo, el SIDA, el fanatismo, la maldad, la homofobia... hicieron del dramaturgo una pieza clave en el ámbito del teatro, pero es que Ángeles en América no es únicamente una critica a la sociedad contemporánea, es también una reflexión teológica de la creación de un nuevo mundo, en el que pudiéramos dejar atrás los males y los odios causados y empezar de cero. Nada está perdido para siempre. Pero los humanos, en nuestro tiempo, están perdidos. Sus ambiciones, sus sueños, sus amores, quedaron atrás. Pero la vida sigue, y vivir es el mayor regalo. Ángeles en América no es fácil. Su texto es enrevesado, metafórico, poético, abstracto. Pero habla de vivir, de abrazarse a la vida, de girar hacia delante, de descubrir la verdad y de aceptarla tal cual es.
La adaptación cinematográfica, más que televisiva, es una de las películas más impactantes que he visto. Porque consigue hacer un espectáculo visual sin precedentes en el mundo de la caja tonta, y plasma de manera fiel todos los anagramas narrativos de la obra. Claro que tras las cámaras está Mike Nichols y ante ellas uno de los repartos más compactos que se han hecho, que infunden respeto y emoción escena tras escena, tanto en “El milenio se acerca” como en “Perestroika”, el díptico que forma Ángeles en América. La política, la fe, el destino y el amor son los elementos que maneja esta historia, un Nuevo Testamento que con los cientos de referencias bíblicas que aparecen, trató y trata de insuflar esperanza a todos los humanos que quedamos en el mundo.
Hay tantos momentos de los actores, escenas, y frases memorables, que sería imposible describirlos aquí. Sólo recomiendo esta revelador documento histórico y antropológico a todo aquel que ame el cine, sí, pero también a todo aquel que sienta curiosidad por los recovecos interiores de la mente humana, por sus sueños, contradicciones, y sobre todo, por su profunda belleza eterna.
La adaptación cinematográfica, más que televisiva, es una de las películas más impactantes que he visto. Porque consigue hacer un espectáculo visual sin precedentes en el mundo de la caja tonta, y plasma de manera fiel todos los anagramas narrativos de la obra. Claro que tras las cámaras está Mike Nichols y ante ellas uno de los repartos más compactos que se han hecho, que infunden respeto y emoción escena tras escena, tanto en “El milenio se acerca” como en “Perestroika”, el díptico que forma Ángeles en América. La política, la fe, el destino y el amor son los elementos que maneja esta historia, un Nuevo Testamento que con los cientos de referencias bíblicas que aparecen, trató y trata de insuflar esperanza a todos los humanos que quedamos en el mundo.
Hay tantos momentos de los actores, escenas, y frases memorables, que sería imposible describirlos aquí. Sólo recomiendo esta revelador documento histórico y antropológico a todo aquel que ame el cine, sí, pero también a todo aquel que sienta curiosidad por los recovecos interiores de la mente humana, por sus sueños, contradicciones, y sobre todo, por su profunda belleza eterna.