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España España · Salamanca
Voto de La Maga:
1
Acción Un escuadrón de pilotos de élite se embarca en una peligrosa misión para intentar neutralizar un prototipo de avión de combate que está fuera de control y que dispone de un sistema de inteligencia artificial cuyas acciones podrían desencadenar una guerra nuclear. (FILMAFFINITY)
18 de marzo de 2007
25 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo hay que echar una mirada a la filmografía de Rob Cohen para comprobar que su meteórica carrera no es ni mucho menos ejemplar. Envalentonado por sus dos últimos éxitos (A todo gas, XXX…), los gerifaltes de Hollywood han dado luz verde a su nueva astracanada, Stealth: La amenza invisible, o lo que es lo mismo, la capacidad para meter en un mismo paquete a Kid, el coche fantástico, Número 5 (Cortocicuito) y HAL 9000 (2001). Luego no digan que no les avisé.

Uno, interesado por el I+D del país más belicoso del mundo, se adentra en la sala atraído por un tráiler que se asemeja a un anuncio de las Fuerzas Armadas (estadounidenses, se entiende). Una vez puesto el cinturón, entre aguerridos pilotos de caza, y alcanzada velocidad supersónica, disecciona al equipo, un trío formado por el machote de turno, la belleza todo-terreno, acicate del feminismo y damisela en apuros, y el afroamericano (el oscarizado Jamie Foxx), representante de la minoría étnica. Efectos especiales digitalizados, cámara inquieta, mareante, y un avioncito de lo más delirante, violento y respondón en cuanto recibe su primera descarga eléctrica en forma de rayo.

Tal vez si involucionan el cerebro a etapas pre-adolescentes disfruten algo de la atracción. Siempre se va un paso por delante, y más teniendo en cuenta que cada nuevo giro del argumento ahonda más en su propia estupidez. Alrededor del mensaje, la tecnología vista como una amenaza, y la meta bélica de bajas cero, pululan capitanes que parecen tomarse la amenaza en serio, viejas glorias del cine como Sam Shepard (París-Texas, Elegidos para la gloria…) y Joe Morton (Speed). La iniquidad llega a tales niveles que cuando el avioncito se revela lo hace bajándose toda la discografía de Internet, Camela incluida, y a continuación, realizando un crucero planetario con la ambición de desatar y solucionar, por sí mismo, una nueva guerra fría.

Para colmo, el guión viene firmado a cargo de un guionista de culto de los 70 y 80, W.D. Richter (La invasión de los ultracuerpos, Golpe en la Pequeña China…), y como el director todavía tiene la cara de decir soy fan del cine con aviones, pero siempre he creído que faltaba algo más de sustancia en las historias, y nuestro guión tiene muchos puntos de interés, yo también me atrevo a recomendarles que vayan a verla sólo como alternativa al suicidio.

Sencilla estructura de video-juego, manidas frases, romance sempiterno, velocidad y ritmos electrónicos. Resultado: el mayor fiasco de taquilla del verano junto a La isla.
La Maga
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