Haz click aquí para copiar la URL
Voto de AdolfoOrtega:
10
Bélico. Drama. Romance En vísperas de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), las dos ramas de una acomodada familia argentina se dividen en dos bandos: los Desnoyers, oriundos de Francia, y los von Hartrott, de origen alemán. Julio Desnoyers, un joven irresponsable y bohemio, tiene un romance con Marguerite, una mujer casada. Cuando estalla la guerra, el esposo de Margueritte se va al frente. Poco despues, una serie de circunstancias hacen que Julio cambie ... [+]
20 de noviembre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La presencia de un Rodolfo Valentino que llena la pantalla con su carisma fue el principal reclamo en fechas de su estreno de esta superproducción. Y aunque hoy día, casi un siglo después, la figura ya legendaria del argentino sigue siendo el motivo primero por el que nos acercamos al film, nos bastan unos minutos para concluir que Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis es mucho más que una fulgurante estrella. Estamos ante una obra maestra, aunque en muchas antologías no sea considerada una de las obras fundamentales del mudo.

La película refleja el horror de la guerra con una crudeza desgarradora. Se diría que ha sabido capaz de retener el rastro hediondo que van dejando a su paso los cuatro corceles. En este aspecto creo que supera con creces la película bélica que todos los cinéfilos tenemos como referencia de la época, El Nacimiento de Una Nación. Pero además, la película que nos ocupa, está sazonada con momentos de un exquisito lirismo:
Una bañera de oro macizo, absurda en medio de las ruinas del combate.
El tratamiento del color, que aparece puntualmente como un rojo explosivo que tiñe de sangre la pantalla en los momentos de máximo dramatismo.
Los aguerridos franceses se preparan para morir, y sus rostros, captados en un soberbio travelling lateral, reflejan mil matices.
Antes de la batalla, en un entusiasmo inconsciente, se canta la Marsellesa, con una mujer enarbolando la tricolor, como si fuera el cuadro de DelaCroix. Imposible no acordarse de Casablanca
Y, sobre todo, la soberbia secuencia inicial en la que Valentino baila un tango en un tugurio de Boca. La cámara se centra en el duelo del galán con otro parroquiano por la compañía de una furcia del lugar, como si fuera un relato del mejor Borges. Pero también recorre a la audiencia que observa la pelea, gañanes ebrios, como el que ve el pez en el vaso. Años después, se repetirá la escena, esta vez en un elegante local parisino, y esta vez el baile será con la mujer de su vida. Pero la reacción del público, que vuelve a ser captada por el director, es más dañina que la de los inocentes borrachos.

Muy recomendable película, adaptación de uno de nuestros mejores literatos.
AdolfoOrtega
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow