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Voto de holden69:
4
2018
Documental, Intervenciones de: León Siminiani, Ainhoa Ramírez
6,3
1.859
Documental
Elías es un director de cine que soñaba con hacer una película de atracos. Durante el verano de 2013 lee una noticia sobre la detención de 'El Robin Hood de Vallecas', el líder de 'la banda de las alcantarillas'. Siente entonces que ha encontrado la oportunidad para cumplir su sueño. Le manda una carta a la cárcel donde cumple condena. Contra todo pronóstico, Elías recibe respuesta tres semanas después. 'El Robin Hood' acepta que vaya a ... [+]
8 de mayo de 2020
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
me gustan los documentales, cómo la realidad puede superar toda ficción imaginable. Y cómo el documentalista puede hacernos ver, si es hábil, la realidad como a él le interesa que la veamos y no necesariamente como es. Mostrar personas, hechos y sitios, eso es el documental, y no mostrarse a sí mismo, salvo que sea de mucho interés hacerlo.
Vi este documental con ilusión, al poco de su estreno en Netflix. A mí me pasa como al protagonista de La gran Belleza, que ya voy teniendo una edad (yo no tanta) en la que no me gusta perder mi tiempo, que hoy por hoy es lo más valioso que poseo. Y la sensación al terminar de ver el documental es precisamente la de que ha perdido un tiempo absurdo porque me han contado poco de lo que esperaba ver.
Vi este documental con ilusión, al poco de su estreno en Netflix. A mí me pasa como al protagonista de La gran Belleza, que ya voy teniendo una edad (yo no tanta) en la que no me gusta perder mi tiempo, que hoy por hoy es lo más valioso que poseo. Y la sensación al terminar de ver el documental es precisamente la de que ha perdido un tiempo absurdo porque me han contado poco de lo que esperaba ver.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
A ver, si haces un documental sobre un atracador tienes que mostrar con pelos y señales cómo robaba, cuál era el detallado proceso de preparación, el atraco y las consecuencias posteriores, incluyendo dramatizaciones si es necesario. En este proceso es crucial disponer de la estrechísima colaboración del atracador. Pero, vaya por Dios, el atracador objeto del documental no muestra su cara en ningún momento, colabora primero tímidamente porque esté pendiente de juicio, y además su familia y letrada no quieren que colabore. ¿Cómo se hace un documental en estas condiciones? Pues simplemente no se puede, o no se debería. El documentalista, en lugar de ello, se dedica a rellenar minutos con el proceso de creación del documental y las vicisitudes personales que le supone, incluso con asuntos irrelevantes, para nosotros, de su vida personal. Buf, vaya tela. Después de esto voy a perder el respeto a muchos críticos que calificaron favorablemente este film.