Mediante una imagen nítida y una filmación de estética deliciosa, M.A. Antonioni presenta un interesante apunte geográfico e histórico del conjunto arquitectónico más famoso de Bomarzo que se acompaña de un texto vigoroso, certero, cargado de ironía y que demuestra la natural agudeza del director.
El corto resulta apasionante, ofrece una increíble fluidez narrativa y la propuesta apabulla por su naturalidad, por su sentido del equilibrio y por el ingenio en la exposición de las imágenes y de los comentarios.
Apenas difundida entre el público, la obra merece ser destacada por su valor propio y también como un claro referente o avanzadilla de lo que posteriormente representaría la filmografía del cineasta italiano y su dominio de todas las facetas del séptimo arte.
.