La película versa sobre la oscuridad que inunda la vida, el alma, la mente, de un hombre. Es pues una película muy triste, deprimente y bastante desesperanzadora. El título original en inglés, mucho más coherente que el elegido en español, explica mejor el contenido del film, pues tanto la historia que cuenta como buena parte de las escenas se desarrollan en la noche, con cielos negro azulados cubiertos por nubarrones; o sea, como reflejo indicativo del existir del protagonista principal (interpretando magníficamente por Nick Nolte), un "lobo estepario", cuya existencia va en cuesta abajo debido a su propia personalidad. En esto ocurre que en su vida se cruza un joven, quien en cierta medida le recordará al hijo que tiene en algún lugar, al que ama y del que no sabe nada; le ayudará a sacar de sus adentros, hablando, el trauma más hondo de su existencia vacía y puñetera. Es una película que no se la recomiendo a nadie que esté deprimido o padezca de depresión, pues se le puede multiplicar el desánimo o pesadumbre y hasta incitarle a un desenlace de esos que luego no tienen vuelta atrás.

En alguna medida este personaje de hombre que tuvo un pasado pletórico y ahora se halla en un vivir sin sentido, solitario, vacío, oscuro, sin familia y echando en falta una descendencia o hijo que le motive, a quien considerar, querer y transmitir, recuerda bastante al de la película de Jim Jarmusch (USA 2005) "Flores rotas".

Lo mejor de la historia es cuando el citado Nick Nolte "fracasado-derrotado" le pide al muchacho que haga el favor de acompañarle, haciéndose pasar por hijo suyo, a un encuentro de antiguos alumnos de la escuela secundaria; pues es obvio que le avergüenza el "qué dirán" si lo ven ir solo, sin acompañamiento familiar, sin nadie a su vera.

Fej Delvahe