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San Marino San Marino · Ladera del Monte Titano
Voto de Fej Delvahe:
9
Fantástico Un viejo hechicero africano, representante de una tradición secreta imperante en su etnia, persigue a su hijo para destruirlo -según dice- por no respetar sus mismos preceptos religiosos. En su huida, las diversas peripecias por las que atraviesa el joven se convierten en las pruebas de un penoso proceso de maduración... (FILMAFFINITY)
9 de agosto de 2008
33 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una de las mejores películas que se han hecho en África (en concreto en Mali) desde que se inventó el cine.

El hecho de que su director Souleymane Cissé se formara como cineasta en la antigua URSS, es un factor determinante para comprender por qué esas tomas tan magistrales, esa conducción y desarrollo del guión tan bien estructuradas y filmadas, ese arte en saber narrar y explicar fílmicamente.

Cuenta la historia de Nianankoro en su camino iniciático, existencial, mágico, rumbo a lo que el devenir depare aunque tratando de colaborar con el bien o la luz —la palabra "Yeelen" quiere decir "El camino de la luz"— y dejando atrás al mal, aunque como todo ser humano a veces tenga caídas en esta potencia, pero con el firme objetivo de hacerle oposición y enfrentar lo negativo.

Por esto Nianankoro huye de su padre, Soma, que lleva años tras él persiguiéndole (éste no asume la independencia de su hijo respecto de él y de su estatus en el cual usa el poder mágico para hacer el mal y la injusticia, no acepta que el joven emprenda su propio camino orientado al bien, donde se haga incluso más grande y evolucione a mayores poderes).

En el camino o aventura de ir forjándose existencialmente, Nianankoro hallará dificultades como todo humano, obstáculos, guerreros que quieren dañarlo, también la pasión y el amor, mas el fin último es siempre trascendente, religioso.

El director Souleymane Cissé nos maravilla con algunas escenas como por ejemplo el baño en el río, entre juncos, al amanecer o quizás al ocaso, de la anciana madre de Nianankoro, echándose sobre la cabeza la leche de cuatro cuencos, en dirección a cada uno de los puntos cardinales, mientras ora a la diosa madre de las aguas que proteja a su hijo en el camino que ha emprendido.

Así mismo hay imágenes sofocantes como la del gallo atado a la estaca o poste y asado vivo, prendido de fuego y dando aleteos agonizantes; o también la escena del negro albino cuyo cuerpo entero es blanco, incluso el cabello de la cabeza, excepto algunas manchas de piel morena en la espalda y rostro.

Sin duda, una obra interesantísima, llena de mística, exótica a más no poder y con momentos sublimes de encanto como cuando Nianankoro se acuesta con una de las mujeres del jefe de la tribu que le está dando hospitalidad, confesándole que ha cometido el delito de faltar a la confianza que depositó en él, por lo que reconoce es merecedor de ser castigado con la muerte, a lo cual el lider ofendido contiene su ira, quizás por miedo a los poderes mágicos del joven transeúnte, y responde dándole la esposa querida con la que le ha faltado al honor y con la que precisamente quería tener descendencia, se la regala para que se la lleve lejos.

Cine africano, por regla general subvalorado y no tenido en cuenta, que sin embargo en este caso resulta ser un bello diamante de Mali a través del cual ver tonalidades originales y sorprendentes de la Humanidad más recóndita.

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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