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Thriller. Drama
Lucía y Ofelia, dos hermanas distanciadas, vuelven a encontrarse con motivo de la boda de la primera con Juan, su prometido. Ofelia llega acompañada por su pareja, Andrés; ambos viven aislados en medio de la selva amazónica. Lucía, fuerte y territorial, se siente poderosa aunque hay algo que no puede controlar: el deseo de su marido; Ofelia y Juan se desean desde la primera mirada y así las hermanas se enfrentan a la naturaleza que las separó. (FILMAFFINITY) [+]
10 de enero de 2018
5 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Douglas Sirk dijo: "Hay una distancia muy corta entre el arte elevado y la basura. La basura con elementos de locura es, por ella misma, mas cercana al arte"
En esta reflexión, a la que le agregaría la critica salvaje a Los Universales efectuada por Michel Focault en su libro "Las Palabras y las Cosas", quien a su vez cita a Borges y su recordada Enciclopedia China, anida un elemento que se me ha hecho bastante común en los últimos tiempos, una inquietud que ha surgido y surge cada vez con mayor asiduidad en búsqueda de nuevos ribetes y experiencias en el cine: ¿Que se considera arte? ¿Cuanto de una obra artística y del efecto de esta en la crítica y el público tiene que ver con lo exclusivamente referente a la producción de la obra en si misma? ¿Cuanto de lo que realmente se intenta decir y de la forma en que se intenta comunicar llega hacia la percepción de los otros? ¿No es, esta idea de intención artística, una aproximación peligrosa y elitista a la concepción de realidad univoca, del iluminismo, de la verdad religiosa como suprema e incuestionable, de la teoría de la caverna y la república de un Platón, al que considero el primer fascista de la historia occidental, aun mucho antes de Mussollini y Hitler y muchos de los llamados progresistas de la actualidad?
Navego hacia estas aguas porque en determinar al menos un atisbo de duda sobre estas cuestiones aceptadas universalmente y que refieren al buen gusto, las formas de representación tipificadas y los correctos usos de las artes para la plasmación de la experiencias humanas, nos permitimos no retroceder en las diferentes conquistas de la posmodernidad y de Andy Warhol (por favor no nos olvidemos del bueno de Andy que refundó el cine con su sacrificada "Empire", "Sleep" y "Eat") quienes por medio de su visión regresaron al cine hasta sus orígenes, hasta la época de los Lumiere, pero no por retrógrados y conservadores sino para refundarlo, para forjar una distópica historia del cine que ya no perteneciera a los estudios y a la industria Tayloriana y Fordista, a esa cadena de montaje salvaje y que le otorgó el poder a los dueños del capital en Hollywood y otras regiones del planeta.
Es saludable que a partir de estas producciones que juegan con los sentidos establecidos, con ese código absurdo de percepciones desarrolladas por un cine cauitvo, de poderes de denotación salvaje que permitieron décadas de mensajes subliminales que han naturalizado la dominación de los países "desarrollados" de occidente sobre el tercer mundo, de guiños casi imperceptibles solo destinados a aquellos que apostaron por cultivar la sensibilidad y la apertura ideológica, de escenas concebidas de tal manera que para algunas percepciones puedan ser un gran desastre y al mismo tiempo geniales alegorías para otras, con el que podamos debatir y poner en duda todo lo dado en cuanto a las formas de plasmación del arte. Por lo menos, para quien escribe, estas no existen, no hay un arte oficial, no hay una metodología para ejecutarlas, sino como ya lo dijo Charly Garcia: "La inspiración es una ola de mar que llega sin avisar y se retira sin dejar mas legado que su huella, ajena, inabarcable, solo contemplada, atestiguada". Completaría la frase diciendo que un artista no es mas que un vehículo de una fuerza que lo excede, que es mucho mas grande que su humanidad y aun que sus insignificantes años de existencia. Un artista es un canal de un discurso y de experiencias que lo han precedido y que existen aun antes que su conciencia existiera.
SIGO EN EL SPOILER SIN SPOILEAR
En esta reflexión, a la que le agregaría la critica salvaje a Los Universales efectuada por Michel Focault en su libro "Las Palabras y las Cosas", quien a su vez cita a Borges y su recordada Enciclopedia China, anida un elemento que se me ha hecho bastante común en los últimos tiempos, una inquietud que ha surgido y surge cada vez con mayor asiduidad en búsqueda de nuevos ribetes y experiencias en el cine: ¿Que se considera arte? ¿Cuanto de una obra artística y del efecto de esta en la crítica y el público tiene que ver con lo exclusivamente referente a la producción de la obra en si misma? ¿Cuanto de lo que realmente se intenta decir y de la forma en que se intenta comunicar llega hacia la percepción de los otros? ¿No es, esta idea de intención artística, una aproximación peligrosa y elitista a la concepción de realidad univoca, del iluminismo, de la verdad religiosa como suprema e incuestionable, de la teoría de la caverna y la república de un Platón, al que considero el primer fascista de la historia occidental, aun mucho antes de Mussollini y Hitler y muchos de los llamados progresistas de la actualidad?
Navego hacia estas aguas porque en determinar al menos un atisbo de duda sobre estas cuestiones aceptadas universalmente y que refieren al buen gusto, las formas de representación tipificadas y los correctos usos de las artes para la plasmación de la experiencias humanas, nos permitimos no retroceder en las diferentes conquistas de la posmodernidad y de Andy Warhol (por favor no nos olvidemos del bueno de Andy que refundó el cine con su sacrificada "Empire", "Sleep" y "Eat") quienes por medio de su visión regresaron al cine hasta sus orígenes, hasta la época de los Lumiere, pero no por retrógrados y conservadores sino para refundarlo, para forjar una distópica historia del cine que ya no perteneciera a los estudios y a la industria Tayloriana y Fordista, a esa cadena de montaje salvaje y que le otorgó el poder a los dueños del capital en Hollywood y otras regiones del planeta.
Es saludable que a partir de estas producciones que juegan con los sentidos establecidos, con ese código absurdo de percepciones desarrolladas por un cine cauitvo, de poderes de denotación salvaje que permitieron décadas de mensajes subliminales que han naturalizado la dominación de los países "desarrollados" de occidente sobre el tercer mundo, de guiños casi imperceptibles solo destinados a aquellos que apostaron por cultivar la sensibilidad y la apertura ideológica, de escenas concebidas de tal manera que para algunas percepciones puedan ser un gran desastre y al mismo tiempo geniales alegorías para otras, con el que podamos debatir y poner en duda todo lo dado en cuanto a las formas de plasmación del arte. Por lo menos, para quien escribe, estas no existen, no hay un arte oficial, no hay una metodología para ejecutarlas, sino como ya lo dijo Charly Garcia: "La inspiración es una ola de mar que llega sin avisar y se retira sin dejar mas legado que su huella, ajena, inabarcable, solo contemplada, atestiguada". Completaría la frase diciendo que un artista no es mas que un vehículo de una fuerza que lo excede, que es mucho mas grande que su humanidad y aun que sus insignificantes años de existencia. Un artista es un canal de un discurso y de experiencias que lo han precedido y que existen aun antes que su conciencia existiera.
SIGO EN EL SPOILER SIN SPOILEAR
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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Volviendo a la pelicula, pocas veces el cine argentino nos ha regalado experiencias como las que nos ofrece "Desearas al hombre de tu hermana".
Quizás podamos encontrar influencias de Favio, de Lynch, de Cronoenberg, de Fellini, pero sobre todo, y por sus propios méritos, encontramos una burla grotesca a las formas de representar en los años 60 y 70 del cine nacional, que se deslizaba temblorosa, ridículamente a fuerza de gobiernos dictatoriales y censores inescrupulosos y obtusos, primitivos. en ese fino hilo tensor entre las convenciones clásicas, las paternalistas, las heredadas del conservadurismo y las nuevas ideas (que en realidad no tienen nada de nuevas, sino que todo lo contrario, son un regreso a lo instintivo, a lo primitivo, a lo corporal) relacionado con el deseo sexual y la exploración del cuerpo, sobre todo a partir de estos años, con el cuerpo de la mujer, tan relegado, subyugado por las pulsiones masculinas y envuelto en un tabú de muchas eras, entre los que figuran matanzas, inquisiciones y distintas formas de sumisión.
En esta aparente aparatosidad, el maravilloso filme de Kaplan no hace otra cosa que exponer el ridículo al que durante tantas décadas, incluso hoy con los llamados "culebrones" de la tarde o las anacrónicas producciones de Pol-Ka por Canal 13 (quizás el canal mas retrogrado de la televisión argentina, incluyendo la TV por cable), nos han anclado a esos estereotipos tan admirados, a esas curvas dramáticas absurdas y cargadas de lugares comunes, a ese constante repetición de formulas que no hace que otra cosa que aprovecharse de la inercia derivada de las rutinarias vidas de las masas, de esos cuerpos esculpidos, inexistentes, falsos, producidos en quirófanos y dietas extremas.
En ese sentido, "Desearas al hombre de tu hermana", que ya de por si en su titulo ya contiene una crítica a la moral religiosa derivada de los mandamientos, nos expone, nos escupe, nos interpela todo eso que durante un siglo gobernó nuestras libertades y decisiones como un tabú social, al que consideramos necesario para forjar y mantener ese estúpido y naif "Contrato Social" que Rousseau promulgó como brazo ideológico de un nuevo orden de dominación a través de la escuela, la política representativa partidista y la propaganda. En la verguenza que nos despiertan sus patéticos personajes, sus actuaciones ridículas y payasescas, sus modos de actuar irrisorios y bizarros, reside un espejo de nuestra propio patetismo, una copia tan grande como un anuncio de autopista que si logramos observar atravesando su espesa estética (no casualmente elaborada, sino justamente para interpelar a aquellos con la suficiente sensibilidad para sortearla) nos brindará una reflexión que no nos deja indiferentes, que nos hace reír y aplaudir, como un buen ejercicio de identificación al estilo del mejor "stand up", traspasando la cuarta pared para hacernos parte de ese universo, de esa fauna que convive entre el lujo y la suntuosidad en medio de la selva y la naturaleza originaria, aun virgen, aun sin el estigma de la sociedad y su cemento y sus leyes.
Llegan en caballo desde la frontera, atraviesan la playa a puro grito desenfrenado, gutural. El caballo se caga en medio de la fiesta mientras la estrella de la música se luce ante su publico esnob.
La naturaleza no entiende de parafernalias, se impone en cualquier contexto. Como el sexo, como el cuerpo, como un orgasmo.
Quizás su mejor plano entre todos los grandes momentos que figuran en la película sea el de Andrea Frigerio mirando a la cámara, con los ojos ladeados, cómplices pero a la vez denunciantes, sin emitir palabra, sino haciendonos parte de ese juego de represiones, tabues, falsos libertinajes y familias disfuncionales.
"La primera vez que vi un pito fue el de mi padre muerto flotando en la pileta"
- El despertar sexual y la muerte, Eros y Tanos en un fino equilibro disputando nuestras pulsiones -
Quizás podamos encontrar influencias de Favio, de Lynch, de Cronoenberg, de Fellini, pero sobre todo, y por sus propios méritos, encontramos una burla grotesca a las formas de representar en los años 60 y 70 del cine nacional, que se deslizaba temblorosa, ridículamente a fuerza de gobiernos dictatoriales y censores inescrupulosos y obtusos, primitivos. en ese fino hilo tensor entre las convenciones clásicas, las paternalistas, las heredadas del conservadurismo y las nuevas ideas (que en realidad no tienen nada de nuevas, sino que todo lo contrario, son un regreso a lo instintivo, a lo primitivo, a lo corporal) relacionado con el deseo sexual y la exploración del cuerpo, sobre todo a partir de estos años, con el cuerpo de la mujer, tan relegado, subyugado por las pulsiones masculinas y envuelto en un tabú de muchas eras, entre los que figuran matanzas, inquisiciones y distintas formas de sumisión.
En esta aparente aparatosidad, el maravilloso filme de Kaplan no hace otra cosa que exponer el ridículo al que durante tantas décadas, incluso hoy con los llamados "culebrones" de la tarde o las anacrónicas producciones de Pol-Ka por Canal 13 (quizás el canal mas retrogrado de la televisión argentina, incluyendo la TV por cable), nos han anclado a esos estereotipos tan admirados, a esas curvas dramáticas absurdas y cargadas de lugares comunes, a ese constante repetición de formulas que no hace que otra cosa que aprovecharse de la inercia derivada de las rutinarias vidas de las masas, de esos cuerpos esculpidos, inexistentes, falsos, producidos en quirófanos y dietas extremas.
En ese sentido, "Desearas al hombre de tu hermana", que ya de por si en su titulo ya contiene una crítica a la moral religiosa derivada de los mandamientos, nos expone, nos escupe, nos interpela todo eso que durante un siglo gobernó nuestras libertades y decisiones como un tabú social, al que consideramos necesario para forjar y mantener ese estúpido y naif "Contrato Social" que Rousseau promulgó como brazo ideológico de un nuevo orden de dominación a través de la escuela, la política representativa partidista y la propaganda. En la verguenza que nos despiertan sus patéticos personajes, sus actuaciones ridículas y payasescas, sus modos de actuar irrisorios y bizarros, reside un espejo de nuestra propio patetismo, una copia tan grande como un anuncio de autopista que si logramos observar atravesando su espesa estética (no casualmente elaborada, sino justamente para interpelar a aquellos con la suficiente sensibilidad para sortearla) nos brindará una reflexión que no nos deja indiferentes, que nos hace reír y aplaudir, como un buen ejercicio de identificación al estilo del mejor "stand up", traspasando la cuarta pared para hacernos parte de ese universo, de esa fauna que convive entre el lujo y la suntuosidad en medio de la selva y la naturaleza originaria, aun virgen, aun sin el estigma de la sociedad y su cemento y sus leyes.
Llegan en caballo desde la frontera, atraviesan la playa a puro grito desenfrenado, gutural. El caballo se caga en medio de la fiesta mientras la estrella de la música se luce ante su publico esnob.
La naturaleza no entiende de parafernalias, se impone en cualquier contexto. Como el sexo, como el cuerpo, como un orgasmo.
Quizás su mejor plano entre todos los grandes momentos que figuran en la película sea el de Andrea Frigerio mirando a la cámara, con los ojos ladeados, cómplices pero a la vez denunciantes, sin emitir palabra, sino haciendonos parte de ese juego de represiones, tabues, falsos libertinajes y familias disfuncionales.
"La primera vez que vi un pito fue el de mi padre muerto flotando en la pileta"
- El despertar sexual y la muerte, Eros y Tanos en un fino equilibro disputando nuestras pulsiones -