Casi todos los musicales incluyen un argumento bobo y superfluo, sobre el que se van insertando números, que es lo verdaderamente potable de ellos. Aquí sucede igual, solo que el argumento pasa de lo bobo a lo directamente sonrojante, gracias a ese empeño típico de los poco imaginativos en intentar hacer gracia de la forma que consideran más fácil, es decir, con referencias a lo sexual tan insistentes como tópicas, a lo que se añade la profusión de desnudos sin cuento de chavales y chavalas tan bellos como inexpertos, buscando, supongo, a cambio del inevitable despelote (y quizá más cosas), una oportunidad en el mundo de cine. Lo que sí merece la pena es el estimable desfile de actuaciones de grupos pop de la plenitud de la llamada Movida, que han quedado atrapadas en estos pedazos de celuloide como en cápsulas de tiempo: Loquillo, Alaska, Nacha Pop, Derribos Arias, Video, Aviador Dro, Gabinete Caligari, Golpes Bajos y una pequeña sobredosis de Objetivo Birmania (que debían de ser amiguetes de los productores o algo así), así como diversos interiores en el local emblema de la época, el madrileño Rock Ola, justo antes de que cerrara para siempre. Por si alguien quiere viajar más lejos, hay un producto similar de 1969 dirigido por Ivan Zulueta titulado “Un, Dos, Tres al escondite inglés”, con las actuaciones de los yeyés de entonces: Pop Tops, Los Angeles, Formula V, Los Mitos, etcétera.