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Voto de Martes Carnaval:
6
6,1
4.616
Aventuras. Drama
Groenlandia, año 1908. Josephine Peary (Juliette Binoche), una mujer rica y culta, inicia una expedición al Polo Norte para reunirse con su marido, el explorador Robert Peary. Durante el viaje se encuentra con una humilde mujer esquimal, Allaka (Rinko Kikuchi). Pese a sus numerosas diferencias culturales y personales, ambas tendrán que unirse para poder sobrevivir a las duras condiciones climáticas de la tundra en el Ártico. (FILMAFFINITY) [+]
28 de noviembre de 2015
60 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película original, compleja, arriesgada, meritoria y hermosa.
Tiene varias vertientes, no todas igual de caudalosas en cuanto a su aporte líquido.
1 ) Vertiente histórica.
Nos da una idea de lo que fue la odisea de los exploradores polares a principios del siglo pasado.
Los personajes que protagonizan la cinta: Josephine Diebitsch Peary y, en ausencia, Robert Edwin Peary, existieron. A Robert Peary se le atribuye la conquista del Polo Norte, aunque con muchas dudas pues el estado de la tecnología en aquellos tiempos impedía la confirmación de su supuesta gesta. Lo más probable, a tenor de sus registros, es que se aproximase mucho, pero que lo que él tomó por el Polo Norte estuviese a unos 40 Kms. del auténtico. Para mayor confusión, otro explorador, Frederick Cook, reclamaba, sin fundamento, ese honor para él, y los partidarios de uno y otro pionero (Peary y Cook) se pasaron la vida echándose los trastos a la cabeza y buscando los puntos débiles de la presunta proeza del rival de su ídolo en aquella aventura. Existió también una Allaka (la protagonista esquimal), aunque mucho más joven y sin que, muy probablemente, su vida de cruzase con la de Josephine, como documentaré en el "spoiler".
2 ) Vertiente artística.
Aquí sí que hay que aplaudir a Isabel Coixet. La fotografía de los parajes helados noruegos, que hacen las veces de los polares, es una verdadera maravilla. Creo que es poco discutible que el Director de Fotografía, Jean Claude Larrieu, ha hecho un trabajo excepcional.
3 ) Vertiente argumental.
Hay mucha diferencia entre la primera parte que finaliza con la llegada de Josephine al refugio donde tendrá una larga estancia, y la segunda. Es cierto que la claustrofobia obligada de esta última impide una acción trepidante, pero es verdad también que la segunda mitad de la historia se hace en ocasiones pesada porque resulta reiterativa, porque hay escenas en las que no se sabe muy bien qué pasa pues la larga noche cuando se filma arroja poca luz y, sobre todo, porque falta tensión dramática.
4 ) Vertiente militante.
Tanto Coixet como Binoche son mujeres comprometidas. La sinergia entre ambas no podía dejar de serlo. El mensaje de la película puede sintetizarse en una afortunada frase de Binoche:
"Hay que saber bajarse del pedestal de la supremacía de la cultura blanca occidental para poder conocer la experiencia de la Humanidad".
La contraposición de dos mundos culturales muy distintos en una situación límite, de la que se levanta acta, avala esta afirmación.
En resumen una película que, en mi opinión, merece la pena ver, aunque tiene las limitaciones señaladas, quizás debidas a lo ambicioso del proyecto.
Tiene varias vertientes, no todas igual de caudalosas en cuanto a su aporte líquido.
1 ) Vertiente histórica.
Nos da una idea de lo que fue la odisea de los exploradores polares a principios del siglo pasado.
Los personajes que protagonizan la cinta: Josephine Diebitsch Peary y, en ausencia, Robert Edwin Peary, existieron. A Robert Peary se le atribuye la conquista del Polo Norte, aunque con muchas dudas pues el estado de la tecnología en aquellos tiempos impedía la confirmación de su supuesta gesta. Lo más probable, a tenor de sus registros, es que se aproximase mucho, pero que lo que él tomó por el Polo Norte estuviese a unos 40 Kms. del auténtico. Para mayor confusión, otro explorador, Frederick Cook, reclamaba, sin fundamento, ese honor para él, y los partidarios de uno y otro pionero (Peary y Cook) se pasaron la vida echándose los trastos a la cabeza y buscando los puntos débiles de la presunta proeza del rival de su ídolo en aquella aventura. Existió también una Allaka (la protagonista esquimal), aunque mucho más joven y sin que, muy probablemente, su vida de cruzase con la de Josephine, como documentaré en el "spoiler".
2 ) Vertiente artística.
Aquí sí que hay que aplaudir a Isabel Coixet. La fotografía de los parajes helados noruegos, que hacen las veces de los polares, es una verdadera maravilla. Creo que es poco discutible que el Director de Fotografía, Jean Claude Larrieu, ha hecho un trabajo excepcional.
3 ) Vertiente argumental.
Hay mucha diferencia entre la primera parte que finaliza con la llegada de Josephine al refugio donde tendrá una larga estancia, y la segunda. Es cierto que la claustrofobia obligada de esta última impide una acción trepidante, pero es verdad también que la segunda mitad de la historia se hace en ocasiones pesada porque resulta reiterativa, porque hay escenas en las que no se sabe muy bien qué pasa pues la larga noche cuando se filma arroja poca luz y, sobre todo, porque falta tensión dramática.
4 ) Vertiente militante.
Tanto Coixet como Binoche son mujeres comprometidas. La sinergia entre ambas no podía dejar de serlo. El mensaje de la película puede sintetizarse en una afortunada frase de Binoche:
"Hay que saber bajarse del pedestal de la supremacía de la cultura blanca occidental para poder conocer la experiencia de la Humanidad".
La contraposición de dos mundos culturales muy distintos en una situación límite, de la que se levanta acta, avala esta afirmación.
En resumen una película que, en mi opinión, merece la pena ver, aunque tiene las limitaciones señaladas, quizás debidas a lo ambicioso del proyecto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Una de las descalificaciones recurrentemente utilizadas por los partidarios de Cook contra Peary fue que éste había tenido un hijo con una inuit (nombre con el que se engloba a los habitantes esquimales de las regiones árticas, y que significa "el pueblo"). La acusación tenía una doble finalidad pues evidenciaba una infidelidad en una época muy puritana y dejaba constancia de la falta de escrúpulos de Peary al tener una relación continuada con una menor (a la que él llamaba "cachorra", según se nos dice), ya que, cuando se inició, la madre de su hijo tenía trece o catorce años.
En los años 60 se confirmó que Peary había tenido ese hijo que se le atribuía, cuando el explorador Counter lo descubrió en una expedición que hizo a Groenlandia. Kali, como se llamaba el hijo de Peary, fue llevado a Estados Unidos donde tuvo ocasión de conocer a su familia paterna. Josephine, que fue muy longeva pues llegó a la edad de 92 años, hacía más de un lustro que había muerto. En el libro escrito por Counter: "El legado del Polo Norte: negro, blanco y esquimal" se cuentan estos hechos.
En los años 60 se confirmó que Peary había tenido ese hijo que se le atribuía, cuando el explorador Counter lo descubrió en una expedición que hizo a Groenlandia. Kali, como se llamaba el hijo de Peary, fue llevado a Estados Unidos donde tuvo ocasión de conocer a su familia paterna. Josephine, que fue muy longeva pues llegó a la edad de 92 años, hacía más de un lustro que había muerto. En el libro escrito por Counter: "El legado del Polo Norte: negro, blanco y esquimal" se cuentan estos hechos.