Sexo, mentiras y muertos, para hacerle justicia vale la pena mencionar que los tres elementos principales anunciados desde los títulos ya de por sí se encuentran matizados por un nivel de censura que desvirtúa a este telefilm preparado para verse comiendo un té con masitas inglesas. Presenta los típicos lugares comunes que cualquier melodrama medio pelo: polarización entre el bien y el mal; diálogos afectados por actuaciones igualmente afectadas y un nivel de montaje en el que claramente deberían haberle puesto (TV) trás los títulos.
El esquema o estructural principal es la de los enredos que se generan a partir de un acuerdo mutuo entre dos mujeres que apenas se conocen. Habrá un supesto plan de asesinato pero lo que más llama la atención es la relación entre las lesbianas, puesto que allí radica la mogijatería de la propuesta: es un telefilm hecho por y para mujeres que quieren liberarse de sus ataduras sin hacerlo nunca, por más retorcido que pueda parecer el argumento o el dichoso plan. A la propuesta le falta, entre otras cosas, virilidad, no por la ausencia de elementos masculinos fuertes sino virilidad de potencia a la hora de intentar transmitirnos el mensaje. Muy por debajo de la media, no vale la pena ni acercarse a observarla.