Este quinto film de Denis Dercourt es una película de suspense, de venganza en torno a un hecho del pasado que la protagonista, una hitchcockiana y sorprendente Déborah François no ha olvidado y que la otra parte, Catherine Frot (no descubrimos nada si hablamos de su talento) si lo ha hecho. Hermana o prima lejana de otras películas francesas recientes con el piano o pianistas de por medio de la intriga como "La pianista" o "De latir mi corazón se ha detenido", "La tourneuse de pages" (una vez más y me repito mucho quiero la cabeza del que se inventa alegremente los títulos en español) es un juego pasional, una trama urdida fríamente por Melanie en el centro mismo de la agudeza del dolor, en el afectivo. Dercourt, que no en vano también es un gran músico, compagina muy bien el suspense con esa relación pianista-pasadora y crea una película de apariencia sencilla pero de entramado complejo y sugerente. Sobrio, conciso, en una escasa hora y cuarto Dercourt se pone a la altura de cierto buen cine francés asentado en las historias, los diálogos y las interpretaciones (no olvidar a Greggory tampoco por favor) que deberían hacer cambiar el chip a los que veen en su estilo un encasillamiento formal.