Así se les considera a ellos y a ellas cuando son diferentes en algo. Pero yo no veo en esta película ninguna rareza ya que cuenta una historia ocurrida en el mundo muchas veces y que está, o ha estado, en la cabeza de la gente joven de manera constante. Cuando todo parece que te va mal y nadie te entiende, ni siquiera tus padres, que han sido la referencia más próxima que has tenido en la niñez y a los que descubres en la adolescencia, es entonces cuando aparece el pensamiento sobre el suicidio. En la era de Internet, donde las redes sociales te permiten mantener un anonimato al tiempo que una serie de relaciones con personas a las que te imaginas como son, pero sin ninguna certeza, no tiene nada de extraño que esos sentimientos suicidas, insisto, tan frecuentes en la juventud, pueden compartirse y fácilmente encontrar grupos que dicen pensar como tu. La película juega con esa situación, tan cierta, de la realidad que tú estás viviendo y la irrealidad que puedes encontrar en Internet, y ese juego le permite al director utilizar, y es buena idea, la animación que se asemeja a un juego cibernético, y el surrealismo de lo que puedes ver o piensas que acontece en el mundo virtual. El hecho de situar al protagonista en una determinada tendencia le permite al director utilizar un vestuario y un maquillaje que en bastantes momentos se hacen protagonistas, aunque también es verdad que disimulan las carencias de actuación del protagonista principal. Con lo mismo, ese ambiente fictíciamente creado por el guionista favorece la utilización de una música con momentos también protagonistas en la historia. La mezcla de música clásica y música actual le permite al espectador desplazarse en diferentes situaciones de la historia. Sin ser una buena película, no está mal, aunque yo reduciría la utilización de la animación y concretaría mejor la posible homosexualidad del protagonista y la influencia en su tendencia suicida.