Es una hermosa historia de amor con su correspondiente drama, pero el director ha sabido darle un tono de comedia, con momentos divertidos dentro de las escenas más dramáticas que facilitan la visión sin que se nublen los ojos de lágrimas sensibleras. Plantear la dificultad de un heterosexual, en su cambio al amor por un hombre se debe contar para que el espectador se lo crea, y aquí lo consigue. La introducción en la trama de todos los estamentos antihomosexualidad de la sociedad estadounidense está bien hecha ya que no carga las tintas, pero ahí queda eso. La iglesia, la familia, la política, la empresa, todo esta puesto en entredicho en relación a la aceptación de los derechos de los homosexuales. La pena es que la película utilice de forma tan simple, en el mal sentido de la palabra, el lenguaje cinematográfico. Yo haría la siguiente comparación: no es lo mismo una historia de amor contada por Jane Austen, que una historia de amor contada por esos novelistas que sacan un libro de bolsillo cada semana para lectores poco exigentes. En el segundo caso se trata de coger lugares y situaciones comunes y repetirlas de una u otra forma. Y eso es lo que hace el director y ala vez guionista de esta película. La idea de meter un viaje en el que ocurran cosas que pongan en evidencia el carácter de los personajes es muy cinematográfico y aquí esta bien logrado.