A pesar de ser una película de carácter domestico (rodada para Netflix) y hecha con poco medios, hay que reconocer que la vuelta de Pee Wee sorprende porque es infinitamente mejor de lo que uno esperaría en estas condiciones. Los primeros quince minutos son arrolladores y el resto de la película mantiene un ritmo adecuado (con el formato habitual road movie del Pee Wee de la gran pantalla), con buenos gags y un Paul Reubens en toda su salsa dominando el personaje de Pee Wee con su habitual habilidad gestual. No es una película a la altura de aquellas dos excelente películas que fueron, una del maestro Tim Burton ("La gran aventura de Pee-wee", 1985) y la otra del artesano Randal Kleiser ("El gran Pee Wee", 1988). No obstante el retorno de Pee Wee después de todos estos años, nos regala una amable y elaborada elaboración del universo Pee Wee, como si nunca hubiese estado casi 30 años parada (por culpa de la caída en desgracia de su actor Paul Reubens).

"Pee Wee's Big Holliday" es una película maravillosa kitsch, perfecta para los mas pequeños, es entrañable, original, divertida, razonablemente gamberra y es una inaudita recuperación de uno de los personajes infantiles mas peculiares de la televisión norteamericana.