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Voto de Sines Crúpulos:
3
6,0
12.422
Drama
Durante la Segunda Guerra Mundial, el teniente Thomas Hart (Colin Farrell), un oficial de buena familia y estudiante de derecho en Yale, es capturado por los alemanes. A los pocos días de ser interrogado, es enviado a un campo de prisioneros. Una vez allí, el coronel estadounidense William McNamara (Bruce Willis), al mando entre los prisioneros, le pregunta si ha dado información al enemigo. Como Hart lo niega, es expulsado del barracón ... [+]
28 de noviembre de 2008
49 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un guión perfecto (comercialmente hablando), pues tiene todos los ingredientes que se le pueden pedir para acompañar al combo palomitas-cola, cómeme la misma: racismo, malo malísimo, malo por necesidad pero con honor, bueno tontaina pero valiente y guapetón, malo sarcástico, subtrama racista, subtrama judicial, subtrama de viejos rencores, patriotismo, evasión, música, luces, flores de colores, fuegos artificiales, wearetheworld, vivalagente, bravoporlamúsica...
Y aún así, es mejorable:
Y aún así, es mejorable:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En la escena final, yo pondría un taburete al lado de cada preso. Así, se podrían subir a él para realizar el saludo militar, mirando al frente con las faces temblorosas como si el orgullo y la emoción fuesen a reventarles la mandíbula, y así dignificar, magnificar, americanizar y resucitar para siempre la memoria de Willis, mientras, uno a uno, van gritando en alto con gesto compungido:
Coronel, oh, mi coronel.
También añadiría en ese momento una metamorfosis múltiple en el campo de prisioneros: la cabeza de Bruce Willis se transforma en la de Robin Williams, Colin Farrell se convierte en chimpancé con bufanda del Sporting, copita de Patxarán y puro, y al maligno Alemán le sale un clítorix en el sobaco, como en aquella gloriosa peli porno de los ochenta.
Qué verde está USA. Qué infantiles resultan a ojos de cualquier otro terrícola. Qué párvulo millonario nos ha tocado aguantar, santo dios...
Coronel, oh, mi coronel.
También añadiría en ese momento una metamorfosis múltiple en el campo de prisioneros: la cabeza de Bruce Willis se transforma en la de Robin Williams, Colin Farrell se convierte en chimpancé con bufanda del Sporting, copita de Patxarán y puro, y al maligno Alemán le sale un clítorix en el sobaco, como en aquella gloriosa peli porno de los ochenta.
Qué verde está USA. Qué infantiles resultan a ojos de cualquier otro terrícola. Qué párvulo millonario nos ha tocado aguantar, santo dios...