Todos esperando que llegue con el dinero de los robos el jefe de la banda, Joe Daylight (Nicol), y resulta que se lo ha gastado todo en el rancho Casa Grande. Nuestro gozo en un pozo, ya no hay viajes, ni fulanas, ni inversiones. De ladrones pasamos a ser propietarios en México. Ahora hay que trabajar en serio como vaqueros. Quién nos lo iba a decir.
Pero Daylight, que es muy listo, ha pensado asociarse con los demás rancheros ricos de la zona para quedarse con sus ganados, sus ranchos y sus morenazas.
Estas últimas parece como si los estuvieran esperando, caen rendidas, encandiladas, ante ellos desde el minuto cero.
Y un cero es lo que merece el guion por el pésimo desarrollo de las tramas sentimentales, que hay tres o cuatro nada menos.
La realización aun tira que te va ... si no contamos las peleas y los tiroteos cutres. Los personajes sin relieve alguno, sobre todo las mujeres que son auténticos floreros. Las interpretaciones por el estilo, sobreactuadas casi todas. Por lo menos Mistral queda decentemente.
Tampoco lo hace mal Doc (Bentley), un médico con un oscuro pasado profesional por culpa de la bebida que ahora se gana la vida con la pistola y con la baraja. Como los auténticos "Docs" del western. En la cinta asistiremos a su rehabilitación como médico y como persona.
Lo mejor, los paisajes hispanos con sus rebaños de auténticos toros de lidia, buen vino en lugar de whisky o tequila. Y el detalle de unos pases de rejoneo en una plaza cerrada con algunos carros de labranza de los de antes.
Película floja que no recomendamos mucho.