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Voto de astimegoesby:
2
2,0
1.788
Serie de TV. Comedia
Serie de TV (2011). 7 episodios. Adaptación de la mítica serie norteamericana de la NBC. "Cheers" es una taberna de estilo irlandés gestionada por Niko (Alberto San Juan), un seductor que fue jugador del Cádiz Club de Fútbol. Félix Simón (Antonio Resines), un «psiquiatra conductista», es su consejero en asuntos amorosos. Entre los empleados del pub están la guapa y elegante Rebeca Santaolalla (Alexandra Jiménez), Lola Mendoza (Chiqui ... [+]
11 de septiembre de 2011
25 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué necesidad tenía Vasile de ultrajar de manera tan inmisericorde una sitcom histórica, de ensuciar un abrevadero de leyenda? La ignorancia es atrevida. Un poco de respeto por esas viejas e inolvidables comedias que han marcado nuestras vidas. Cheers, el bar de Sam Malone en Boston, es un garito que forma parte de la historia de la amistad y el bebercio, un antro sagrado que durante los 80 nos recordaba que había otra manera de conversar y remojar el gaznate. Acostumbrados a los bares de entresijos y calamares de la Plaza Mayor de Madrid, y a las tascas de caracoles del Rastro, muchos españoles soñábamos con los cálidos pubs irlandeses y sus Guinness tibias, con los salones norteamericanos rebosando buena música y bourbon sin hielo. Nos parecían el paraíso en la tierra. Bien, pues el Cheers español quiere que volvamos a la fritangana, el clarete y las moscas.
¿Qué necesidad tenía Vasile de ultrajar de manera tan inmisericorde una sitcom histórica, de ensuciar un abrevadero de leyenda? La ignorancia es atrevida. Un poco de respeto por esas viejas e inolvidables comedias que han marcado nuestras vidas. Cheers, el bar de Sam Malone en Boston, es un garito que forma parte de la historia de la amistad y el bebercio, un antro sagrado que durante los 80 nos recordaba que había otra manera de conversar y remojar el gaznate. Acostumbrados a los bares de entresijos y calamares de la Plaza Mayor de Madrid, y a las tascas de caracoles del Rastro, muchos españoles soñábamos con los cálidos pubs irlandeses y sus Guinness tibias, con los salones norteamericanos rebosando buena música y bourbon sin hielo. Nos parecían el paraíso en la tierra. Bien, pues el Cheers español quiere que volvamos a la fritangana, el clarete y las moscas.
Para los telespectadores aficionados al alpiste y la buena televisión, solo la taberna de Moe, templo de la birra Duff y segunda residencia de Homer, Lenny, Barney y Carl, puede resultar tan entrañable como el viejo Cheers. Fue la meca de la ficción etílica, y resulta que ahora llegan los de Telecinco, que no respetan nada, y hacen una versión “sin” de ambiente cañí. Un ejercicio suicida, no podía ser de otra manera, desde el primer minuto: Dani Martín, el vocalista de ese sub producto sonoro llamado El Canto del Loco, mancilla la legendaria sintonía y vomita “Es hora de vivir donde la gente se divierte” donde antes se podía escuchar un delicioso “Where Everybody Knows Your Name”.
¿Qué necesidad tenía Vasile de ultrajar de manera tan inmisericorde una sitcom histórica, de ensuciar un abrevadero de leyenda? La ignorancia es atrevida. Un poco de respeto por esas viejas e inolvidables comedias que han marcado nuestras vidas. Cheers, el bar de Sam Malone en Boston, es un garito que forma parte de la historia de la amistad y el bebercio, un antro sagrado que durante los 80 nos recordaba que había otra manera de conversar y remojar el gaznate. Acostumbrados a los bares de entresijos y calamares de la Plaza Mayor de Madrid, y a las tascas de caracoles del Rastro, muchos españoles soñábamos con los cálidos pubs irlandeses y sus Guinness tibias, con los salones norteamericanos rebosando buena música y bourbon sin hielo. Nos parecían el paraíso en la tierra. Bien, pues el Cheers español quiere que volvamos a la fritangana, el clarete y las moscas.
Para los telespectadores aficionados al alpiste y la buena televisión, solo la taberna de Moe, templo de la birra Duff y segunda residencia de Homer, Lenny, Barney y Carl, puede resultar tan entrañable como el viejo Cheers. Fue la meca de la ficción etílica, y resulta que ahora llegan los de Telecinco, que no respetan nada, y hacen una versión “sin” de ambiente cañí. Un ejercicio suicida, no podía ser de otra manera, desde el primer minuto: Dani Martín, el vocalista de ese sub producto sonoro llamado El Canto del Loco, mancilla la legendaria sintonía y vomita “Es hora de vivir donde la gente se divierte” donde antes se podía escuchar un delicioso “Where Everybody Knows Your Name”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Una vez destruida la sintonía, nada pudo impedir que derribasen el resto. ¿Recuerda cuando Norm (George Wendt) entra en Cheers y todos le saludaban alargando el nombre? ¡Noooooooorm! Pues ahora los clientes dicen “¡Blaaaaaaaaas!” cuando quien baja las escaleras del bar es… ¡Pepón Nieto! ¿Y qué me dicen de Sam Malone (Ted Danson), ex jugador de los Boston Red Sox, mujeriego incansable y dueño del garito? Pues ahora el jefe es un ex jugador del Cádiz llamado… ¡Alberto San Juan!
No basta con copiar el decorado para adaptar una sitcom clásica. Ni con invitar a Ana Belén y José Coronado como gancho para los primeros minutos. Ni siquiera es suficiente con haber comprado los derechos, las ideas, los chistes y hasta los guiones originales. En el Cheers original había sorpresa y talento a raudales, sobre todo en aquello que tenía que ver con los actores y su dirección, con los diálogos y el feeling entre personajes. Estabas viendo la serie y el cuerpo te pedía una jarra de cerveza bien fría. En la versión españolizada te dan ganas de llamar a Alcohólicos Anónimos y no volver a pisar un bar en tu vida. Una sugerencia: tiren a la basura esta mala copia y repongan la serie original. El olor a choricillos parrilleros y cerveza rancia es insoportable…
No basta con copiar el decorado para adaptar una sitcom clásica. Ni con invitar a Ana Belén y José Coronado como gancho para los primeros minutos. Ni siquiera es suficiente con haber comprado los derechos, las ideas, los chistes y hasta los guiones originales. En el Cheers original había sorpresa y talento a raudales, sobre todo en aquello que tenía que ver con los actores y su dirección, con los diálogos y el feeling entre personajes. Estabas viendo la serie y el cuerpo te pedía una jarra de cerveza bien fría. En la versión españolizada te dan ganas de llamar a Alcohólicos Anónimos y no volver a pisar un bar en tu vida. Una sugerencia: tiren a la basura esta mala copia y repongan la serie original. El olor a choricillos parrilleros y cerveza rancia es insoportable…