Cortísima serie que se ve en una sentada con un anfitrión que marca claramente la diferencia entre el sí y el no. Si no aguantas el humor plástico y simplón de Forky, a veces incluso cargante, esta serie no es para ti. Si por el cambio aguantas su humor, encontrarás buenas razones para disfrutar de la mayoría de sus capítulos.

Y digo la mayoría porque la realidad es que a mitad de serie hay un valle de un par de capítulos que bajan el nivel bastante, o por lo menos se alejan de la frescura de los inicios y de las buenas sensaciones de los últimos compases.

La animación no tiene lugar a dudas, ya que estamos hablando de Toy Story, y si bien no es una locura al respecto sí que destaca especialmente su iluminación y esa pasión por la textura unida al plano bien corto para fardar de la misma. Su humor, por mucho que dependa tanto de Forky, está en sintonía con la saga principal.