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España España · Castellvell del Camp
Voto de Jordirozsa:
7
Thriller. Intriga Michael Harding (Penn Badgley) regresa a casa de la escuela militar para encontrar a su madre (Seal Ward) felizmente enamorada y viviendo con su nuevo novio, David (Dylan Walsh). A medida que los dos hombres van conociéndose el uno al otro, Michael sospecha más y más del hombre que siempre está allí para ayudar. ¿Es realmente el hombre perfecto para su madre o podría David estar escondiendo un lado oscuro? Remake de la película de ... [+]
28 de septiembre de 2021
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está bastante claro que, en la historia de la literatura, el cine, el teatro… toda forma de expresión cultural i artística, cualquier apelativo familiar que acabe en el sufijo “-astro” tiene mala papeleta por lo que respecta a la figura que lo encarna. No hay más que echar una simple ojeada a los cuentos populares que nos contaban de pequeños, para que padrastros, madrastras y hermanastros/as (“La Cenicienta”, “Blancanieves”… ) fueran sinónimo de terror.

“The Stepfather” (2009), echa mano de este arquetipo ancestral para crear una historia que clasifican tanto en la categoría del “thriller”, como en el del “terror”, pues combina elementos característicos de ambas especies. Otra versión del cuento que tenemos en nuestro imaginario colectivo (y con el que Nelson McCormick intentará sintonizar), de la feliz y apacible (o no tanto, lo dejaremos en lo estándar de clase media de la época) familia en la que entra a formar parte un nuevo miembro.

Reviste algunas características de los telefilmes de fin de semana a los que nos tienen acostumbrados las televisiones públicas, privadas… y ahora ya también las plataformas distribuidoras como Netflix, aunque con renovaciones, actualizaciones y mejoras técnicas y de formato. Sin embargo, este film de hora y tres cuartos fue estrenado en cines para atraer, asustar y emparanoiar a un perfil de público adolescente, o bien de esa franja de edad, pasados los cuarenta, de personas que se embarcan por primera vez en la aventura de formar una familia, o lo(a)s que están en fase de reconstituirla, pues estamos hablando de una época en la que ya es harto frecuente la dinámica de separaciones y segundas relaciones que vienen después de éstas, o como consecuencia, por desgracia, de una pérdida.

Después, el lanzamiento en DVD, en la televisión y en las redes, hacen de la cinta un producto para ser visto en familia, puesto que es enorme la posibilidad de establecer procesos de identificación con la historia, excepto para los más peques, a los que no es cuestión de conmocionar con tal relato.

Patrick Cady encuadra el set básicamente en el escenario del hogar donde va a suceder todo, con fugaces escapadas en algún que otro escenario de la cuotidianidad de la vida rutinaria de los personajes principales, en donde también encontramos el ámbito de algunos de los secundarios. A medida que avanza el stream narrativo, las escenas diurnas dan paso a la luz nocturna, y el ambiente penumbroso, en lo que se refiere a iluminación, acapara el último tramo, culminando con el archiclásico escenario de tormenta que se desata en la noche del clímax final, coincidiendo con la no menos borrascosa batalla por la supervivencia, que librarán los Harding.

Domina el uso del juego de primeros planos; al principio, para ir conociendo a todos los personajes, de los que se hace hablar principalmente a su expresión, más que lo que pueden llegar a decir unos diálogos carentes de la trascendencia que tienen las miradas, los gestos, y todo lo que comunica la proxémica y la paralingüística de los personajes, incluídos los rituales en los que se visan algunas escenas: comidas, el brindis de David, el padrastro con Michael; la charla de Michael sentado en su cama, antes de acostarse, con su madre; las escenas de Michael con su novia Kelly (la mayoría en la piscina, y casi siempre bajo la sombría mirada de David, que no sabemos bien hasta qué punto es de temor a ser descubierto o de celos…); la violenta forma en la que David obliga al pequeño Sean a dejar la “play”;… de todo ello, la cámara da buena cuenta desde la proximidad, y además con un contínuo movimiento de planos que se van sucediendo a una velocidad mucho más rápida a medida que nos acercamos al final, para contribuir así a augmentar el desasosiego en la audiencia.

La banda sonora de Charlie Clouser, combina varios temas de rock, y algún que otro estilo pop, como música diegética (por ejemplo, la que escucha Michael con los auriculares en la cama), y de la que se hizo recopilación de trece temas para su lanzamiento en CD. Cosa que no, con la partitura de música incidental de orquesta, que en segundo plano va metiéndose de forma muy sinuosa en el fondo del avance de las escenas, hasta acoplarse con sus motivos y ritmo al frenético ritmo de la acción, en sincronía con esta.

La constelación de personajes tiene en su cúspide jerárquica a David (Dylan Walsh) y a Michael (Penn Badgley). En realidad, ellos dos forman el auténtico dúo protagonista-antagonista, que se configura claramente ya desde el principio con el regreso del chaval a casa, después de pasar un tiempo en una academia militar.

Susan (Sela Ward) y la chica del mozo (Amber Heard), que en el fondo se disputará con el villano el puesto de galán, tal y como está planteado el esquema expositivo del filme, estarían de apoyo, por debajo de lo que destacarán los dos hombres, en la implícita pelea de gorilas de espalda plateada que se vislumbra.

El resto de secundarios sirve a rellenar los diferentes espacios y momentos incidentales en los que discurre la vida de todos ellos (el padre de Michael, Sean, la señora vecina de enfrente con sus gatos, la hermana de Susan… ), y también para que se puedan dar los toques de “slasher” que necesita Walsh para causar el debido terror, ya que no basta con su presencia y su actuación para asustarnos. Por lo menos, personalmente, lo tengo tan encasquetado en su papel en la serie “Nip&Tuck” (2003), que se me antoja forzado su intento para parecer lo “malo” que debería. No quiero desmerecer su trabajo, que seguro que el hombre se esfuerza, pero claramente en este rol yo habría contado sin pestañear con el gran Tom Berenger (“La Noche de los Cristales Rotos”, 1991; “El Sustituto”, 1996; “Nido de Cuervos”, 1999…), quien seguramente habría hecho un papelazo. O con el ya desaparecido Rutger Hauer, también ideal para este tipo de personaje, pero me temo que en este caso (en 2009 ya contaba con 65 años), habría parecido el “abuelastro”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jordirozsa
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