Sin mucho que decir se desarrolla esta comedia del oeste que se basa especialmente en el carisma de sus dos protagonistas principales quienes con buena química logran llevar a buen puerto un film que quizá con otros actores hubiera sido un rotundo fracaso. Esto no significa que sea una maravilla, ni mucho menos, pero permite pasar un momento ameno sin pensar demasiado. El guión cuenta como una bailarina y prostituta se hace pasar por duquesa para trabajar de institutriz de una rica familia mormona, mientras tanto se cruza con un ladrón que les ha robado a unos bandidos un botín de un asalto a un banco. Así juntos comienzan las persecuciones y los pequeños enredos en donde sobresale el histrionismo de George Segal y la simpatía de una joven Goldie Hawn.