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Voto de Jesús García Peón:
7
Documental Cincuenta y cinco años atrás, Cassius Clay se convirtió en Muhammad Ali. Primero cambió su nombre, y después, hizo historia.
17 de julio de 2019
8 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estoy absolutamente en contra de la práctica del boxeo tanto profesional como amateur. Si de mi dependiera lo prohibiría como ya lo han hecho en Noruega, Suecia o Islandia. Lamentablemente en nuestro país, ni siquiera se ha abierto un debate al respecto a pesar de que la comunidad científica parece haber llegado a un consenso en cuanto a las consecuencias de su práctica, que se pueden resumir en el hecho de que entre el 40 y el 80 por ciento de los profesionales sufren encefalopatías crónicas traumáticas o que al 17% de ellos terminan por presentar síntomas de la enfermedad de Parkinson, como le ocurrió al propio protagonista de esta historia.

Pero Classius Clay o Muhammad Ali como se hacía llamar a partir de establecer contacto con la comunidad musulmana, era mucho más que un gran campeón. Nació en 1942 en Louisville, Kentucky en el seno de una familia muy humilde y desde chico desarrolló conciencia de a qué clase pertenecía reconociéndose dentro de un estrato social denostado y discriminado por la comunidad blanca lo que despertó en él un aire reivindicativo que se extendió a toda su actividad, incluso la deportiva. Mantuvo estrechos contactos con Malcolm X y con Martin Luther King, y todas esas cosas son las que hacen interesante el documental .
Jesús García Peón
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