Desnortada película que supuestamente repasa un capítulo histórico de la expansión rusa hacia Siberia en competencia con China. Aunque aquí los malos son otros( puro clientelismo geopolítico) , los zúngaros. Una malvada tribu mongola que fue exterminada por el emperador chino del momento harto de sus desmanes y depredaciones que obstaculizaban el transito comercial. En la película no se menciona nada al respecto.
Allí en las gélidas estepas los rusos establecerán un fuerte, con un importante contingente sueco (los cautivos de la victoria de Poltava) y se verán inmersos en una intriga política pesimamente explicada, amoríos, rivalidades personales, traiciones y crueles asesinatos.
Llena de elipsis ininteligibles, con unas interpretaciones desastrosas, una música machacona plagiada de los filmes de acción comerciales yanquis de los noventas y un Pedro El Grande patéticamente caricaturesco, el interés de la película va cayendo en picado. Atención especial merece el emisario del mandarín chino.(eslavo con ojos azules)
Aunque no se dice claramente si es cierto que la película induce a pensar que estos salvajes sanguinarios eran musulmanes , cuando en realidad eran budistas. En el imaginario ruso perduran por razones históricas más que fundadas los tártaros y los caucásicos (chechenos más recientemente) como agresores despiadados.
Las escenas de batallas son lo único salvable de este nefasto filme junto con los esculturales pechos de una "sueca".
A pesar que el episodio histórico tiene a priori su interés, la realización deja mucho que desear con un lenguaje visual videoclipero que lastra los esfuerzos por crear una película épica y de época.
El mensaje nacionalista de trazo grueso se ve culminado por otro escandalosamente mesiánico al final de una película en el que ni los créditos de contextualización histórica están bien resueltos.