Me pareció un perfecto ejercicio de concisión. Creo que la directora refleja en el minutaje del corto una experiencia que todos somos capaces de sentir : el silencio que un amigo le puede pedir a su par. La necesidad de la presencia muda, sin que esté sustentada en explicaciones o diálogo superficial. El remate del corto es superlativo, pues, como si fuera de escaso calado el mensaje previo, acierta al mostrarnos el valor que tienen decisiones que dejan de lado el orgullo o hasta incluso la razón. En este caso volver al aeropuerto para ofrecer una muestra silenciosa y devastadora de amor, en perfecta coherencia con el eje de la narración. Me parece muy estimulante que se pueda plantear en tan pocos minutos la noción de que nos sentimos atraídos por las diferencias, por la sorprendente capacidad que tienen nuestros amigos de hacer exactamente lo contrario de lo que uno haría. Lo recomiendo a voz en pecho.