Pocas veces una película ha pedido tan a gritos como esta un remake en condiciones. El guión es excelente, muy al estilo del Tarantino de amor a quemarropa (por ejemplo), con algo de humor negro, bastante humor bobochorras, y enormes dosis de violencia extrema.
Pero una realización penosa, que describe primero a los personajes como unos auténticos inútiles para luego transformarlos en inverosímiles tipos duros, unas interpretaciones bajo mínimos (que acabadísimo que está Harvey Keitel, Dios mio, y que crimen le hicieron con ese maquillaje de reinona), y un nulo desarrollo de personajes, hacen que lo que podría haber sido algo interesante se convierta en un subproducto quiero y no puedo, con una enormes limitaciones artisticas y técnicas del todo indisimuladas.
Solo recomendable para ejercitar la imaginación, e intentar recrear en la fantasía como debería haberse hecho para no ser la castaña que llega a ser.