Resulta curioso cómo en Hollywood desde hace unos años el malo de la función es siempre la CIA. La CIA y los políticos corruptos. Cuando estaba viendo este film me acordé de tantos precedentes... pero sólo citaré el más inmediato: Salt. El súperagente que se enfrenta a la superorganización. Ésta vez, es un equipo de viejos ex-agentes, pero todo siempre es lo mismo ya visto decenas de veces.
La película no aburre porque el plantel de actores no lo permite. Unos decadentes actores que quieren dar guerra hasta el último momento y demostrar que aún valen lo suyo en el cine de acción.
El film tuvo que ser muy divertido de rodar, con todos esos veteranos bromeando entre sí y pasandoselo en grande. Quizás nosotros lo disfrutemos por la misma razón del guiño a lo conocido y admirado. Hay un esfuerzo por hacer un thriller desenfadado y bromista, respetando la seriedad del argumento, pero el resultado no acaba de redondearse ni de estar a la altura del sueldo de sus protagonistas, por el problema de poca originalidad que ya he indicado.
De todas formas es disfrutable y tampoco decepciona demasiado.