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España España · www.hombreencamino.com
Voto de ferbovi:
7
Drama Adaptación de la novela homónima de François Mauriac (1927). Principios del XIX. La joven Thérèse contrae un matrimonio de conveniencia con Bernard Desqueyroux, un hombre anodino, aburrido e insensible a los placeres de la carne. Su insatisfacción es tal que, en un arrebato absurdo y desesperado, intenta envenenar a su marido. Una vez desenmascarada, tendrá que enfrentarse a la justicia, pero mucho peor será tener que afrontar el ... [+]
18 de septiembre de 2013
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay algo que, por exceso o por defecto, acaba con el amor. Más bien nos hace pensar que lo experimentamos, si bien no es más que un engaño y una ilusión (a veces ni eso). El deseo, tanto como sed insaciable sin ápice de entrega, como extirpado de nuestra raíz por pretenderse un amor puro (imposible de lograr), es inhumano. El exceso y el defecto de deseo son las dos caras de un mismo amor truncado, doblado sobre sí mismo, y la clave interpretativa de Thérèse Desqueyroux.

Es también la clave interpretativa de todo un periodo de pudrimiento de la conciencia y de las relaciones humanas, nacido a finales del siglo XIX e inmortalizado de forma inigualable por Proust en su monumental obra, y que vuelve a ser recuperada por François Mauriac (con todas las vinculaciones que guarda este libro con su atribulada obra y su sufrimiento vital –a pesar, o a causa, de ser católico, pero también hijo de su tiempo) en la obra homónima en la que se basa el filme.

El director, Claude Miller, vuelve a recuperar de manera póstuma para la gran pantalla (falleció en abril de 2012), tras aquella primera adaptación de 1962 del también francés George Franju, esta dramática sustitución del amor por el deseo y sus consecuencias, sentidas sobremanera en la triste y ya apagada burguesía del siglo XX en adelante, y que hoy padecemos con verdadero nihilismo vital todos los que, como los protagonistas de esta obra, guardamos silencio para refugiarnos en nuestro yo y complacerlo (sin importar los demás, excepto para mostrarles un falso amor).

No es apto para todos los públicos este remake, no solo por la densa trama intelectual, sino también por su ritmo lento, aunque, en cualquier caso, no agotador. Thérèse Desqueyroux cuenta con un reparto impecable y una fotografía más que correcta. Una Audrey Tautou que nada tiene que ver con la, creo que no muy justamente aclamada, Amelie, con un registro expresivo magistral; y un Gilles Lellouche perfecto para el papel desempeñado. Interiores geniales, marinas realmente evocadoras, y paisajes correctos en una cinta desoladora por asistir al nacimiento de la destrucción del hombre.

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ferbovi
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