Una de las ficciones pasables de RCN que para mí no es que sea la gran maravilla pero su trama podía ir más lejos es con los tacones de Eva.
Ver a Jorge Enrique Abello que ha sido el robot galán protagónico que lo han explotado hasta la saciedad es una delicia, pero también causa mamera cuando no sale del encasillamiento de Armando Mendoza en su memorable novela Yo soy Betty la fea.
Pues bien, en esta historia le tocó adaptarse de un businessman machista seductor y casanova Juan Camilo Caballero para apoderarse de un puesto codiciado en la junta de una empresa de viajes y turismo pero al toparse con Isabela que es humilde le generará dolores de cabeza y le quitará la oportunidad para la adjudicación de un hotel en la costa atlántica. Para eso tiene que seducirla, embobarla, enamorarla y engañarla con la finalidad de extraer la información empresarial y así obtener el poder. Sin embargo, al hacer esa porquería nunca se fijo de que Isabela no era una cualquiera sino una mujer de buen corazón, intachable e intachable por lo que tiene que resarcir el daño y reconquistarla. Como tenía atributos tremendamente machistas le tocó sí o sí disfrazarse y fingir una señora solterona de edad llamándose Eva María León viuda de Zuluaga para lidiar cómo es que debe vivir como cualquier mujer ganándose la confianza de Isabela y porqué no con los hombres que se derriten por ella.
En la parte antagónica, está Cristobal Santamaría que también quiere adelantarsele a Juan Camilo para sus propios fines y aprovecha a Isabella para tenerla como mano derecha y que sea autónoma en sus decisiones. Además cuenta con el apoyo de su amante Laura y de su consejero Olimpo. No obstante, Patrick Delmas como antagonista nunca me ha gustado, ni mucho menos me convence porque le falta mucha chispa y da pena ajena.
La historia pese a que es muy mané y le faltó manejar bien el conflicto deja un mensaje claro: si no quieres que te hagan a tí, no lo hagas; más cuando con el amor que da giros inospechados, sin querer queriendo forman una relación y puede forjar desafíos para que éste prospere.
Así las cosas, se deja ver la historia que también tiene su lado chistoso pero también hay que romper los tabués y prejuicios que la sociedad impone. Para pasarla un buen rato nada más.