Sólo el final de “Juerga hasta el fin” (This is the End) da para más de un seis. En apenas dos minutos alza el vuelo y se convierte en una oda noventera con final (celestial) de valor incalculable. De hecho es curioso porque la película ,’leída’ como un manga, es decir, de atrás a adelante, es bastante mejor que en el orden convencional. A cierta escena me remito, en la que por fin tras más de veinte años se le da una razón de ser en términos cinematográficos al clásico “I Will Always Love You” de Whitney Houston.

“Juerga hasta el fin” es, no obstante, una película mayormente divertida. Decir lo contrario es engañar al personal, aunque tiene algún hueco muerto en el que la sátira y la autoreflexión funcionan más bien a medio gas y no tanto de forma frontal. Quizá tenga que ver que los actores se interpreten en hipotéticas versiones de sí mismos y que no sean, en algunos casos, realmente creíbles. Véase McBride, o el propio James Franco. Se nota demasiado el guión a pesar de que la desnudez de Rogen y otros pueda parecer total. Sin embargo es ponerle pegas a un trabajo estimulante y diferente al resto de ‘producciones Apatow’, que se atreve a lidiar con el fantástico desde la cotidianidad (salvo en su tercer acto).

Y además cierra con una de las mejores canciones de los años 90, dicho de forma totalmente sincera y sin atisbo de ironía. Sí, de verdad. Película muy recomendable aunque no termine de rematar y ser obligada. La comedia está en serios problemas desde hace muchos años, y gracias a pequeñas píldoras como la presente la espera por una nueva obra mayor se hace más llevadera.