FA
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Voto de Caith_Sith:
8
6,8
78.443
Fantástico. Acción. Ciencia ficción. Thriller. Drama
Estados Unidos, años 80. La Guerra Fría está en su apogeo, y los superhéroes, que antes habían sido admirados, ahora son perseguidos por la ley. Un día aparece muerto uno de ellos, "El Comediante", que trabajaba para la CIA. Su amigo Rorschach, el único héroe enmascarado en activo, emprenderá la investigación de su muerte, tras la que se oculta algo muy importante. Esperadísima adaptación del cómic de Alan Moore y Dave Gibbons (1986). (FILMAFFINITY) [+]
7 de marzo de 2009
558 de 636 usuarios han encontrado esta crítica útil
Domingo, 1 de marzo de 2009, 23:30 pm.
He terminado de leer Watchmen. Tras dos semanas dejándolo pasar, la cercanía del estreno del film de Snyder me ha "obligado" a meterme un poco de prisa para acabar de leer la que, según dicen, es mejor novela gráfica de la historia. Puedo aceptarlo, no soy un experto en la materia. Y sí, Watchmen es excepcional.
Lunes, 23 de febrero de 2009, 19:25 pm.
Estoy en el tercer capítulo de Watchmen. La cosa no va mal. Estos personajes empiezan a gustarme, cómo se profundiza en ellos, cómo Moore y Gibbons son capaces de insuflarles vida, un halito de esperanza, de fe, a pesar de la dureza y oscuridad de sus vidas. De su mundo, decadente, y ante todo humano. Veo que la historia comienza a resquebrajarse: dos argumentos e incluso flashbacks conviven en las mismas páginas. Pienso que me gustaron "El amanecer de los muertos" y "300", y me planteo una duda: '¿cómo conseguirá Snyder transportar estos juegos narrativos a la pantalla?'. Sigo leyendo.
Lunes, 2 de marzo de 2009, 00:30 am.
Doy con la solución a la duda que llevaba días rondándome la cabeza. Saco en claro que, desgraciadamente, quizá Snyder no esté a la altura de un objetivo tan exigente. Lástima, supongo. Terry Gilliam ya lo intentó y prefirió no hacerlo asegurando que era imposible condensar toda esa filosofía en un par de horas. No le faltaba razón, sería más que complicado. "300" es una fantástica cinta de evasión, pero no destaca por su profundidad. Seguiré pensando al respecto, intentando dar con la solución. Sólo restan cuatro días para ir al cine y salir de dudas.
Viernes, 6 de marzo de 2009, 18:00 pm.
Los nervios se apoderan de mí. Apenas una hora me separa de mis cines habituales. Compraré la entrada, entraré a la sala e intentaré dejar fuera mis prejuicios. ¡Qué grande es la obra original! Después de varios días, el recuerdo de su magnificencia ha ido creciendo en mi cabeza, poco a poco, hasta terminar por cegarme en cierto sentido. Lo admito: temo por lo que pueda haber hecho Snyder. No, no tengo dudas de su talento, pero considero cada vez más utópico que el experimento haya salido bien. Pasan los minutos, me preparo, salgo de casa. Miro el reloj: son las 18:30 pm. En diez minutos tendré las entradas en mi bolsillo.
Viernes, 6 de marzo de 2009, 18:50 pm.
Estoy sentado en la butaca. Mientras hablo con mis amigos me olvido de todo, me relajo. Una música de ascensor suena en la sala, en la que va entrando gente. Veo adolescentes, parejas de mediana edad e incluso hombres que rondan los cincuenta. Un público muy extraño para el tipo de obra que, intuía, iba a presenciar. Se apagan las luces. Apago el móvil y, de reojo, miro la hora: 18:55 pm. Quedan cinco minutos para el fin del mundo.
Viernes, 6 de marzo de 2009, 19:00 pm.
Esta será mi última palabra antes de descubrir la verdad. Varios tráilers y anuncios preceden al logotipo de Legendary Pictures y Paramount. Empieza la película. Y más abajo, sigue mi crítica. Sin spoilers.
He terminado de leer Watchmen. Tras dos semanas dejándolo pasar, la cercanía del estreno del film de Snyder me ha "obligado" a meterme un poco de prisa para acabar de leer la que, según dicen, es mejor novela gráfica de la historia. Puedo aceptarlo, no soy un experto en la materia. Y sí, Watchmen es excepcional.
Lunes, 23 de febrero de 2009, 19:25 pm.
Estoy en el tercer capítulo de Watchmen. La cosa no va mal. Estos personajes empiezan a gustarme, cómo se profundiza en ellos, cómo Moore y Gibbons son capaces de insuflarles vida, un halito de esperanza, de fe, a pesar de la dureza y oscuridad de sus vidas. De su mundo, decadente, y ante todo humano. Veo que la historia comienza a resquebrajarse: dos argumentos e incluso flashbacks conviven en las mismas páginas. Pienso que me gustaron "El amanecer de los muertos" y "300", y me planteo una duda: '¿cómo conseguirá Snyder transportar estos juegos narrativos a la pantalla?'. Sigo leyendo.
Lunes, 2 de marzo de 2009, 00:30 am.
Doy con la solución a la duda que llevaba días rondándome la cabeza. Saco en claro que, desgraciadamente, quizá Snyder no esté a la altura de un objetivo tan exigente. Lástima, supongo. Terry Gilliam ya lo intentó y prefirió no hacerlo asegurando que era imposible condensar toda esa filosofía en un par de horas. No le faltaba razón, sería más que complicado. "300" es una fantástica cinta de evasión, pero no destaca por su profundidad. Seguiré pensando al respecto, intentando dar con la solución. Sólo restan cuatro días para ir al cine y salir de dudas.
Viernes, 6 de marzo de 2009, 18:00 pm.
Los nervios se apoderan de mí. Apenas una hora me separa de mis cines habituales. Compraré la entrada, entraré a la sala e intentaré dejar fuera mis prejuicios. ¡Qué grande es la obra original! Después de varios días, el recuerdo de su magnificencia ha ido creciendo en mi cabeza, poco a poco, hasta terminar por cegarme en cierto sentido. Lo admito: temo por lo que pueda haber hecho Snyder. No, no tengo dudas de su talento, pero considero cada vez más utópico que el experimento haya salido bien. Pasan los minutos, me preparo, salgo de casa. Miro el reloj: son las 18:30 pm. En diez minutos tendré las entradas en mi bolsillo.
Viernes, 6 de marzo de 2009, 18:50 pm.
Estoy sentado en la butaca. Mientras hablo con mis amigos me olvido de todo, me relajo. Una música de ascensor suena en la sala, en la que va entrando gente. Veo adolescentes, parejas de mediana edad e incluso hombres que rondan los cincuenta. Un público muy extraño para el tipo de obra que, intuía, iba a presenciar. Se apagan las luces. Apago el móvil y, de reojo, miro la hora: 18:55 pm. Quedan cinco minutos para el fin del mundo.
Viernes, 6 de marzo de 2009, 19:00 pm.
Esta será mi última palabra antes de descubrir la verdad. Varios tráilers y anuncios preceden al logotipo de Legendary Pictures y Paramount. Empieza la película. Y más abajo, sigue mi crítica. Sin spoilers.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Los primeros minutos me hacen dudar. Una secuencia larguísima sirve de presentación al comediante, personaje en torno al cual gira casi toda la historia original. Alguien aparece en su domicilio y, tras una larga batalla, éste fallece. "Demasiado tiempo bala", pienso. Si esto sigue así me voy a mosquear. La cosa cambia rotundamente cuando empieza a sonar la canción "The Times They Are A Changin" de Bob Dylan mientras en los créditos se resume la historia de los Minutemen. Esto marcha. Y a medida que la película sigue avanzando, puedo pensar para mis adentros que, definitivamente, Snyder no ha prostituido la novela.
Al acabar de verla no sé cómo afrontar el visionado. Tengo sentimientos encontrados. Los siete primeros capítulos están aquí intactos, no han cambiado nada. Secuencias como el funeral del comediante demuestran el por qué confío en Zack Snyder, que no se corta e introduce varios flashbacks sin fragmentar la acción ni crear un bajón en el ritmo. Todo está bien enlazado, así da gusto. Puedo sentir el respeto por la obra original. Pero después de la primera hora y media, tras el incendio, la cosa cambia.
Queda una hora de película, faltan cinco tomos por adaptar, de los cuales un par son casi imposibles de llevar a la pantalla sin recortes. Las cosas se aceleran, hay mucho menos divague, todo va más a saco. Se ha sacrificado, en parte, la reflexión filosófica de dos personajes clave de la película. Pero no se han desdibujado sus personalidades, sólo se ha extirpado una pequeña, muy leve parte de su carisma. Siguen estando ahí. Jon, con su espectacular mundo cristalino, y Ozymandias, en su reino urbano. El caos se desata. El final ha cambiado, pero ojo, todo sigue funcionando como un reloj. La reflexión es la misma, no así la forma de llegar a ella.
"Zack Snyder lo ha logrado", me repito. El comediante, Rorschach, Búho Nocturno, Espectro de Seda, Dr. Manhattan y Ozymandias ya son parte del séptimo arte. Son seres con una profundidad bien reflejada y conseguida en este nuevo medio por el que se mueven. La crudeza de los dos primeros, la humanidad de los dos segundos y la supremacía intelectual de los restantes está ahí, se palpa. Ese mundo sucio, malsano, lleno de personas realistas, ha saltado de un lado a otro con una facilidad pasmosa.
Pero a pesar de la alegría, no puedo negar mi desilusión por la ausencia de algunas cosas concretas, incluyendo la mala integración de ciertas canciones (Hallelujah) o algún error de casting (Goode). Estos últimos aspectos no tienen solución, lo primero, sí: la edición en DVD durará en torno a 250 minutos, o eso se ha asegurado. De una forma u otra, Zack Snyder, un joven director de 43 años, ha chapado la boca a quienes decían que "Watchmen" era inadaptable. Y además ha dado una lección y ha reconfirmado la reinvención de las adaptaciones de “superhéroes”. The Dark Knight y Watchmen toman el testigo de Spiderman 2, Batman Begins y X-Men 2. A partir de ahora, las cosas serán diferentes.
Al acabar de verla no sé cómo afrontar el visionado. Tengo sentimientos encontrados. Los siete primeros capítulos están aquí intactos, no han cambiado nada. Secuencias como el funeral del comediante demuestran el por qué confío en Zack Snyder, que no se corta e introduce varios flashbacks sin fragmentar la acción ni crear un bajón en el ritmo. Todo está bien enlazado, así da gusto. Puedo sentir el respeto por la obra original. Pero después de la primera hora y media, tras el incendio, la cosa cambia.
Queda una hora de película, faltan cinco tomos por adaptar, de los cuales un par son casi imposibles de llevar a la pantalla sin recortes. Las cosas se aceleran, hay mucho menos divague, todo va más a saco. Se ha sacrificado, en parte, la reflexión filosófica de dos personajes clave de la película. Pero no se han desdibujado sus personalidades, sólo se ha extirpado una pequeña, muy leve parte de su carisma. Siguen estando ahí. Jon, con su espectacular mundo cristalino, y Ozymandias, en su reino urbano. El caos se desata. El final ha cambiado, pero ojo, todo sigue funcionando como un reloj. La reflexión es la misma, no así la forma de llegar a ella.
"Zack Snyder lo ha logrado", me repito. El comediante, Rorschach, Búho Nocturno, Espectro de Seda, Dr. Manhattan y Ozymandias ya son parte del séptimo arte. Son seres con una profundidad bien reflejada y conseguida en este nuevo medio por el que se mueven. La crudeza de los dos primeros, la humanidad de los dos segundos y la supremacía intelectual de los restantes está ahí, se palpa. Ese mundo sucio, malsano, lleno de personas realistas, ha saltado de un lado a otro con una facilidad pasmosa.
Pero a pesar de la alegría, no puedo negar mi desilusión por la ausencia de algunas cosas concretas, incluyendo la mala integración de ciertas canciones (Hallelujah) o algún error de casting (Goode). Estos últimos aspectos no tienen solución, lo primero, sí: la edición en DVD durará en torno a 250 minutos, o eso se ha asegurado. De una forma u otra, Zack Snyder, un joven director de 43 años, ha chapado la boca a quienes decían que "Watchmen" era inadaptable. Y además ha dado una lección y ha reconfirmado la reinvención de las adaptaciones de “superhéroes”. The Dark Knight y Watchmen toman el testigo de Spiderman 2, Batman Begins y X-Men 2. A partir de ahora, las cosas serán diferentes.